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Miren Arzalluz conversa con el comisario Manuel Cirauqui, a la izquierda, y el artista Sergio Prego. Ignacio Pérez
Arzalluz se estrena en el Guggenheim con el incómodo Vito Acconci y el vasco Sergio Prego

Arzalluz se estrena en el Guggenheim con el incómodo Vito Acconci y el vasco Sergio Prego

La nueva directora presentó la muestra 'You', donde los dos videoartistas y performers, que trabajaron juntos en Nueva York, combinan su obra

Jueves, 3 de abril 2025, 13:15

¿Cómo reaccionarían los visitantes del Guggenheim si, como ocurrió en 1972 en la galería Sonnabend de Nueva York, mientras caminan sobre un pasadizo de madera el artista protagonista de la exposición se está masturbando en su interior, compartiendo sus fantasías sexuales durante horas? Medio siglo después, ¿estarían preparados para aceptarlo con naturalidad o muchos huirían escandalizados? Aquella performance se tituló 'Seedbed', algo así como cama de semillas, y es una de las más conocidas, incómodas y controvertidas de Vito Acconci (Nueva York, 1940-2017).

No hay en la muestra 'You', inaugurada ayer en el Guggenheim, vídeo ni fotos de aquella acción artística (que incluye la visión de lo que ocurría en el interior del túnel), de la que al final el artista abominó por la fama que había adquirido, pues llegó a opacar otros proyectos. Pero sí hay otras piezas emblemáticas, como la de 'Running Tape' (cinta de correr), de 1969, que resonará en la primera parte de esta exposición que comparte con el vasco Sergio Prego (San Sebastián, 1969). Formado en Arteleku, Prego trabajó con Acconci durante seis años, entre 1996 y 2002, en el estudio de diseño y arquitectura que este tenía en Brooklyn. Gracias a la labor de edición, varios vídeos de Prego en los que reproduce posiciones y movimientos imposibles para el cuerpo humano pueden verse mientras se escucha a Acconci corriendo en la cinta y contando en voz alta una y otra vez a la vez hasta quedar sin resuello. Ambos artistas comparten interés por la estética que surge de la interacción entre el cuerpo y los sentidos con los medios audiovisuales y la arquitectura.

Sergio Prego junto a los monitores que emiten sus vídeos. Ignacio Pérez

La inauguración de esta colaboración entre ambos ha sido la primera llevada a cabo por Miren Arzalluz como directora del Guggenheim, y lo ha hecho acompañada del comisario Manuel Cirauqui y de Prego que, curiosamente, también exhibe en el museo de Bellas Artes ejemplos de sus volúmenes escultóricos inflados. Estas esculturas de 'aire' sirven como pantallas de proyección de vídeos históricos de Acconci; en muchos señala al espectador, gigantesco, gritando, apuntando con el dedo, como un surrealista Tío Sam. Lo explica Cirauqui: «La exposición se llama You, y no tú, ni usted, ni nada por el estilo, sino You, porque es una expresión casi arrojadiza, y es también una expresión que es un gesto, es más que una palabra, es como un índice, un dedo que apunta. Es un poco el dedo del Tío Sam, y a Acconci le encantaba reírse de esa América».

Sobre este punto, Arzalluz fue preguntada por si las decisiones que está tomando Trump van a tener repercusiones en la constelación Guggenheim, o en el museo de Bilbao, que recibe un 6% de visitantes estadounidenses: «No puedo lanzarme a hacer una previsión de lo que va a ocurrir en términos tan concretos, el impacto que puede tener. Quiero creer que la cultura es uno de esos ámbitos en los que encontramos cierta libertad para seguir comportándonos como nos hemos comportado antes. Obviamente va a tener un enorme impacto en las instituciones culturales norteamericanas, ya lo estamos viendo. No solo en términos de financiación de los proyectos culturales en EE UU, sino también en una cierta censura que está intentando promoverse sobre cuestiones como la diversidad y la inclusión. Es una evidencia. Pero quiero creer, con respecto a nuestra actividad y la del museo de Nueva York, que aquellos visitantes apasionados por la cultura seguirán comportándose como hasta ahora, independientemente de lo que está pasando, que es terrible. Pero es una de las grandes oportunidades que nos brinda la cultura, tratar de resistir».

El puño en la boca

Tras terminar sus estudios, explica Prego que estaba en EE UU «trabajando en la construcción para sacar dinero, y en ese momento hubo una desbandada en el estudio de Acconci que aproveché para presentarme. Empecé fabricando maquetas». Acabó quedándose, siendo el único artista entre ingenieros y arquitectos. «La relación con Vito era muy inusual. No hacía otra cosa que trabajar todo el tiempo. Apenas tenía otra vida. Y era muy generoso en el estudio. A mí me enriqueció mucho».

Explica Cirauqui: «En este vídeo de Prego, se ve a un hombre arrastrándose como una lagartija, en vertical, por una valla de carretera que unas veces es Brooklyn y otras, Zorrozaurre gracias al montaje, y ese hombre es el artista vasco Ignacio Sáez. En aquel otro se ve a Itziar Okariz volando en el metro de Nueva York...».

Obra de Prego.

Acconci aparece poniendo a prueba su cuerpo en 'Tres estudios de adaptación' (1970): con los ojos vendados intenta esquivar pelotas de tenis que alguien le lanza. Luego, con la cara llena de jabón intenta mantener los ojos abiertos. Más tarde, pretende meterse el puño en la boca. Cinco décadas después, persiste en el espectador la sensación de incomodidad al verse señalado por su dedo: «Soy yo, ya no encuentro ningura razón para hacer arte. Estoy esperando a que te vayas», dice.

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