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Hacia el futuro de la salud en Euskadi

IA que lee radiografías, el 'segundo par de ojos'

EL CORREO

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Imagina que tu radiografía tuviera un copiloto tecnológico que detectara fracturas antes de que parpadees. En las urgencias de las clínicas IMQ esto ya es realidad: una inteligencia artificial que analiza imágenes médicas con precisión del 90,2%, como un radar para lesiones ocultas.

Desde julio de 2024, los equipos de urgencias y radiología de IMQ cuentan con un asistente digital que prioriza casos críticos en segundos. ¿Su mayor ventaja? Escanear radiografías de tórax y extremidades para detectar

«La IA es un bisturí de doble filo. Sin ética médica, sin calidez humana, sería solo tecnología fría»

Doctor Gonzalo Solís

Fracturas y luxaciones

• Derrames pleurales y neumotórax

Nódulos pulmonares sospechosos de hasta 3 mm

La clave está en cómo combina tecnología (escanea radiografías con la precisión de 100 radiólogos trabajando en sincronía) con experiencia humana: las y los radiólogos reciben alertas solo cuando hay hallazgos relevantes, reduciendo errores diagnósticos en un 90%.

Gonzalo Solís, IMQ Zorrotzaurre
Gonzalo Solís, en su consulta de la Clínica IMQ Zorrotzaurre.

El 'copiloto silencioso' que revoluciona las urgencias

«Es como tener un compañero que nunca parpadea», confiesa el doctor Gonzalo Solís, jefe de Radiología de IMQ Zorrotzaurre, mientras observa cómo la IA marca con recuadros rojos una microfractura en el húmero de un adolescente. Desde julio de 2024, este sistema –desarrollado con tecnología de Incepto– analiza 150 radiografías diarias, detectando desde neumotórax hasta nódulos pulmonares sospechosos con una precisión pasmosa.

Casos prácticos:

Un futbolista de 17 años con dolor en la rodilla: la IA señala una fractura de estrés que tres médicos han pasado por alto.

Una neumonía oculta en una radiografía de tórax, identificada 48 horas antes que los síntomas se agraven.

42 fracturas de cadera en mayores de 75 años detectadas en fase prequirúrgica, evitando complicaciones.

Rayos X con IA

«El verdadero mérito», apunta el doctor Solís, «es que aprendió con 1,4 millones de radiografías, como un residente que hiciera la especialidad 300 veces seguidas». Pero la máquina no reemplaza: filtra. Solo el 15% de los casos requieren revisión humana, liberando a las y los radiólogos para diagnósticos complejos.

Cuando la tecnología anticipa el dolor

María, 54 años, llegó a urgencias por un esguince de tobillo. La IA descubrió incidentalmente un nódulo pulmonar de 4 mm. «Fue como encontrar una aguja en un pajar», recuerda la paciente. Tres meses después, una biopsia confirmaba un carcinoma in situ tratable con cirugía mínimamente invasiva.

Este ‘efecto dominó diagnóstico’ es posible gracias a algoritmos que:

Priorizan casos críticos en segundos

Marcan zonas sospechosas con precisión milimétrica

Clasifican lesiones en ‘presentes’, ‘dudosas’ o ‘ausentes’

«Ahora vemos patologías que antes se nos escapaban entre el maremagno de imágenes», explica el doctor Solís. Los números lo confirman: 10.500 radiografías analizadas en 7 meses, con un 90% menos de errores.

Pero advierte: «La IA es un bisturí de doble filo. Sin ética médica, sin calidez humana, sería solo tecnología fría». Por eso en Zorrotzaurre –el primer centro privado vasco con acreditación internacional Joint Commission– cada diagnóstico final sigue llevando firma humana.

¿La gran lección? Que en Euskadi, el futuro de la medicina se escribe entre algoritmos que aprenden y médicos que nunca dejan de sorprenderse. Como resume el doctor Solís: «Hemos convertido los píxeles en pronósticos, las sombras en certezas. Y esto es solo el primer capítulo».

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