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Imagen de la película. E. C.

Bayona devora dinosaurios en una 'peli' de 260 millones

El director de 'Lo imposible' es el primer español al frente de una producción de tanto presupuesto. Su aportación ha consistido en mutar la aventura en terror siniestro

OSKAR BELATEGUI

Viernes, 8 de junio 2018, 00:30

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Juan Antonio Bayona tenía 18 años cuando vio 'Parque Jurásico' en un cine de Barcelona. «Como mucha gente de mi generación me quedé maravillado», recuerda. «Las criaturas que habitaron nuestro planeta hace millones de años tenían algo absolutamente cautivador. La primera vez que vi al Brachiosaurus en una pantalla decidí que cualquier cosa era posible». La cinta de Steven Spielberg se estrenó en España el 8 de octubre de 1993. La vieron 6 millones de espectadores y despertó una fiebre por los dinosaurios que nunca ha cesado.

¿Por qué es tan trascendental en el cine moderno esta historia sobre científicos que se creen Dios? Hasta entonces, las bestias prehistóricas habían aterrorizado desde la pantalla gracias a la maña de magos de los efectos especiales como Ray Harrihausen. La animación 'stop motion' o fotograma a fotograma hacía cobrar vida a las criaturas. Otras veces se recurría a los trucajes fotográficos o al socorrido actor metido en un traje de goma. Spielberg quería ir más allá y reclutó a los mejores artistas de los efectos especiales.

'Jurassic World': el reino caído

  • Director J. A. Bayona.

  • Reparto Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, James Cromwell.

  • Duración 128 m.

Dennis Muren, la leyenda de Industrial Light & Magic (ILM), la empresa de George Lucas, le presentó unas escenas digitales de los Gallimimus corriendo por la isla Nublar. Spielberg quedó encantado, pero siguió combinándolas con las técnicas tradicionales. ILM le mostró después las imágenes de un Tiranousario Rex a plena luz del día, sin sombras y en plano fijo. Al verlas, el marionetista Phil Tippet se giró hacia Spielberg y le dijo: «Soy un animal en extinción».

Nunca un director español ha afrontado un proyecto cifrado en 260 millones de dólares, buena parte del cual se ha ido en diseñar dinosaurios digitales. Bayona ha sabido hacer suyo el encargo de dirigir la quinta entrega de la franquicia surgida de la novela de Michael Crichton sin traicionar el espíritu de Spielberg. La aparición 21 años después de Jeff Goldblum, el carismático doctor Malcolm, apunta las intenciones del autor de 'El orfanato': trabajar el suspense y el sentido de la maravilla. Se trataba de fascinar y no de apabullar. El empleo de bestias animatrónicas, como el T-Rex que ya aparecía en la primera entrega, también demuestra que el director español no solo quería deslumbrar con imaginería digital. Lo certifica Steven Spielberg: «Es la primera película de la saga jurásica en la que puedo decir de verdad que contiene un monstruo. El Indoraptor es un dinosaurio, pero también un monstruo. Por lo que 'El reino caído' es el primer híbrido entre una película de dinosaurios y una de terror».

Grandes, feroces y muertos

'El reino caído' arranca tres años después de que el parque temático y complejo turístico 'Jurassic World' fuera destruido por los dinosaurios fuera de control. La isla Nublar ha sido abandonada por los hombres y las bestias sobreviven en la jungla. La erupción de un volcán llevará a la pareja formada por Chris Pratt y Bryce Dallas Howard a poner en marcha un plan para salvar a los dinosaurios de la extinción.

«Steven Spielberg me dio esta oportunidad», agradece Bayona. «Me parece maravilloso haber trabajado con él. Además, después de rodar 'El orfanato', 'Lo imposible' y 'Un monstruo viene a verme', me apetecía mucho hacer una película de aventuras. La propuesta llegó en el momento más oportuno».

Rodar una megaproducción a lo largo de 135 días entre los estudios Pinewood en Londres y Hawái no amilanó a Bayona, que se llevó consigo a Belén Atienza, la productora de todas sus películas desde 'El orfanato'. El director de fotografía Óscar Faura, el montador Bernat Vilaplana y el director Eugenio Mira en la segunda unidad también se sumaron al equipo. Hasta aparece Geraldine Chaplin, actriz fetiche del realizador.

Introducir el terror gótico en la segunda parte del metraje se antoja un acierto en una saga agotada que poco más puede ofrecer. Spielberg siempre ha justificado la atracción de los niños por los animales prehistóricos en su carácter misterioso. «A un psicólogo de Harvard le preguntaron por qué los dinosaurios gustaban tanto a los chavales y contestó: Es fácil. Son grandes, feroces y están muertos», alecciona el autor de 'Tiburón'.

Bayona dosifica la tensión y los golpes de efecto con el dominio de un veterano que siempre hubiera trabajado en Hollywood. Cuando la aventura da paso al drama siniestro, los que dan más miedo son los villanos de carne y hueso, que no dudan en servirse de los avances de la ciencia para ponerlos al servicio del mal. De ahí la dimensión política de este 'blockbuster' perfectamente engrasado, que no añade nada nuevo pero consagra al realizador más ambicioso de su generación, que ha cumplido el sueño de replicar a su maestro.

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