Abucheos en el Teatro Real al salir dos miembros del equipo de 'Fausto' con lazos amarillos

El colofón de la primera función no ha salido como se deseaba. Ni en el plano artístico ni en el sociopolítico. Nada que ver con el arranque la semana pasada en el Teatre del Liceu de Barcelona, con 'Don Quijote' y la Compañía Nacional de Danza. En la Ciudad Condal, con presencia, entre otros, del ministro de Cultura, José Guirao, y de Meritxell Batet, titular de Política Territorial y Función Pública, los lazos amarillos no aguaron la fiesta a ningún asistente, ni a los aficionados ni a la presencia institucional.

Anoche, aparte del malestar ante las insignias a favor de los políticos presos, el montaje del grupo catalán (potente visualmente, con toques 'high tech' y muy didáctico) no consiguió despertar el entusiasmo del público. Solo convencieron la calidad vocal del elenco (el tenor Piotr Beczala, la soprano Marina Rebeka, el barítono Luca Pisaroni y la soprano Serena Malfi), además de la dirección orquestal de Dan Ettinger. El respetable del Teatro Real es muy distinto al que recibió hace cuatro años, en Ámsterdam, con vítores y ovaciones el estreno de la producción de 'Fausto' que lleva el sello de la Fura dels Baus.