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Un visitante contempla la obra 'Jóvenes pisoteando a su madre' (1927). Jordi Alemany
Max Ernst, el «surrealista absoluto» obsesionado por los pájaros que inspiró a David Lynch

Max Ernst, el «surrealista absoluto» obsesionado por los pájaros que inspiró a David Lynch

El Museo de Bellas Artes dedica una exposición a este influyente pintor, escultor, dibujante y autor de collages que buceó en los misterios del subconsciente

Isabel Ibáñez

Jueves, 13 de febrero 2025, 12:19

Hay episodios fortuitos, desafortunadas coincidencias que pueden cambiar el mundo de una persona, más aún el de un chaval en plena adolescencia que pierde a su mascota, un loro, que fallece el mismo día de enero de 1906 en que nace su hermana. En la cabeza de Max Ernst (Alemania, 1891-Francia, 1976), aquel fatídico suceso provocó lo que él definió como: «una peligrosa confusión entre pájaros y humanos que quedó grabada en mi mente». Creía que su emplumado amigo se había reencarnado de alguna manera en esa bebé.

Su obsesión llegó a tal punto que creó un alter ego llamado Loplop, un hombre-pájaro demoníaco que aparece en varios de sus cuadros: «Casi todos los días me visitaba el Pájaro Superior llamado Loplop, un fantasma extraordinario de fidelidad modélica que se adhirió a mi persona. Me regaló un corazón en una jaula, dos pétalos, tres hojas, una flor y una niña». Siempre fue temeroso también de los bosques oscuros que parecían amenazarle. Un buen número de pájaros y paisajes tenebrosos protagonizan la exposición de 54 obras que el Museo de Bellas Artes dedica desde hoy al que para muchos fue «el surrealista absoluto«.

'Las manos con pájaros'. (1925)

Entre sus admiradores, el recientemente fallecido cineasta de culto David Lynch. Uno de los misterios más atractivos en el mundillo del arte está protagonizado por los originales de 'Una semana de bondad o los Siete Elementos capitales' (1934), novela hecha a base de collages por Ernst que permaneció oculta durante 73 años porque así lo quiso su propietario, Daniel Filipacchi. En una muestra celebrada en Madrid en 1936, cinco de esos collages fueron censurados por blasfemos (un corazón de Jesús, una mujer crucificada...). No fue hasta 2008 cuando volvieron a contemplarse los 184 dibujos que la integran. Lynch disfrutó de la exposición que desvelaba de nuevo al mundo esta obra y, poseído por la fascinación, afirmó que esas imágenes eran las que él intentaba retratar en sus extrañas películas.

El propio Ernst dijo haber hecho estos collages como «respuesta a la llegada al poder de Hitler. Un artista debe comprometerse». De hecho, muchas de sus obras fueron confiscadas de los museos y calificadas como degeneradas por los nazis. Ernst aseveró en una ocasión que «la historia del arte la hacían los locos», una muestra palpable de su surrealista manera de afrontar la colectiva demencia provocada por el fascismo.

Todos los protagonistas de la inauguración junto a 'Dos muchachas en bonitas poses' (1924). JORDI Alemany

El raro y onírico universo creado por Ernst en obras de muy diverso carácter, con sus humanos con cabeza de animales y sus imágenes de sueños o pesadillas, repletas de objetos flotantes, atrapa a un buen número de amantes del surrealismo, que están de enhorabuena con el préstamo para cinco años de las 54 obras suyas que podrán verse en el museo bilbaíno, entre las que se incluyen 14 pinturas, 6 dibujos y las 34 fototipias que conforman la célebre carpeta 'Historia Natural'. 21 de ellas se exponen ya, mientras que el resto se sumarán en mayo, cuando concluya la exposición en la que están englobadas.

Detalle de una de las fototipias de 'Historia Natural'.

En la inauguración de la muestra, en la que estuvo presente la diputada general de Bizkaia y presidenta del patronato del museo, Elixabete Etxanobe, y Borja Baselga, director de la Fundación Banco Santander, que patrocina la exposición, desgranó muchos datos interesantes sobre el artista Miriam Alzuri, conservadora de arte moderno y contemporáneo del Bellas Artes, quien destacó precisamente la importancia de la obsesión de los pájaros y los bosques en las múltiples obras en las que quedan representados: «En la sala 2, hemos querido situar un importante conjunto de pinturas que dan cuenta de estos temas principales, dos activos que le permitirían referirse a los poderes vibracionales de la naturaleza. Los bosques fueron testigos de sus líneas infantiles y son siempre densos, oscuros, misteriosos, puros, petrificados e impenetrables, que aíslan a los seres del mundo a su alrededor».

También se refirió a 'El noctámbulo', donde muestra cómo usa distintos medios técnicos «para superar las limitaciones de la representación pictórica tradicional, incluido, como en este caso, el uso tradicional y convencional del marco, que aquí sirve de soporte para la propia pintura, se convierte en parte activa de la misma».

Detalle de 'Danseur sous le ciel' (Le Noctambule). Bailarín bajo el cielo (El noctámbulo). 1922. Óleo sobre papel adherido a cartón.

El acto contó con la presencia del escritor francés e historiador del surrealismo Georges Sebbag, que enriqueció el acto con numerosos detalles sobre la vida y la obra de Ernst, como el momento en el que el artista inventa la técnica pictórica del 'frottage': «En 1925, en un hotel en la costa Bretona, Ernst coge un lapicero y lo coloca sobre una hoja de papel que estaba apoyada en el parqué del suelo, y empieza a frotar con la mina, dejando constancia en el papel de la forma y el relieve. Así inventa el procedimiento automático llamado 'frottage'». Lo que hacen los niños con un papel y una moneda. Hay varias muestras de ello en la exposición.

Georges Sebbag contempla la escultura en bronce 'Pájaro-cabeza' junto a Miriam Alzuri.

Esta exhibición, a disposición del público desde este viernes, compone una nueva edición del programa 'La Obra Invitada'. Las piezas proceden de una «colección particular de origen español radicada en Londres que fue heredada por su actual propietario, nieto del inglés Aram Mouradian (1892-1974)«, nacido en una acomodada familia de origen armenio dedicada al comercio que abrió en su día una influyente galería de arte.

El Bellas Artes informa de que «pese a que Ernst es una figura central del surrealismo, y de la huella que dejó en el arte español gracias a la difusión de su trabajo en revistas especializadas y a su participación en exposiciones de la época, está escasamente representado en las colecciones públicas españolas». Señalan que se conservan dos obras en el Reina Sofia y cuatro en el Thyssen, «a las que ahora se suma este extraordinario conjunto depositado en el museo de Bilbao».

Autodidacta y enamoradizo

Ernst fue artista autodidacta que se formó estudiando arte, filosofía, literatura y psiquiatría. Primero se interesó por el expresionismo y el cubismo, pero tras combatir en la Primera Guerra Mundial se unió a los dadaístas, con quienes realizó sus primeros collages y fotomontajes. En 1922 marchó a París, convirtiéndose en una figura fundamental del movimiento surrealista por su imaginación creadora.

Su vida amorosa fue agitada. En 1938 empezó una relación con la pintora surrealista inglesa nacionalizada mexicana Leonora Carrington. Tres años después marchó a EE UU y se casó con la coleccionista y mecenas Peggy Guggenheim, y más tarde vivió en Arizona con la artista surrealista Dorothea Tanning. En 1953 regresó a París convertido en figura internacional.

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