Domadores de arcilla y fuego
Las Juntas Generales acogen una muestra de 16 artistas que han cursado el máster de la UPV de cerámica, el único público en España de esta disciplina
El barro enseña mucho. La sevillana Alba Rodríguez Cadena y el guipuzcoano Efrén-Carlos García María han aprendido que, sobre todo, se precisa paciencia para ... conseguir que responda a sus intereses como artistas. «La cerámica es un animal salvaje que tienes que controlar», confiesa Rodríguez, para admitir que aún están aprendiendo a domeñarla. «No sé si lo conseguiré y, en cualquier caso, te atrapa. Sacas algo del horno y puede que no sea lo que tenías en mente, pero igualmente te atrapa y, además, quizás por accidente, puede surgir otra línea de trabajo». Ambos participan en la muestra colectiva 'Dureza de cuero (16 volúmenes)', abierta en la sala de exposiciones de Juntas Generales de Bizkaia hasta el próximo 30 de agosto.
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La exhibición incluye obras de los participantes en la última edición del Máster en Cerámica de la Universidad del País Vasco. La experiencia ha reunido a dieciséis artistas nacionales y extranjeros, y, según cuenta, el contacto con la técnica ha supuesto un punto de inflexión en sus trayectorias. «Hablamos de procesos complejos que te demandan intentarlo una y otra vez, pero también de que cada uno ha llevado a cabo investigaciones diferentes que nos han nutrido a todos», alega.
La escultura ha adquirido otra perspectiva para Efrén. «Lo que ha cambiado es mi forma de percibir el mundo a la hora de crear y, sobre todo, encarar mi proceso creativo», explica y señala que ahora lo primordial es el procedimiento sobre el resultado. «Me atrae el diálogo con materiales y objetos, mientras que antes era más proyectivo y pasaba de unos dibujos hasta la pieza acabada sin sorpresas. La conclusión era la esperada y ahora no tanto».
Las piezas seleccionadas forman parte de su proyecto 'Abierto por derribo', toda una declaración de intenciones alrededor de conceptos como el reciclaje y la sostenibilidad. «Privo de su función y contexto a objetos cotidianos para llevarlos a mi universo creativo», indica el escultor.
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La superposición de materiales de sus obras recuerda un corte estratigráfico en el que se aprecian diferentes niveles de sedimentación. «Alterno materiales duros y otros más amables y blandos, que aparecen envueltos, y añado elementos constructivos que le proporcionan otra situación en el espacio», arguye y añade que modular el barro rojo sin que explote en el interior del horno ha precisado experimentar con el grosor y el uso de chamota. «He tenido que trabajar de otra manera, habituarme a los estallidos y las frustraciones, aunque sigo siendo un impaciente».
«A mí no me avergüenza hablar de vasos y botijos porque también los hemos fabricado»
Trampantojo
El universo que despliega su compañera nos retrotrae a la infancia. Pero los animales de peluche que constituyen su original propuesta son un trampantojo. «En vez de telas utilizo planchas de barro que se ha ido modelando», apunta. Las texturas sugeridas que reclaman una experiencia táctil se obtienen con la técnica del engobe.
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La pintora vocacional se cruzó con la cerámica y ahora reside en Bilbao, donde ha estudiado el único máster público de esta disciplina que existe en España. El resultado que podemos contemplar responde a la figuración pictórica y demuestra la capacidad evocadora de los objetos, puentes hacia la memoria y la infancia. Uno y otra reconocen que han confluido en el barro pero que seguirán sus caminos de experimentación en el que la cerámica será un medio más. Tampoco rechazan la ancestral dimensión artesanal. «A mí no me avergüenza hablar de vasos y botijos porque también los hemos fabricado», admite y alega que, ante todo, hay que mantener una actitud alerta y creativa: «Tienes que mantener la mirada artística activa».
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