Binomio imposible
Sin rodeos ·
La salida de Reino Unido de la UE ha hecho saltar por los aires el intercambio cultural entre los antiguos sociosLa cultura y el Brexit se han convertido en un binomio imposible. Cosa sorprendente, ya que la salida de un proyecto de integración no tendría ... por qué hacer saltar por los aires las creencias, los valores e incluso el patrimonio y la cultura material compartida. Pero las cosas son como son y la política manda, con lo cual la cultura no es sino ahora en el Brexit un capítulo más de las nuevas normas de intercambio en ese espacio europeo del que han desistido los británicos. El ejemplo más visible de esto último es el final de los británicos en el programa Erasmus, el que ha sido como se diría ahora el mejor tutorial de europeísmo, cosmopolitismo e intercambio cultural para las generaciones de las tres últimas décadas. Seguramente alguien abjuró de su coste económico o de su efecto en la demolición del furor nacionalista, llegando a la conclusión de que era preciso terminar de un plumazo con este valioso programa de intercambio. Total, que ahora veremos a los estudiantes británicos por Europa resucitando un 'Grand Tour' decimonónico, eso sí, cumplimentando las formalidades aduaneras, con visados y siempre con la consideración de ciudadanos extracomunitarios.
Lo mismo que los músicos en gira, cuyo instrumental es ahora una mercancía en tránsito aduanero y su trabajo una actividad sometida a visado. En cuanto a las obras de arte, que son sin duda un ejemplo claro de cultura tangible e intangible, su propiedad, tenencia y compraventa también las vincula ahora con legislaciones diferentes e incluso con ajustes fiscales en frontera. Se dirá que la cultura no merecía tanta burocracia. O también que, si al final el Brexit ha logrado salvar con un acuerdo comercial la libre circulación de mercancías, entonces no tiene pase que se mantengan barreras para la cultura. Seguramente el tiempo y la negociación lograrán en el futuro algún acuerdo cuyo contenido permita restablecer esa interculturalidad o esa coexistencia asentada en valores comunes de convivencia, donde la cultura no sea tratada como un camión de coliflores o como un palé de acero corrugado. Veremos.
Teatro vasco
Magma alternativo
Mario Gas y Shakespeare con sus dilemas son siempre interesantes. El actor y director ha transitado mucho por las tragedias y las comedias de Shakespeare, por sus matices, sus evocaciones y sus sentimientos, entendiendo los celos patológicos de 'Otelo' para dirigirlo y también diseccionando en 'Julio Cesar' el poder, la justicia y el crimen para interpretarlo. Shakespeare como un formidable acto de fe, sí, también en una adaptación contemporánea de 'El rey Lear' dirigida por el bilbaíno Richard Sahagún e interpretada por Mario Gas, cuya producción y estreno en el Teatro Arriaga se pospone, se posterga o se arrumba como el amontillado. ¿Tendrá que triunfar antes en Venecia o en el Teatro de la Abadía para que le abran las puertas del Arriaga? Entre viaje y viaje a Basilea, Berlín o Viena, bien haría Calixto Bieito en mirar un poco más al magma alternativo de la dramaturgia vasca.
El canon del arte
Paso a los emergentes
Ciertamente la narración de la historia del arte con la que hemos crecido los europeos y los norteamericanos descansa casi exclusivamente en el canon occidental, algo cada vez más cuestionado en el actual mundo global del arte, donde ahora se reclama más peso a la diversidad racial y cultural. Prueba de ello es el ranking anual que elabora 'Art Review' sobre las personas más influentes en ese ámbito. Pues bien, en esta edición los grandes popes occidentales se han visto postergados por los emergentes. De hecho, mientras que el director del MoMA, Glenn D. Lowry, solo ocupa el puesto número 7 y los poderosos galeristas Larry Gagosian, David Zwirner e Iwan Wirth las posiciones 29, 30 y 31; en la cabeza de la clasificación aparece el movimiento Black Lives Matter, seguido de un colectivo de artistas indonesios, de los autores que hicieron un informe para el presidente Macron sobre la restitución de piezas tras la descolonización, del movimiento #MeToo, del poeta y crítico afroamericano Fred Moten y de Arthur Jofa
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