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El aula que La Caixa proyecta implantar en Azkuna Zentroa y que motivó la dimisión de su ya exdirector, Fernando Pérez, comenzará a funcionar en septiembre, según las previsiones del Ayuntamiento. El anuncio, realizado por el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, en una entrevista en la Cadena Ser, coincide en el tiempo con la publicación de un manifiesto suscrito por un amplio colectivo de artistas -en su mayoría anónimos- que han reunido más de 4.200 firmas para «frenar el desmantelamiento de Lantegia», el espacio hasta ahora artístico que será ocupado por el proyecto educativo gratuito para 1.500 adolescentes. El aula de La Caixa contará con el apoyo económico de la Diputación, que pagará cerca de 13.000 euros al mes al Ayuntamiento por el alquiler de ese espacio cedido a la entidad bancaria, según denunció Bildu.
El director de teatro Fernando Bernués, el artista Fausto Grossi, la coreógrafa Carlota González Mantecón y el Instituto de Arte Contemporáneo son solo cuatro de las 4.280 firmas recogidas a día de ayer en la web Change.org contra este proyecto educativo, que derivó en la abrupta salida de Pérez y sumió al centro en la incertidumbre en la que aún se encuentra, sin un sucesor claro y con un cambio anunciado en el organigrama que supondrá implantar una bicefalia, con un director gerente de todo el edificio y otro únicamente artístico. Ambos cargos permanecen sin designar, aunque Aburto asegura que el proceso para nombrar a los responsables, al menos al gerente, se iniciará en «próximos meses»: «No hay una prisa especial. Azkuna Zentroa está funcionando bien», dijo, pero mostró su intención de que se conozca al elegido «antes de verano». Pérez, por su parte, ha regresado a su puesto de programador artístico en la Alhóndiga, ya que le pertenece por concurso público.
Juan Mari Aburto
El alcalde, con el que este periódico intentó contactar sin obtener respuesta, sí habló el lunes en el espacio de la Cadena Ser donde promociona su gestión para anunciar que su intención es que el aula de La Caixa comience a funcionar en septiembre, de cara al próximo curso 2025/26, pese a la polémica que se inició con la dimisión de Pérez y el apoyo que recibió en un comunicado de la Asociación de Directoras y Directores de Arte Contemporáneo de España (Adace). «Nuestro anterior director, Fernando, -dijo Aburto- no entendió bien esta situación (la iniciativa de La Caixa), no la compartía, y él tomó una decisión, pero a partir de ahí creo que tenemos que seguir, ¿no? Bilbao no puede parar y Azkuna Zentroa no puede parar».
Las razones esgrimidas por los firmantes de la petición en Change.org son similares: «No a la gestión cultural privatizada de espacios de titularidad pública», escribe Bernués; «Apoyo a lo público y lo social», dice Grossi, mientras que González Mantecón, quien precisamente ocupó el espacio Lantegia en diciembre para poner en marcha una coreografía con mujeres mayores de 60 años, firmó de esta manera: «Preservación del tejido y el crecimiento de la cultura contemporánea en el territorio bilbaino».
Al hilo de esta petición lanzada el 23 de diciembre, un colectivo de agentes de la «comunidad cultural y artística a nivel local, estatal e internacional» de distintas «ideologías, disciplinas y generaciones» se han unido» en un grupo autodenominado 'Artistas Alhóndiga', que prefieren «mantener el anonimato» .
En una carta pública se dirigen al Ayuntamiento de Bilbao y a sus responsables para trasladar «nuestra profunda preocupación y rechazo a las recientes declaraciones que amenazan el futuro del espacio Lantegia, un «hábitat para la creación, la investigación y la producción artística, consolidado y referente en Bilbao, reconocido a nivel estatal y también internacional». Y añaden que este proyecto «no sólo supone una interrupción en la programación cultural en curso, sino que es una grave intromisión política en el programa de un centro cultural público».
Pese a que no se cuestiona la iniciativa de La Caixa, sino simplemente su implantación en esta institución pública, el alcalde insistió en defender que se trata de una idea por la cual «se estaban pegando muchas ciudades, sobre todo Barcelona y Málaga, un proyecto extraordinario». Volvió a hacer hincapié, además, en lo acertado de haber aprovechado la ocasión de atraer el proyecto a la capital vizcaína: «Si lo hubiéramos perdido estaríamos diciendo: 'alcalde, pero ¿cómo ha permitido que ese proyecto extraordinario no venga a Bilbao?' Pues no, no lo hemos permitido».
Negó en su alocución que esta decisión tenga algo que ver con una intención de privatizar el espacio, y aludió al «deseo de confrontación política» de algunos grupos: «La oposición tiene que buscar elementos de conflicto, de confrontación con el equipo de Gobierno».
Como argumento, recordó el hecho de que en la Alhóndiga haya «cines con gestión privada, establecimientos de hostelería con gestión privada, una mediateca con gestión privada... Pero son servicios públicos y Azkuna Zentroa va a seguir siendo un servicio público». Puso como ejemplo al Guggenheim, «que es colaboración público-privada, ¿no? Y es un modelo de éxito, seña de identidad de la forma en la que hemos hecho las cosas en este país y que está dando buenos frutos».
El alcalde aseguró desconocer lo que costará a las arcas públicas el proyecto de la entidad privada: «No sé cuál es la cantidad. No me la sé de memoria. Habrá que ver si está contemplado el IVA, si no está contemplado. En todo caso, la Diputación va a hacer una aportación relevante de la que yo estoy enormemente agradecido». Habló del convenio a cerrar entre las tres instituciones, que deberá ser «duradero, al menos unos años», para amortizar la inversión: «La Diputación va a pagar el arrendamiento, la Fundación La Caixa va a realizar la inversión necesaria para adecuar el espacio, y el Ayuntamiento, a través de Azkuna Zentroa, pone el espacio».
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