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Los 17 galardonados han sido reconocidos por sus contribuciones fundamentales en disciplinas como la ciencia, el arte y las humanidades.
El Palacio Euskalduna de Bilbao acoge hoy la ceremonia de entrega de la XVI edición de los Premios Fronteras del Conocimiento que concede la Fundación BBVA a destacados científicos e investigadores internacionales en reconocimiento a sus contribuciones fundamentales en disciplinas como la ciencia, el arte y las humanidades. Galardones cuyas ocho categorías son reflejo del mapa del conocimiento desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad, atribuyendo un peso diferencial a áreas de especial desarrollo y significado en las últimas décadas como son las del medio ambiente, las tecnologías de la información (TIC) y la comunicación y la biomedicina, junto a áreas como las ciencias básicas, la economía, las ciencias sociales, las humanidades y, en el ámbito de la creación artística, la música y la ópera contemporánea.
Como aperitivo a la gala de hoy, el Palacio Euskalduna acogió ayer el también ya tradicional concierto en homenaje a los premiados. Un encuentro que tuvo como protagonista, precisamente, a uno de los galardonados de esta edición, el compositor británico George Benjamin. No en vano, bajo la dirección de Santiago Serrate, la Orquesta Sinfónica de Madrid tocó por primera vez en España el ‘Concierto para Orquesta’ del propio Benjamin. El Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música y Ópera reconoce «su extraordinaria aportación y su impacto en la creación contemporánea en los ámbitos de la música sinfónica, la ópera y la música de cámara». Instituciones, premiados e invitados pudieron disfrutar también de piezas como ‘Dance Figures’, del mismo autor; de la versión que Ígor Stravinski escribió en 1919 de la suite ‘El pájaro de fuego’; y de ‘Preludio y Muerte de amor’, el comienzo y el final de ‘Tristán e Isolda’, de Richard Wagner.
Por impulsar el avance del pensamiento matemático al derribar barreras y tender puentes entre dos áreas clave de la geometría: la algebraica y la simpléctica, estimulado enormemente la investigación internacional en ambas áreas de las matemáticas.
Por descubrir los mecanismos fisiológicos que controlan el funcionamiento de las proteínas, «revolucionarios hallazgos» que revelan «cómo las células controlan la biogénesis y la degradación de las proteínas, algo fundamental no solo para la fisiología, sino también para entender el origen y diseñar terapias para muchas enfermedades».
Por desarrollar fundamentos matemáticos en los que se basan las capacidades que poseen hoy los ordenadores y los robots, contribuciones que «no solo han dado forma a las disciplinas científicas de la inteligencia artificial y la robótica, sino que también han transformado significativamente el mundo tecnológico en el que vivimos».
Por demostrar que «las tasas actuales de extinción para muchos organismos son mucho más altas que las producidas a lo largo de los dos millones de años precedentes», lo cual contribuye de manera significativa «a la comprensión de cómo estas pérdidas afectan a la resiliencia y la sostenibilidad de nuestros ecosistemas, arrojando luz sobre la urgente necesidad de acciones de conservación para preservar la integridad de estos sistemas vitales para nuestra supervivencia».
Por sentar las bases de «la economía medioambiental al realizar trabajos pioneros en la interacción entre la vida económica y el entorno natural, incluida la biodiversidad», lo cual contribuye a cómo «analizar cómo las sociedades que tienen una cantidad fija de recursos no renovables deben repartir esos recursos a lo largo del tiempo e invertir en tecnologías alternativas» para facilitar su conservación de los mismos.
Por su «extraordinaria aportación y su impacto en la creación contemporánea en los ámbitos de la música sinfónica, la ópera y la música de cámara». Un «lenguaje musical muy personal y reconocible que es capaz de comunicar con el público de manera directa, sin renunciar a una factura rigurosa y detallista en todos los aspectos compositivos, destacando especialmente su dominio de la orquestación, la tímbrica y una arquitectura de la forma impecable».
Por sus investigaciones «sobre la toma de decisiones medioambientales y los factores que motivan la acción contra el cambio climático, desde una perspectiva que se nutre de la psicología, la neurociencia, la economía del comportamiento, la sociología y la ciencia medioambiental». Y por su capacidad «para extraer ideas de una amplia gama de disciplinas y utilizarlas para ponerlas en práctica en acciones consecuentes que beneficien a todo el mundo».
Por sus investigaciones sobre la variabilidad natural del clima de la Tierra, que han permitido «contextualizar las concentraciones actuales de gases de efecto invernadero y el calentamiento global asociado a ellas» en el marco de la historia de nuestro planeta.
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