Crítica de 'Todo ha ido bien' (2021): La muerte a plazos

Según la definición del diccionario de la Real Academia Española (RAE), «la eutanasia es la intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura». En 'Todo ha ido bien', se retrata la angustia de un hombre discapacitado, situado ante el umbral de la muerte. Al fin recurre a su hija con el propósito de poner fin a su angustia. El incansable realizador galo François Ozon ha contado esta vez con la colaboración de veteranos intérpretes para llevar a buen puerto un rasposo drama de la vida cotidiana, que induce al espectador a abrocharse el cinturón de seguridad, para vivir una experiencia extrema, tan dolorosa como discutible.

El derecho a una muerte digna es algo en lo que casi todo el mundo está de acuerdo. Sin embargo, no hay consenso en la forma en que debe llevarse a cabo el suicidio asistido. Sin duda, de todas las desesperaciones, la muerte tiene que ser la peor. Así que hagámonos la pregunta: «¿Es la muerte más fuerte que el amor?

'Todo ha ido bien' resulta una película honesta a la hora de abordar tan espinoso asunto, pero resulta superficial. Porque: «¿Quién estampa la firma mortal? ¿De qué gloria se reviste ese inquietante viaje al más allá? De hecho, ¿los cuerpos de arcilla vagan por las sombrías aguas del lago estigio? Así pues, ¿quién desea convertirse en Caronte...?

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