Crítica de 'La trama fenicia' (2025): Liturgia en caja de zapatos
Dicen que se repite. Que es insoportablemente manierista. Que lleva películas y películas royendo el mismo hueso. Que ya no tiene la menor gracia. Que ... mantiene al espectador a una distancia excesiva. Que ya no es tan original ni tan impactante ni tan soprendente como lo fue en maravillas como 'Los Tenembaums', 'Fantástico Mr. Fox' o 'El Gran Hotel Budapest'.
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Dirección: Wes Anderson.
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Guion: Wes Anderson, Roman Coppola.
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Fotografía: Bruno Delbonnel.
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Música: Alexandre Desplat.
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Intérpretes: Benicio del Toro, Mia Threapleton, Michael Cera, Tom Hanks, Scarlett Johannsson.
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Duración: 101 m.
Que digan. A los demás (aunque tal vez seamos minoría) esta 'Trama fenicia' nos parece una prístina y límpida obra de orfebrería cinematográfica; científica incluso en su belleza inmaculada. Un puzzle cuidadísimo y pulcrísimo. Una ceremonia fílmica en la que Wes Anderson y todos los que con él trabajan y gozan (desde Charlotte Gainsbourg a ese compositor imbatible que es Alexandre Desplat. Desde Bill Murray haciendo de algo parecido a Dios hasta Milena Canonero, su portentosa creadora de vestuario) ejercen de espléndidos oficiantes. Una ceremonia cuya liturgia (absoluta y felizmente pagana) resulta excepcionalmente compleja y elaborada. Gloriosamente insensata. Puzzle imposible de (des)encajar que nos remite, nos hace rebotar en universos tan deliciosa y ferozmente incongruentes como los que se crean en los libros de Perec ('La vida instrucciones de uso', 'Las cosas'...).
Una ceremonia donde cada encuadre es una obra de arte, donde la puesta en escena es tan pura maravilla como la lluvia en Sevilla. Una liturgia seria y regocijante con portentosos, si silentes y nunca ostentosos, movimientos de cámara, movimientos que rastrean con finezza a aquellos que se mueven dentro de la escena (incluido Dafoe en esas divinas secuencias en extraño blanco y negro) o contemplan los hermosos objetos dispuestos por ese tremendo diseñador de producción, Stockhausen). Una liturgia de encuadres matemáticos que a algunos nos hacen levitar asombrados. Digan lo que digan tantos otros.
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