Fotos: EFE/AFP

Miren Arzalluz se despide de París con una retrospectiva sobre el precursor de la alta costura

El Petit Palais inaugura una exposición temporal sobre el modista Charles Frederick Worth, que preparó la actual directora del Guggenheim cuando dirigía el museo de la moda en la capital francesa

Miércoles, 7 de mayo 2025, 17:34

El museo parisino Petit Palais inauguró este miércoles su principal exposición temporal para esta primavera y verano: una retrospectiva sobre Charles Frederick Worth (1825-1895), ... considerado el precursor de la alta costura. Curiosamente, una de las comisarias de esta muestra es Miren Arzalluz, la actual directora del Guggenheim de Bilbao. Su participación se debe a su anterior cargo como principal responsable del Palacio Galliera, también conocido como el museo de la moda de París.

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Aunque Arzalluz asumió a principios de marzo la dirección del centro de arte contemporáneo vizcaíno, aún quedaban pendientes para mostrarse dos de las exposiciones que preparó como directora del Palacio Galliera, cuyas riendas llevó entre 2018 y principios de este año. «Cuando me marché, había dos exposiciones que ya estaban terminadas y en pleno montaje», explicó a este medio la hija de Xabier Arzalluz durante el acto inaugural de la muestra en el monumental museo parisino. Aparte de la retrospectiva sobre el creador de la marca Worth, «todavía queda pendiente una retrospectiva sobre el diseñador estadounidense Rick Owens». El museo de la moda inaugurará en junio la muestra sobre este creador minimalista.

Padre de la alta costura

La despedida de Arzalluz de la capital francesa empieza con esta exposición histórica, que cuenta con 400 objetos (vestidos, cuadros, fotografías…) relacionados con el padre de la moda de autor. Desde que creó su casa de moda en París en 1858, ese artista franco-británico se caracterizó por ser el primero en firmar sus vestidos. Daba un toque individual a sus piezas, que ajustaba a los cuerpos de las aristócratas o burguesas que vistió. La emperatriz Eugenia (esposa de Napoleón III), la austríaca Sissi o la condesa Greffulhe, una de las musas creativas de Marcel Proust, estuvieron entre sus clientas más selectas.

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«No solo vistió a la realeza europea, sino también a la nueva clase industrial estadounidense, además de artistas y cantantes de ópera», recuerda Arzalluz. «Fue un gran innovador desde el punto de vista comercial y resultó clave en el cambio de la percepción de la moda como creación», añade sobre el diseñador franco-británico, cuyo legado resultó fundamental para que París se ganara la reputación —y que todavía conserva en la actualidad— de capital mundial de esta disciplina artística.

«Innovó en el aspecto comercial»

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«Sobre todo innovó en el aspecto comercial y de marketing», sostiene la directora del Guggenheim. Así lo reflejan los retratos pictóricos de Frederick Worth, en que se ve al modista posando como si fuera un artista del Barroco como Rembrandt. Otra de sus aportaciones consistió en haber ideado los desfiles de moda. Fue, además, un precursor en incorporar la lógica de las estaciones del año en el diseño textil.

Además de haber creado los icónicos vestidos de cola de la Francia del Segundo Imperio, su principal aportación estilística se vio reflejada en «el historicismo». Sus vestidos incorporaban los cuellos renacentistas de los Médicis, los pliegues del Rococó… Esa voluntad de combinar los distintos estilos del pasado recuerda a la visión arquitectónica de Charles Garnier, que diseñó en esa misma época la Ópera de París. No resultó ninguna casualidad que los pudientes de la época fueran al monumental edificio con los vestidos Worth. La retrospectiva del Petit Palais no solo interesará a los apasionados por la moda, sino también a aquellos que quieran viajar a la segunda mitad del siglo XIX y a principios del XX.

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