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El dolor que provoca una fascitis plantar, conocida coloquialmente como ‘espolón calcáneo‘ puede ser muy importante y limitar de forma significativa la capacidad para estar de pie, caminar y llevar a cabo actividades deportivas.
Este problema, más allá de un espolón que puede verse en una radiografía, sabemos que es producto de alteraciones en una estructura que se llama fascia plantar, que es parecido a un tendón que recubre toda la planta del pie. El espolón, a quien comúnmente se le atribuye la culpa, realmente puede estar presente o no en una radiografía, pero no es el problema.
El problema se debe a una lesión que se produce de forma crónica, con el paso de muchos años, y se debe por una parte al traumatismo constante de la zona, una tensión excesiva de la musculatura que tira del tendón de Aquiles, de los músculos gemelos, que mantienen en tensión la fascia y alteran la mecánica del pie, que se encuentra con una sobrecarga constante.
La mayor parte de los pacientes, mejoran con el uso de tratamientos como la rehabilitación, haciendo ejercicios tipo estiramiento que son muy importantes y accesibles, porque se hacen en casa. En ocasiones son necesarias las infiltraciones con corticoides, aunque no deben ser utilizadas como tratamiento de elección, sino como una herramienta ante episodios de dolor de fuerte intensidad, limitantes y se suelen utilizar plantillas, así como botas u otro tipo de aparatos para dormir.
Sí es cierto que alrededor de un 10% de pacientes, a pesar de probar múltiples técnicas, siguen presentando dolor y no se encuentra la forma de mejorar su calidad de vida, limitando su capacidad de caminar e incluso de estar de pie.
Es en estos pacientes en quienes se pueden plantear alternativas invasivas. Una de ellas, antes de pensar en una cirugía, puede ser también mediante infiltraciones con plasma rico en plaquetas o factores de crecimiento plaquetarios, que es un tratamiento con una base científica respaldada por la literatura actual.
El plasma rico en plaquetas suele ser una herramienta muy efectiva, donde, además, se pueden tratar no sólo las causas mecánicas causantes de las molestias, sino también otros problemas que pueden ser causa de dolor que no mejora con las terapias habituales, como es el caso del dolor que produce el atrapamiento de los nervios que bajan del tobillo al pie, similar a lo que sucede en el síndrome de túnel carpiano en la mano, que puede estar en relación a molestias que se cronifican.
Una vez agotadas todas estas opciones, se puede plantear una cirugía, que se trata de relajar la tensión de la musculatura que tira del tendón de Aquiles y relaje el sistema, permitiéndole mejorar la mecánica de la zona, aliviando los síntomas.
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