Crítica de 'Un amigo extraordinario' (2020): Alma, vida y corazón

El doblemente oscarizado Tom Hanks ha sido nominado como mejor actor en la presente temporada, gracias a su espléndida encarnación del presentador televisivo Fred Rogers en la película de Marielle Heller 'Un amigo extraordinario'. La encantadora personalidad de dicho personaje fascinó en Estados Unidos a familias de toda condición, hasta el punto de que un avezado periodista intentó en vano encontrar algo sórdido en su pasado. Sin embargo, tras relacionarse con él, le permitió conocer en profundidad a un hombre verdaderamente bueno, convencido de que hacer el bien es la ley del ser humano, su ancla de salvación, su faro, su razón de ser.

Todos sabemos que la maldad existe, esa maldad que no necesita razones, le basta con un pretexto. Tal y como sugiere su máxima responsable, que en esta ocasión lleva a cabo un completo trabajo de introspección, capaz de hacernos comprender la sublime grandeza de Fred Rogers. Sus palabras penetran en nuestros corazones como el vino entra en la boca o el amor en los ojos. Lo que da pie a un drama realizado desde la serenidad, en ese momento de calma en medio del invierno, realzado por la interpretación de Tom Hanks, que cautivará irremisiblemente a los espectadores con aquello que Sainte-Colombe pedía a toda obra de arte: alma.