Vidarte, en su despedida como director del Guggenheim: «Realmente, la vida es estupenda»
Vidarte afrontó ayer su última inauguración como director del museo, con Miren Arzalluz atenta en la primera fila del auditorio
Abandonando por un momento el pragmatismo que le caracteriza, Vidarte ya adelantó este miércoles en su visita a la feria Arco, en Madrid, que su ... última rueda de prensa como director del Guggenheim (la de ayer) le iba a parecer «rara. Un poco de pena siempre da. Lo voy a echar de menos»,confesó. Y así ha sido hoy, más que extraña, especial. En la presentación de la exposición de Refik Anadol, al final de las preguntas al artista, llegó una dedicada a él, sobre lo que sentía después de tres décadas al frente del proyecto Guggenheim, al presentarse por última vez como su director general.
Y contestó: «Lo que me está pasando por la cabeza en estos momentos es que realmente la vida es estupenda, porque da la casualidad, porque esto es casi por casualidad, de que esta ocasión, que es la última en la que voy a estar presentando aquí una exposición en el museo, coincide con que el Guggenheim está abriendo un nuevo capítulo en su vida. No sólo porque estamos inaugurando este ciclo, sino porque acogemos esta obra basada en una tecnología que va a permitir que esté permanentemente viva y cambiante a lo largo del tiempo. Y eso es algo único y especial en la vida de este museo».
Momento agridulce
Desde la primera fila del auditorio, donde se celebran las comparecencias ante los medios para presentar las nuevas exhibiciones, Miren Arzalluz, su relevo, le escuchaba atenta. «Por eso me hace especial ilusión que esta muestra coincida con este momento, que, como entenderéis, es un momento agridulce, pero que tiene ese punto, desde luego, de alegría».
Agradeció la atención a los medios de comunicación: «Nos ayudan a difundir lo que hacemos, y también doy gracias por el respeto que han demostrado. Y está aquí Miren Arzalluz, mi sucesora, y estoy seguro de que ese respeto y esa atención van a seguir en el futuro». Puede decirse que un tanto emocionado, aceptó los aplausos que le regalaron los asistentes. Y también, claro, el abrazo inesperado del risueño Refik Anadol, aunque parecía no saber demasiado del asunto.
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