Taiwán y Euskadi mezclan su arte en la exposición de Bizkaia Aretoa 'La voz de las mareas ondulantes'
Muestra la conexión entre ambas culturas con el trabajo de siete creadores autóctonos y otros siete del país asiático
¿Qué sabemos de Taiwán? Generalizando, y a lo sumo, que construyen buena parte de la tecnología que utilizamos y que políticamente mantienen un enfrentamiento ... con China. Sin embargo, el comisario Yung-Hsien Chen es allí una figura relevante del arte contemporáneo que ejerce su actividad como creador, curador independiente, crítico e investigador. Ha seleccionado a siete artistas compatriotas que participan en 'Voice of Rolling Tides' (La voz de las mareas ondulantes), evocador título para una muestra del arte más contemporáneo que mezcla a representantes asiáticos con otros siete autóctonos seleccionados por el comisario y artista vasco Txema Agiriano (responsable de los festivales Bideodromo y MEM): «Demostramos que la distancia entre ambas culturas no es tan grande». Podrá verse desde hoy y hasta el día 30 en la sala Chillida de Bizkaia Aretoa.
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Sobre los puntos en común entre los dos países, señala Yung-Hsien Chen que «en 1926, el Imperio español construyó el Fuerte de San Salvador en Keelung (Taiwan), acontecimiento que marcó el inicio de un nuevo tipo de corriente cultural y dio lugar a un paisiaje geográfico donde coexisten los recuerdos». Añade que, en base a esto, el título de la exposición, 'La voz de las mareas ondulantes', «simboliza el vital proceso de la historia, la memoria y la cultura, que emergen, retroceden y resurgen como las mareas. Mediante performances en vivo y audiovisuales, videoarte, tecnología de inteligencia artificial y nuevos medios, ofrecen profundas interpretaciones contemporáneas de la memoria autóctona, la geopolítica y la imaginación tecnológica». Con lo que las dos ideas del principio no eran desacertadas.
La semilla de esta colaboración surge a iniciativa del Ministerio de Cultura de Taiwán y la Oficina Económica y Cultural de Taipéi en España para dar visibilidad internacional a la creatividad contemporánea de aquel país. Aunque, como la marea, la visibilidad es de ida y vuelta, pues esta exposición, con los artistas vascos que componen la otra mitad, viajó a aquel destino este verano. Josu Rekalde, que envió su obra, presenta aquí un catalejo por donde se ve de cerca una lejana realidad, tan lejana que lo que presenciamos con nuestro ojo es un vídeo que se está emitiendo en un monitor escondido al otro lado de la sala;en él unas personas atienden a otras recién llegadas en pateras: «Los medios de comunicación nos muestran desastres, guerras, pateras, da igual. Cogemos y pasamos a otra noticia, físicamente sin distancia, pero con mucha mentalmente. Es la paradoja. Y puede ser mentira, un 'fake', con lo que también es importante tomar distancia física para reflexionar».
Una máquina inventada
Explica el comisario taiwanés que en esta exposición se abordan tres temáticas: Fisuras en el paisaje, Memoria corporal y Reverberaciones tecnológicas, y en entre esas tres se encuentran las piezas de Yu-Jung Chen, Ying-Jung Li, Han-Po Huang, Yan-Chao Huang, Ya-Hsuan Lin, Dimension Plus y CHW Lab.
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Sorprendente es la aportación de Carlos Gil Santa Eugenia: ha inventado y construido con agujas de coser de su madre (diseñadora de moda), arena de Conil, metacrilato y fotos y textos una delicada máquina de proyección, la tercera ya, con la que contar una historia, la suya propia. Los otros cinco creadores seleccionados por Agiriano son Eduardo Sourrouille, DOOS (Jemima Cano y Eva Guerrero), Karla Kracht y Kela Coto.
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