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Concha Velasco regresa a los escenarios con una obra dramática. Sergio Parra
Concha Velasco: «Me sigue ilusionando todo, porque sin ilusión no se puede vivir»

Concha Velasco: «Me sigue ilusionando todo, porque sin ilusión no se puede vivir»

La artista estrena el miércoles en San Sebastián 'La habitación de María', un monólogo dramático que podría ser su último trabajo teatral

roberto herrero

SAN SEBASTIAN

Domingo, 16 de agosto 2020, 17:10

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Dice que la salud la va a retirar tras hacer este monólogo en el que interpreta a una escritora que cumple 80 años y padece agorafobia, el miedo a los espacios abiertos, motivo por el que vive encerrada en su lujoso ático. Pero un incendio en el edificio hace necesaria su evacuación del piso donde lleva 43 años sin salir a la calle. Se niega a hacerlo, el motivo es un secreto que Concha Velasco se guarda para el escenario y para los espectadores de esta obra dramática que, dice, quizás sea la más difícil de su carrera.

– El Victoria Eugenia de San Sebastián se vestirá de gala el miércoles, porque usted trae un estreno. Y habrá funciones hasta el domingo.

– La obra se la encargué a mi hijo cuando estábamos representando 'El funeral'.

– ¿Estar sola en escena le inquieta de alguna manera?

– No porque tengo una enorme capacidad para aislarme. Yo creo que me contratan por eso. ¿Has visto la última temporada de 'Las chicas del cable'? ¡Estoy maravillosa!, para qué te voy a engañar. Y eso que en la anterior temporada me habían matado, hasta me habían dado el finiquito en la productora. Pero me han resucitado y para esta temporada han escrito un personaje fantástico. Lo que me gusta es hacer personajes, si no sería directora.

– ¿Le ha servido de algo el confinamiento real para interpretar este personaje?

– No me ha servido de nada. He estado demasiado confinada. Para lo único que ha servido es para releer. Un amigo que era muy inteligente, pero soltaba unas tonterías muy gordas, me dijo que un intelectual no lee, relee. Yo los libros que tengo en mi casa los he leído. Algunos quizás de una manera 'solapera', ya sabes: lees el principio, un poco del medio, lees el final, luego te preguntan y quedas divinamente. Lo que pasa es que ahora tengo un poco mal la vista. ¡Es que tengo 80 años y estoy muy machacada!

– La salud.

– Duermo mal y me pongo películas en blanco y negro. Acabo de ver en la 2 'El ladrón de bicicletas', maravillosa. Lo que no veo son las tertulias políticas, la gente opina demasiado. Es muy fácil ir a la tele y opinar sobre lo que está pasando. Lo que ocurre es terrible en todo el mundo y los gobiernos han hecho lo que han podido. La gente habla como si supiera. Yo hablo de lo que sé. Estoy mucho con el presidente de Cantabria, Revilla, que me encanta cuando habla.

– ¿De verdad?

– Sí, sí. Es un señor mayor que dice verdades como puños. Yo siempre he sido más lista que inteligente y ahora trato incluso de ser inteligente y mejorar. No se puede opinar de todo. Por eso no veo esos programas.

«No veo las tertulias políticas, pero me gusta lo que dice Revilla«

– Dígame que no es cierto eso de que esta es su última obra.

– Pues tiene que serlo porque tengo 80 años. Siempre cuento la broma de mis hijos, que me decían que haciendo una media yo iba a llegar a los 82 porque mi madre murió con 74 y mi padre con 86. Ya sabes que soy creyente, no he cambiado de nada en la vida.

– Pero es una mujer abierta.

– Soy como soy. Soy católica. Cuando le preguntaba a mi madre, que es mi ejemplo de vida, si Dios existe, me decía que no lo sabía, pero que prefería pensar que sí porque le daba consuelo. A mí también me lo da. Me gustaría morirme en mi cama, despacito, sin molestar a nadie. Y nada más. Hasta aquí lo personal que te voy a contar. Bueno, hay una cosa más.

– La escucho.

– Que quiero ser mejor persona.

– El público la adora, ¿lo sabe, verdad?

– Lo sé. Bajo a comer, con mi mascarilla, y se me acerca la gente. Mi hijo intenta que no lo hagan porque tiene mucho miedo a que me contagien. No dejan a nadie que entre en mi casa sin mascarilla, ni el portero. Lo que llevo peor es no ver a mi nieto, que no podrá ir conmigo a San Sebastián.

«Soy católica. Me gustaría morirme en mi cama, despacito y sin molestar»

– ¿Qué es lo que más le ilusiona ahora mismo en la vida?

– Me sigue ilusionando todo, porque sin ilusión no se puede vivir. Yo cuando era pequeña siempre pedía ser feliz y siempre he protestado, porque no era feliz. Y quizás la felicidad la he vivido sin darme cuenta. Tengo ilusión por la vida y por mi trabajo, aunque lo esté pasando mal por la salud y también por la situación económica que se viene. Ya sé que no soy la única y que mucha gente lo está pasando mal. No me gusta aparecer en las entrevistas contando estas cosas, pero tampoco quiero que parezca que me sobra. Aquí estamos con los 50 euros al día para comer cuatro personas, no coger taxis y que me vengan a buscar. Estoy como todo el mundo, aunque un poco mejor porque tengo trabajo. Pero de 'Cine de Barrio' no me han vuelto a llamar.

«Los malos son pocos»

– Por lo que estamos viendo estas semanas en San Sebastián, la gente tiene ganas de teatro y acude en buen número. ¿También esta batalla la va a ganar el teatro?

– Me ha dicho Echanove que le ha ido muy bien en San Sebastián. Echanove, por cierto, que es el que le dijo las verdades como puños al ministro de Cultura, porque siempre tenemos un ministro de cultura rarito, sea de donde sea, para qué nos vamos a engañar. No son muy afines a la cultura. Y Echanove le leyó la cartilla y le cayeron por todas partes, pero tenía razón. ¡Hombre!, se quejaban, lo primero es la sanidad y la gente que está sin cobrar. Cada uno habla de lo suyo como si fuera lo más importante, pero la cultura es siempre…

– ¿Polémica?

– Y eso es por culpa de todos esos que salen siempre pidiendo. Cuando estuve enferma un señor me dijo en el pasillo del hospital que nosotros los actores siempre estamos pidiendo. Por eso, no quiero hablar más de política. Tienen razón, siempre estamos pidiendo, pero parece que somos los únicos que lo hacemos.

– ¿Hay temor de los espectadores a volver a las salas?

– La gente se asusta para ir al cine o al teatro, pero no pasa nada si se siguen las medidas que se han tomado en los teatros. Que haya unos cuantos bárbaros que salen a la calle y hacen tonterías no significa que todos seamos así. Son el diez por ciento. Como siempre, los malos son pocos; no más de ese diez por ciento, pero se les ve mucho.

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