Crítica de 'Espejo, espejo' (2022): Un turbio reflejo
Crítica de cine ·
En los fantásticos melodramas del llorado Douglas Sirk ('Sólo el cielo lo sabe', 'Escrito en el viento', 'Imitación a la vida') los espejos son siempre utilizados como una metáfora. Ahora, en 'Espejo, espejo' se emplean para sugerir que en la vida, una parte de nosotros quiere algo, pero la otra desea lo contrario. Sus protagonistas son cuatro currantes en crisis que trabajan para una empresa de cosméticos. Luchan por lo que quieren mientras se enfrentan a sus propios reflejos ante el prisma. Ambición, miedo, amor y puñaladas traperas se mezclan en esta forzada parodia costumbrista sobre la identidad. Y es que, a veces, tu peor enemigo eres tú mismo.
Es una pena que algunos enredos quieran insertarse a toda costa dentro del género de la comedia disparatada cuando, en realidad, lo que llevan en su interior es una mala leche digna de mejor causa. Algo de eso le ocurre a 'Espejo, espejo', que no termina de funcionar cuando fuerza el humor trotón. Para más 'inri', algunos de sus personajes están metidos con calzador -incluido el 'friki' encarnado por Carlos Areces-, en una astracanada desbordada por una incesante palabrería. Es probable que algún día los espectadores nos veamos al otro lado del espejo, abriéndonos caminos en territorios lúdicos, habitando en ellos. Pero tendrá que ser en otra película.
Espejo, espejo
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España. 2022. 80 m. (12). Comedia.
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Director: Marc Crehuet.
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Intérpretes: Malena Alterio, Santi Millán, Natalia de Molina.