«¡Apague el teléfono, ha sido como un electroshock!», clama William Christie en la Filarmónica
El director de Les Arts Florissants interrumpió el concierto de clausura del Bilbao Ars Sacrum enfadado porque sonó el móvil de un espectador
Asier Vallejo
Bilbao
Jueves, 14 de abril 2022, 16:51
No importa el género: todos los conciertos resultan imprevisibles. Es la grandeza de la música en vivo, que también se expone a los riesgos de ... la vida moderna y que no siempre puede desconectar de sus ajetreos. Sucedió anoche en el concierto de clausura del festival Bilbao Arte Sacro. Sobre el escenario de la Sociedad Filarmónica, bajo la tenue luz de seis velas, las sopranos Gwendoline Blondeel y Rachel Redmond, la violagambista Myriam Rignol y el maestro William Christie al órgano interpretaban maravillosamente la Tercera Lección de Tinieblas para el Miércoles Santo de François Couperin cuando un móvil empezó a sonar desde el patio de butacas. Y se rompió la intimidad del momento. Christie dejó de tocar y, volviéndose a la audiencia con gesto muy enfadado, exigió al anónimo espectador que apagase el móvil: «¡Apague el teléfono!». El público recibió con aplausos la petición del maestro, pero su semblante permaneció serio. «¡Ha sido como un electroshock! ¡Apague el teléfono!», exigió de nuevo con aún más firmeza, antes de indicar a sus músicos el lugar de la partitura desde el que reanudarían la interpretación. No hubo más sobresaltos y el concierto tuvo un desenlace feliz, pero el ambiente no volvió a ser el mismo. La magia había desaparecido.
Christie es una de las figuras más reconocidas y prestigiosas del mundo de la música antigua. Hace más de cuarenta años fundó Les Arts Florissants para recuperar obras del barroco francés que entonces no hacía casi nadie (Lully, Rameau, Charpentier o el propio Couperin) y urdió una revolución con la que se acercaba a aquella música empleando instrumentos originales y criterios de época. Lo que muchos pensaban que sería una moda pasajera se ha acabado convirtiendo en una práctica asentada en todo el mundo, y ello confiere a Christie una autoridad indiscutible en las salas de conciertos.
Otras reprimendas
En su respeto reverencial a la música del pasado no tiene cabida el sonido de los móviles. Ya en 2016 interrumpió 'El mesías' de Haendel en el Auditorio Nacional de Madrid por el mismo motivo, afeando al público haber «destruido una de las piezas más bellas jamás creadas». Tampoco en París se han librado de sus reprimendas, como cuando en el Teatro de los Campos Elíseos detuvo un concierto para recriminar a los asistentes sus reiteradas toses.
Pero Christie no está solo en su cruzada contra los móviles. En 2012, Alan Gilbert interrumpió la interpretación de la Novena de Mahler con la Filarmónica de Nueva York para exigir al propietario del teléfono, sentado entre las primeras filas, que lo silenciase. También grandes figuras como Simon Rattle, Anne Sophie Mutter, Daniel Barenboim y Krystian Zimerman han reaccionado contra la presencia de dispositivos electrónicos en sus conciertos. En cualquier caso, no habrá broncas suficientes para que el público español deje de venerar a Christie, para derribar la imagen de persona sensible, pacífica y tranquila que traslada cuando hace música.
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