Bilbao y Chillida, una ciudad y un artista forjados a hierro
Es relevante el plano simbólico de la obra de Eduardo Chillida que regresa a final de año a Bilbao, en el sentido de que 'Elogio ... del hierro III' se concibió expresamente como homenaje a la ciudad con el material de la escultura como nexo.
Es decir, Chillida relacionó el material que fue fundamental en su trayectoria artística, el hierro, con la historia contemporánea industrial de Bilbao y de Bizkaia. «Yo me debo al hierro y Bilbao también», expresó el escultor en el marco de la inauguración de la obra encargada por el entonces BBV en su primer emplazamiento de la plaza Circular, que tuvo lugar tal día como ayer de 1997 en medio de una gran expectación, como muestran las imágenes de la hemeroteca de aquella jornada.
Allí, frente a la sede del banco en la Gran Vía, estuvo durante más de 20 años en un diálogo continuo con la salida del metro ideada por el arquitecto Norman Foster, con quien Chillida decidió su ubicación exacta. Según Miguel Zugaza, «es una escultura pública y urbana que contiene un mensaje claro de homenaje a Bilbao» y a su espíritu industrial. «El hierro ha sido el material que ha forjado la historia de los dos últimos siglos de Bilbao y, aunque ahora ya es parte de la arqueología del pasado, tiene un gran simbolismo», reflexiona.
Entre otros objetivos, la ampliación a cargo de los arquitectos Norman Foster y Luis María Uriarte pretende reforzar la presencia de los mitos de la escultura vasca como el propio Chillida, que a finales de este mismo mes va a tener también un cara a cara en tres salas del museo con la obra del pintor Godofredo Ortega Muñoz a modo de analogía entre ambos.
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