Azkuna Zentroa muestra en su fachada 'La llave del alma'

Si el alma fuese un espejo que cae al suelo, se fragmentaría en 12 partes. Esos elementos son los que permiten al ser humano comprenderse a sí mismo y todo lo que lo rodea. La génesis de la consciencia y sus emociones. Los artistas Asier Irazabal (1978) y Hernán Quipildor (1972) han trasladado estos conceptos a una serie de símbolos que desde hoy y hasta el 1 de octubre se exhibirán en la entrada a La Alhóndiga por la plaza Arriquibar.

'La llave del alma' es la más reciente intervención artística que se enmarca en el 'Proyecto Fatxada' de Azkuna Zentroa. En esta obra, los artistas usan un lenguaje simbólico que da forma a las ideas del espacio, la esperanza, la muerte, el odio, el amor, la conciencia, el ser, la luz y el significado. Completan el proyecto tres conceptos que podrán apreciar los visitantes en las lonas de la entrada.

«Primero, el miedo es el origen de todo. Cualquier proceso artístico se inicia con la experimentación del miedo. Luego está el tiempo, que tiene que ver con vida. Y finalmente, la posibilidad, que es la contracara del miedo», ha explicado Quipildor, artista argentino con estudios en Economía y Filosofía. Siguiendo el recorrido, el público se encontrará con una pantalla donde se presentarán cada uno de los trazos –unas veces de manera individual, otras a modo de mosaico– acompañados de una palabra que los describe en varios idiomas.

Irazabal, experto en producción de vídeo, es el otro componente de esta dupla artística. Él ha sido el encargado de trasladar los elementos a lo audiovisual. «Como los símbolos hablan por sí mismos, ya te van trayendo la narrativa. Con un poquito de gráfica y letras explicando qué significa cada cosita, al final creo que se entiende bien», comenta.

'La llave del alma' ha nacido como una extensión del libro 'El gesto', escrito por Quipildor, en el que habla de los conceptos primarios desde un abordaje más filosófico. En la obra explora qué es la conciencia y el ser. El proyecto visual surgió de la necesidad de expresar las ideas mediante otros lenguajes para hacerlas más comprensibles. El artista argentino contó que su propia madre le dijo que no había entendido el libro, y eso se convirtió en una fuerte motivación para él.