La bilbaína Marisa González gana el Velázquez por su arte tecnológico y feminista
Ha realizado obras sobre el vaciado y destrucción de la fábrica de Harino Panadera en Irala y sobre las ruinas de la central de Lemoiz
Bilbaína de 1943, Marisa González tenía claro que su futuro no pasaba «ni por ser secretaria ni por casarse con un señor». La ciudad no daba muchas oportunidades de expansión para las mujeres. Terminó la carrera de Piano por «voluntarismo». «Me gusta acabar lo que empiezo, pero sabía que no valía para pianista profesional y que no quería ser profesora. Así que me preparé en una academia de la Gran Vía, la Leonardo da Vinci, para pasar el examen de dibujo de Bellas Artes en Madrid. Mandaba el academicismo y tampoco me veía pintando 'antoñitos' (por Antonio López). En 1971 me fui a hacer un máster al Art Institute de Chicago. Tenía asignaturas de vídeo y estaba en un departamento que se llamaba 'Generative Systems' (sistemas generativos)».
Publicidad
Este es el comienzo de la carrera de una artista que consiguió este martes el Premio Velázquez, la mayor distinción oficial –del Ministerio de Cultura– en el campo de las artes plásticas, dotada con 100.000 euros. El jurado destacó en su fallo la «amplia trayectoria como artista multimedia» de la bilbaína, «pionera en la utilización de nuevas tecnologías desde los años 70». Unos años «difíciles» en los que sintió que su arte «no se comprendía bien». «Entonces éramos unos bichos raros –admite– pero las nuevas tecnologías me apasionaron y ahí me quedé».
El jurado valora asimismo su trayectoria por su implicación con el «feminismo, la memoria y la arqueología industrial, el reciclaje y la ecología, la atención a los procesos de exclusión y la precariedad».
De sus años de Chicago recuerda sus trabajos con la primera fotocopia a color que hubo en el mundo. «Solía venir el inventor de la máquina para ver cómo la utilizábamos como herramienta creativa», incide. A mediados de los setenta amplió su formación en la Corcoran School of Art de Washington D.C. «Allí hice mi primer trabajo feminista, a partir de una noticia que leí sobre las torturas a mujeres en el régimen de Pinochet. Me pregunté por la violencia machista contra las mujeres que tenía a mi alrededor y con ello realicé una obra con la que puedo considerarme una de las pioneras dentro del arte feminista».
60 muestras individuales
Volvió en 1977 y expuso en la galería bilbaína Aritza, fundada y dirigida por Sol Panera. Fue su primera exposición desde su regreso a España. «Vino a verla uno de mis profesores en la academia de la Gran Vía, Alfonso Ramil, que me dijo: 'Nunca habrías llegado a esto si no hubieras salido'».
Publicidad
En 1994 participó en la muestra colectiva Bilbograph sobre la imagen tecnólogica, que se celebró en la Sala Rekalde con el comisariado de Joseba Lopezortega.
Siete años después, con su proyecto sobre la fábrica de Harino Panadera de Irala, contó con sus medios tecnológicos, en el edificio Ilgner de Barakaldo, el relato del vaciado y demolición del conjunto de edificaciones, maquinaria y documentos de la empresa, que llegó a tener 1.000 empleados y el monopolio del pan en Bizkaia. «En los documentos estaba la memoria de los trabajadores, con sus copias de sus libros de familia, y del consejo de administración. Fue una investigación sobre el mundo de la industria en el País Vasco. ¿Quién lo levantó? No tengo ninguna duda: los trabajadores inmigrantes».
También recogió los documentos de la central nuclear de Lemoiz para «rescatar la parte humana, las condiciones laborales». El resultado se expuso en la galería Vanguardia en 2004 con imágenes de foto y vídeo de las ruinas de la central cubiertas de musgo, hongos y oxidación.
Publicidad
Con obra en múltiples museos y colecciones, González ha realizado más de 60 exposiciones individuales y 150 colectivas, con presencia en la Bienal de Venecia, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Tabacalera (Madrid) o el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB).
Referente en su ámbito creativo, dirige talleres, imparte conferencias y ponencias sobre nuevas tecnologías y creación artística. «La reproducción de las imágenes, y del fragmento y su repetición o generación de la forma como valores emblemáticos de lo contemporáneo están presentes en todo su trabajo», resume el jurado.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión