Crítica de 'I Care a Lot' (2020): El día de las tramposas

Humor negro, personajes antipáticos, dobles-triples traiciones y giros inesperados son los ingredientes con los que J. Blakeson arma un thriller que huele a derivación cínica y posmoderna de 'El día de los tramposos', de Joseph L. Mankiewicz. Nadie es bueno ni malo en una película que juega al equívoco con los roles de presa y depredador en un contexto de cruel y despiadado darwinismo social.

Con Rosamund Pike en la senda del personaje que interpretó en 'Perdida' (dura como un diamante capaz de rayar cualquier alma), J. Blakeson activa automáticamente un discurso sobre la ferocidad de las dinámicas capitalistas y el individualismo que subraya la ironía del título; porque en 'I Care a Lot' Pike es la directora de una lujosa residencia de ancianos donde se trata con devoción a unos residentes cuya longevidad es la clave del negocio. Es más cuestionable lo que pretende aportar el guion al subrayar la relación lésbica entre la protagonista y Eiza González, aunque pronto ese añadido queda opacado por la revelación de una trama mafiosa que nos da la oportunidad de asistir a la masterclass de una Dianne Wiest que es la reina en la sombra de la función.

Un experimento a medio camino entre el cine como contenido y el espectáculo como contenedor de intenciones más profundas que el simple entretenimiento.