El Bellas Artes restaura cinco obras de Txomin Badiola, cuatro donadas por el artista
El museo también ha reparado cuadros de Anglada Camarasa, Sistiaga y Alberto Arrue, y cinco dibujos de Julio González
Sin la inauguración de la Escuela de Bellas Artes de Sarriko a mediados de los años setenta, ya con rango universitario y cuando se exigía ... un durísimo examen de dibujo para entrar, la creación plástica en Euskadi no habría sido la misma.
Allí coincidieronTxomin Badiola, Darío Urzay, José Chavete, Juan Luis Moraza, Marisa Fernández y Jesus Mari Lazkano, entre otros. Los enumeró ayer Badiola en el Bellas Artes de Bilbao y citó el espíritu que unía a muchos de ellos. «Fue un momento muy importante para mi trayectoria y creo que también para el arte vasco. Reaccionábamos contra la escultura anterior, contra sus materiales, contra su carácter mitológico».
En vez del hierro, el granito, el mármol o el alabastro, Badiola (Bilbao, 1957) utilizó listones de madera sobre el suelo, sin peana en el 'Cuadrado sólido, nº2'. Se compone de diez tablones colocados en paralelo, ocho de ellos pintados en un azul grisáceo, y cinco dibujos. Uno de ellos lleva la palabra 'pintura' para cortocircuitar la percepción de que lo representa es una escultura.
El artista realizó la pieza cuando estaba «en tercero o cuarto» de carrera. «Nos acercamos al minimalismo y al conceptual, debatíamos sobre los procesos del arte. Esta perspectiva unía a los escultores con artistas que trabajaban en otros formatos, como Darío (Urzay)», explicó.
Realizada en 1981, el Bellas Artes compró la obra dos años después y fueron los procesos de la pieza, de la madera de chopo y de la pintura, los que la pusieron en riesgo físico. Por eso entró en el programa de conservación y restauración anual del museo de 2022, patrocinado por la Fundación Iberdrola, cuyos resultados se acaban de presentar. En ellos también se encuentran obras de Anglada Camarasa, Julio González, José Antonio Sistiaga y Alberto Arrue.
Pintura sin ventana
La madera de 'Cuadrado sólido, nº2' tenía un tono «dorado, amarillo, además de manchas, impactos y deformaciones», describió la jefa de restauración y conservacoón del Bellas Artes, María José Ruiz Ozaita. Llevaban tiempo hablando con el artista y hace un año tomaron la decisión de «reeditar» la obra, realizar una réplica con otra madera y empleo de pintura al agua en vez de al aceite, con un color producido y aplicado por el taller Amasté, dentro de un proceso en el que ha participado el propio creador.
En el desarrollo de las conversaciones, surgió la posibilidad de que Badiola realizara alguna donación, que se ha concretado en cuatro esculturas y 18 dibujos. «Han estado en mi almacén durante unos cuarenta años y es de lo poco que sobrevivió a una inundación en un espacio anterior», contó el artista.
Las piezas donadas se exponen en las primeras salas del ala derecha del primer piso del museo, al lado de una galería de retratos de Luis Izquierdo-Mosso con los protagonistas del mismo periodo de cambio en el arte vasco. Muchos de ellos compartieron un edificio reconvertido en estudios del muelle de Uribitarte en la primera mitad de los años ochenta.
La obra más antigua es de 1979. Colgada sobre la pared, consta de tableros recortados y pintados de un color grisáceo. La idea de la pintura como ventana se rompe. El soporte no es lo que acoge en su interior los sucesos del exterior, ya que todo sucede en la madera, en su superficie monocroma, pintada de nuevo por el artista debido a la decoloración que presentaba. Otras tres esculturas de 1981, también con problemas de color resueltos entre Badiola y el departamento de restauración, más los dibujos, completan la donación,
En el acto de presentación estuvieron Fernando García Sánchez, presidente de la Fundación Iberdrola; el consejero de Cultura y presidente del patronato del museo Bingen Zupiria; y el director del mismo, Miguel Zugaza.
Ruiz-Ozaita explicó las restauraciones del programa de 2022. Del 'Desnudo bajo la parra' de Anglada-Camarasa eliminaron el denso barniz oxidado que alteraba los valores cromáticos del cuadro y las características de la pincelada del pintor, En los cinco dibujos de Julio González quitaron los rastros de adhesivo del reverso y unieron un desgarro en el papel y una esquina rota.
El estudio con reflectografía infarroja del lienzo 'Retrato de una dama', de Arrue, reveló cambios significativos –'arrepentimientos'– en la posición del brazo de la figura. Se han eliminado deformaciones, desgarros y manchas. En 'Acción vital' de Sistiaga, se ha tratado la supericie pictórica y reintegrado pequeñas pérdidas y fisuras.
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