Crítica de '28 años después' (2025): Debemos morir. Y amar
Ustedes entenderán y hasta puede que aprueben las cuatro estrellas de calificación de esta película dirigida por ese cineasta por el que hubiésemos dado la ... vida cuando filmó 'Trainspotting' y escrito por el magno autor de 'Civil War' y 'Men'. Lo harán hasta que llegue el chafarrinoso final del epílogo que más bien se diría el descarte de una película mala de superhéroes mamarrachos. En esos momentos ustedes (yo también) no le concederían ni esas míseras dos estrellas que marcan el corte entre lo chungo y lo bueno / bonísimo.
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Dirección: Danny Boyle.
Pero hasta que ese final llega (olvídenlo, no merece la pena) Boyle y Garland junto a unos actores en absoluto estado de gloria, un director de fotografía capaz de iluminar y oscurecer labelleza del espanto, de ese 'después del apocalipsis' filmado en tierras inglesas que parecen imaginarias (Northumbia, Newcastle...) y unos compositores increíbles, los edimburgeses Young Fathers, reyes sin corona del progressive hip hop, de ese rap que va directo a la yugular, se marcan un peliculón excéntrico, extravagante, capaz, como han escrito bastantes, de suicidarse continuamente y volver a renacer. Un películón que va más allá del corazón de las tinieblas (Joseph Conrad, Coppola y Brando se habrían arrodillado ante el personaje del Dr Kelson, quien, con todo el cuerpo pintado de yodo, susurra 'Memento mori, memento amoris'). Sí, recordemos que hemos de morir y hemos de amar.
Desde que comienza la película, brutal, filmando con el móvil la apertura de la historia, hasta dos minutos antes de la horrorosa cola del epílogo aquí hay terror, crítica a las tradiciones antañonas, dudas existenciales, mística y aprendizaje. Un 'memento'. Un 'memento cinema'. Recuerda, el cine. Siempre.
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