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El Guggenheim ha recibido en los últimos años una mayor dotación de fondos específicamente destinados a la adquisición y explotación de obras de arte, tareas ... que se llevan a cabo a través de la sociedad tenedora. Estas operaciones financieras, lideradas por el Gobierno vasco y la Diputación, han permitido el continuo crecimiento de la colección propia del museo. Ayer, el Consejo de Gobierno del Ejecutivo aprobó la inyección de casi dos millones de euros para la compra de fondos artísticos, y la entidad foral aportará la misma cantidad.
Cada institución contribuirá exactamente con 1.999.560,27 euros, manteniendo el equilibrio institucional en la propiedad de las obras de arte. El incremento con respecto al año pasado es, por tanto, de cerca de un millón de euros (dividido a partes iguales entre el Gobierno y la Diputación), y si se compara con 2022 el importe se duplica. Con esta cantidad, la participación del Ejecutivo vasco en la sociedad tenedora alcanza los 67,4 millones de euros, en la misma medida que la Diputación, y el capital total para las adquisiciones artísticas supera los 134,8 millones.
Desde la primera inversión de 6.000 millones de pesetas (aproximadamente 36 millones de euros), el museo ha requerido siempre apoyo financiero público para enriquecer su colección. Las primeras ampliaciones significativas documentadas se remontan a 2006, cuando el Consejo de Gobierno vasco autorizó una importante toma de participación en la ampliación de capital de la sociedad tenedora. Este organismo creció entonces en 6.010.100 euros, gracias a la aportación equitativa del Ejecutivo y la Diputación con sendas cantidades de 3.005.050 euros.
Esa temprana ampliación marca el inicio de un patrón de inversión paritaria que se ha mantenido constante salvo entre 2012 y 2017, debido al impacto de la crisis en las arcas públicas. Es un modelo de financiación compartida que ha permitido una estrategia de adquisiciones sostenida, aunque con mayor o menor actividad según las circunstancias económicas. En la etapa que abarca desde 1996 hasta 2011 se invirtieron 110 millones de euros en la adquisición de obras de arte. Fue un periodo de formación y consolidación del fondo artístico del museo.
Además de incrementar en medio millón su cuota para la adquisición de arte en el Guggenheim, el Gobierno vasco ha dado un paso significativo en la protección del patrimonio cultural inmaterial con la aprobación de un decreto que sienta las bases de un futuro inventario. Establecidas las nuevas categorías de protección (tradiciones, usos orales, danzas, técnicas industriales y artesanales...), la siguiente fase arrancará con trabajos de campo en diversas comunidades de Euskadi.
La vicelehendakari primera y consejera de Cultura y Política Lingüística, Ibone Bengoetxea, explicó que «cuando hablamos de patrimonio inmaterial, hablamos de algo vivo, que ha sido protegido y transmitido de generación en generación». El decreto supone un hito en el reconocimiento del patrimonio inmaterial como elemento constitutivo de la identidad cultural vasca y desarrolla una ley pionera de 2019 que sitúa al País Vasco en la vanguardia de la protección cultural.
Un primer paso en la aplicación del nuevo marco normativo fue la declaración del bertsolarismo como bien inmaterial de protección especial en Euskadi. El año pasado, el Gobierno vasco le otorgó ese rango «por su valor etnográfico, cultural y literario» y señaló la obligación de las administraciones vascas de colaborar con las de Navarra e Iparralde para defender y promocionar su ejercicio.
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