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Josu Olarte
Jueves, 14 de noviembre 2024, 13:19
Consagrado junto a Bruce Springsteen como el astro más incombustible del rock de estadio, Bryan Adams sigue siendo, a sus bien llevados 65 años (milagros ... del veganismo, quizás), una suerte de Dorian Gray o Peter Pan del rock, ajeno al paso del tiempo.
Ya situado como uno de los cantantes y compositores más aclamados de su liga, hace casi dos décadas (febrero de 2005) inauguró el BEC para los grandes conciertos. Y en su regreso por cuarta vez al recinto, culminando la programación de su vigésimo aniversario, mantiene su aseada imagen de estrella accesible y sin pretensiones, y sigue defendiendo la fórmula que, cuatro décadas después, aún le permite lograr 'sold outs', como el que este viernes volverá a registrar un Bizkaia Arena donde apenas queda alguna entrada de visibilidad reducida.
Su receta atemporal parte del rock guitarrero con melodía e impenitente espíritu juvenil ('18 hasta que muera', titula uno de sus discos) que simboliza su tercer álbum 'Reckless' (84), que le consagró hace 40 años como alternativa comercial al propio Springsteen. Y se adereza con baladas amplificadas en películas como 'Robin Hood', 'Don Juan de Marco' o 'Los Tres Mosqueteros', además de ocasionales duetos (Sting, Barbra Streisand, Rod Stewart, Tina Turner, Pavarotti, Jennifer López…) y puntuales incursiones en el pop más o menos aséptico.
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Una combinación que, por encima de modas y coyunturas, le ha permitido perpetuarse y vender más de 100 millones de copias. Y es que, pese a ser el epítome del rock americano de FM, a pesar de su origen canadiense (Kingston, Ontario, 1959), Bryan Adams siempre ha tenido gran facilidad para producir canciones adhesivas como el chicle que evoca su apellido.
Hijo de diplomático y guitarrista precoz, a los 18 ya componía para Alan Lloyd o Kiss. Que tuviera que fregar platos para poder costearse su primera guitarra contrasta con su elitista vida actual, con residencias en París o Londres, su debilidad por la realeza británica (le llegaron a vincular con una Lady Di que le inspiró en el 83 'Diana') o la amplia gama de 'celebrities' del arte, la política o la música a las que ha retratado en su otra vocación de apreciado fotógrafo. Aficionado también a la moda y la arquitectura, Bryan es un rockero adulto de noble corazón que, sin llegar al mesianismo de Bono, defiende los derechos de los animales y apoya todo tipo de causas humanitarias y ecológicas a través de su propia fundación filantrópica.
Tras reciclar algunas de sus composiciones más célebres para el musical 'Pretty Woman', Adams se embarcó hace dos años en una gira intermitente con el nombre de su último disco de estudio, lanzado durante la pandemia y que, en contraste con el estado de ánimo imperante, tituló 'So Happy It Hurts' (Tan feliz que duele).
«Siempre intento tener una visión optimista», diría sobre su trabajo de estudio nº 17 que, con temas como 'Kick Ass' o 'Never Gonna Rain', evoca el pegajoso y musculoso rock melódico con el que se consagró en los 90, con algo de barniz actual aportado por el productor Robert 'Mutt' Lange.
En todo caso, Adams acostumbra a presentar en vivo sus nuevas composiciones de manera testimonial, consciente de que el público que llena sus conciertos quiere corear y celebrar su larga saga de éxitos. Temas de rock FM como 'Summer of '6', 'Run to You' o 'Kids Wanna Rock', baladas popularizadas en duetos o películas ('All for Love', 'Have You Ever Really Loved a Woman', 'Heaven', 'Everything I Do'...), alguna versión en la línea de su disco de covers 'The Tracks of My Tears' (13) (con temas de Joe Cocker, Kiss, Thin Lizzy...) y hasta alguna petición del público que, a la manera del Boss, Bryan concede en las más de dos horas que suele actuar, apoyado en su habitual banda básica, que incluye a acreditados profesionales como el guitarrista Ken Scott, el baterista Pat Steward o el teclista Gary Brett.
Tan adicto a los escenarios como a la soltería, Bryan Adams mantiene un tirón popular que convierte su vida casi en una gira interminable. No por casualidad, el segundo sencillo de su nuevo álbum (escrito además para el popular calendario Pirelli, con fotos suyas) se titula 'On the Road'. De hecho, el de Ontario tiene previsto continuar en la carretera hasta la primavera del año próximo.
Tras su etapa peninsular, que hasta el día 24 incluye cuatro citas agotadas en Portugal, su periplo de grandes conciertos continuará en India, donde pasa por ser uno de los occidentales más populares, y pasará la Navidad actuando en el Golfo Pérsico. En enero regresará a España para presentarse en Sevilla (día 15) y Valencia (19) y, tras una gira austral en febrero junto a James Arthur y una semana de residencia en Las Vegas, enlazará con su siguiente tour 'Roll with the Punches', con una docena de conciertos en mayo en Reino Unido e Irlanda.
Todo ello ya desde la independencia que ha optado por abrazar, tras romper con su mánager de más de 40 años. El primer gran lanzamiento de su nuevo sello, Bad Records, es el triple CD (o cuádruple álbum) que recoge los tres conciertos seguidos que en mayo ofreció en el Royal Albert Hall londinense.
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