José Luis Fierro
Director general sur de Europa de Carlo Gavazzi
«Se ha visto que la eficiencia energética aporta competitividad tecnológica y económica»
El IV Foro 'Eficiencia Energética y Sostenibilidad', organizado por EL CORREO reunió a expertos que departieron sobre el presente y el futuro de la transformación del sector

Euskadi es un territorio en el que el peso de la industria es muy relevante, con un 20 o 25% más de presencia en comparación con otras zonas europeas. Por eso no es de extrañar que la eficiencia energética de este sector haya sido un objetivo clave en el territorio en las últimas décadas. «Sinónimo de competitividad y de posicionamiento en un entorno cada vez más global y competitivo, no sólo ha conseguido reducir a la mitad su densidad energética» sino que demuestra que «lo tenemos en el ADN, pero tenemos que seguir trabajando», sentenció Mikel Amundarain, director general del EVE, en la presentación de la cuarta edición del foro ‘Eficiencia energética y sostenibilidad’ organizado por EL CORREO con el patrocinio de Iberdrola, Carlo Gavazzi, Gobesa, Stratenergy y Tecuni.
De hecho, la visión de las empresas sobre la eficiencia energética ha evolucionado hasta el punto de que «antes la veían como un gasto, y ahora eso ha cambiado porque se ve que aporta competitividad no solo tecnológica sino también económica», reflexionó José Luis Fierro, director del sur de Europa del grupo Carlo Gavazzi Automation.
Porque sí, «hay una concienciación global que ha calado en el sector industrial y en la gente de a pie, todos sabemos que tenemos una necesidad urgente de intervenir en la sostenibilidad y el gran avance es que ya se han hecho muchas cosas pero, efectivamente, todavía queda por hacer», añadió Elena Cobo, gerente de negocio de Edificios Sostenibles en Tecuni. Y hay que hacerlo «no porque sean palabras de moda o una obligación, sino como parte del ADN de las empresas que sí son capaces de aprovecharlo», tal y como defendió Iñigo Beraza, gerente de Gobesa. «Al final, la eficiencia energética no la hacen las máquinas sino las personas que la trabajan», añadió Beraza.

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Y en ese camino, una brújula muy importante están siendo los CAE (Certificados de Ahorro Energético, un mecanismo de la Unión Europea que permite monetizar los ahorros energéticos, recuperando parte del coste de las inversiones en eficiencia energética), que «han despertado la iniciativa y han provocado que las empresas se pongan a pensar, incentivando un ecosistema muy vivo y dinámico», aseguró Jacobo Llerena, subdirector general de Eficiencia y Acceso a la Energía en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. «Han hecho dos cosas muy importantes: una, poner el foco en la monitorización, porque la gente entiende que para tomar las decisiones hay que demostrar las cosas y verificar los datos; y dos, poner un valor económico al ahorro energético», señaló Fierro.
En Euskadi es el EVE el gestor de las solicitudes de CAE, y basta con echar un vistazo a las cifras para darse cuenta de su importancia en la hoja de ruta de la descarbonización de la industria vasca. «Desde 2024 se han tramitado 143 acciones que han aportado un ahorro estimado de 375 gigavatios. El 48% de las solicitudes de certificados han correspondido al sector industrial, donde también se ha producido el 94% del ahorro», detalló Amundarain. Y lo que es más, «en 2025 hemos cogido velocidad y hemos multiplicado por cuatro la gestión y el volumen, estando ya más o menos en el 10% del ahorro a nivel de Estado», apuntó el director del EVE. Es por ello que el futuro se antoja esperanzador: «Estamos contentos porque hemos podido despegar pero creemos que el margen es alto y aún queda mucho por hacer», recogió Natalia Díaz de Arcaya, responsable del área de Ayudas y Servicios de Valor del EVE. «Tenemos potencial para seguir creciendo aprovechando este instrumento para ayudar a la transformación de nuestro tejido industrial», animó Amundarain.
Euskadi es una región líder en descarbonización industrial. Tal es así que «ha tenido una mejora del 20% en lo que se refiere a la eficiencia energética del sector, y en el marco español es más eficaz que otras regiones bajo el punto de vista de su capacidad de ahorrar energía en la industria», puso sobre la mesa Monica Frassoni, presidenta de EuroACE, exdiputada del Parlamento Europeo y experta en sostenibilidad. Una cifra muy en consonancia con el panorama europeo, donde en la última década el sector ha logrado reducir un 20% su consumo gracias a la unión de tecnología y políticas. «Europa ha cambiado su manera de consumir energía desde hace bastante tiempo, sobre todo en la industria; un cambio estructural que ha generado un ahorro anual de entre 55 y 60 millones de toneladas equivalentes de petróleo, que es más de lo que consumen cada año países como Bélgica, Austria o Portugal», ejemplificó Frassoni. Y lo que es más, «los sectores que más han ganado en eficiencia energética son las pequeñas y medianas empresas porque han tenido un fuerte apoyo financiero», especialmente las del sector de la manufactura y de la producción industrial. Cifras que demuestran cómo «la eficiencia energética no frena la industria sino que la protege», concluyó la experta.

¿Y, por dónde se empieza? «La mejor manera de ahorrar es consumir menos, y para ello trabajamos con diferentes tecnologías como las bombas de calor, la geotermia, el almacenamiento, el hidrógeno verde… para tratar que cada kilovatio que necesiten los clientes industriales lo puedan hacer de una forma más eficiente», detalló Mikel Pedrosa, responsable de Grandes Cuentas zona Norte Iberdrola. «Si nos centramos en la parte de ahorrar costes, existen también medidas como el autoconsumo para que las empresas generen su propia energía. Por su parte, en el ámbito de la sostenibilidad, podemos electrificar muchos consumos que antes no se podían y asegurarnos de que esa electricidad viene de fuentes renovables; y en aquellas áreas donde todavía no tenemos una tecnología para poder electrificar o en las que sí o sí tenemos que seguir con energías fósiles, existe la posibilidad de adquirir créditos de carbono que compensan todas esas emisiones que tenemos», añadió Pedrosa.
A todo ello hay que sumarle la idiosincrasia de alguna de las empresas que forman parte del sector industrial vasco. «Quienes trabajamos en el petróleo tenemos unos consumos de energía que suponen entre el 60-65% de nuestros gastos energéticos, por lo tanto para tener una buena cuenta de resultados tienes que prestar mucha atención a estos costes», detalló Manuel Núñez, director de Petronor Innovación. De ahí que «la gestión de la energía no es solo ejecutar proyectos, sino que también es hacer una gestión integrada dentro de la compañía», especificó Núñez.
El cambio es grande, más aún si se tiene en cuenta que la Agencia Internacional de Energía prevé para el año 2030 un crecimiento del consumo eléctrico de en torno al 20 o 25%, lo cual pone sobre la mesa el hecho de que «cada vez estamos metiendo más potencia en la red, por lo que para poder ser más eficientes y sostenibles debemos tener una red eléctrica más robusta», animó el directivo de Iberdrola. Y ahí será necesario «avanzar hacia tecnologías asociadas a una gestión de la demanda más eficiente, a las que hay que dotar de mayor inteligencia para que realmente apoyen en el camino de la descarbonización y la transición energética», destacó Fierro.
Por eso la hoja de ruta debe estar indiscutiblemente marcada por la innovación tecnológica. «No hablamos de una única tecnología que vaya a ser el maná futuro que nos salve a todos; estamos hablando de múltiples tecnologías, por lo que cada vez van a ser más necesarios procedimientos que tengan la capacidad de hacer que todos esos sistemas operen e interactúen entre sí», defendió Alejandro Sánchez Palomo, director general de Stratenergy.
«Entendemos la descarbonización inteligente como un factor de competitividad y palanca de sostenibilidad»
Sin embargo, pese a los avances conseguidos, aún hay grandes retos a los que hacer frente. «Una barrera que nos encontramos cuando tratamos con energías renovables o infraestructuras de vehículo eléctrico está en la tramitación técnico-legal de las instalaciones, que nos consume muchísimos recursos y muchas veces frena a clientes a cometer ese tipo de actuaciones por miedo a enfrentarse a la burocracia», lamentó la representante de Tecuni. Todo ello en un sector «que en vez de estar navegando en un trasatlántico parece que lo está haciendo en un ‘txintxorro’, porque damos cambios de timón que generan cierta incertidumbre en la toma de decisiones», sentenció el director de Stratenergy.
Por eso no es difícil adivinar la importancia de que el camino de la eficiencia energética en la industria se ande en compañía. «Debe ser en cooperación, porque las iniciativas de colaboración público-privada nos llevarán a una decarbonización inteligente y a desarrollos tecnológicos significativos que permitan generar valor en Euskadi», destacó el director de Petronor Innovación.

«Se ha visto que la eficiencia energética aporta competitividad tecnológica y económica»
«En 2025 hemos multiplicado por cuatro la gestión y el volumen de solicitudes de CAE»


«Trabajamos con diferentes tecnologías para que cada kilovatio que necesite el cliente sea lo más eficiente»
«Los CAE han incentivado que las empresas se pongan a pensar»


«En Euskadi hace tiempo que estamos dando muchos pasos para ser líderes en esta transformación», subrayó Irantzu Allende, viceconsejera de Transición Energética del Gobierno vasco. «Entendemos la descarbonización inteligente como un factor de competitividad y palanca de sostenibilidad, por eso impulsamos proyectos que combinan la eficiencia energética, la electrificación, las energías y los combustibles renovables, y lo hacemos con una hoja de ruta muy clara, con acciones y planes concretos como la Ley de Transición Energética y Cambio Climático, el Plan Descarboniza, el Plan de Industria Euskadi 2030 y el plan Euskadi Eraldatuz», enumeró Allende.
Porque la industria necesita nuevas tecnologías para mejorar su eficiencia, reducir costes y mantener su competitividad. Y en ese sentido, en Euskadi «esperamos continuar nuestra senda de mayores niveles de eficiencia y obtener un ahorro energético de en torno al 12% para 2030 respecto al consumo que tenemos», puntualizó Allende. Además, «tenemos el doble reto de mejorar nuestra seguridad energética mediante un mayor nivel de abastecimiento energético y de descarbonización» y, por último, «debemos apostar por tecnologías limpias (electrificación, combustibles no fósiles, hidrógeno…) como factor de desarrollo industrial y de diferenciación de Euskadi».
Acciones todas ellas que, a juicio de la viceconsejera, «no solo contribuyen a la reducción de emisiones sino que posicionan a Euskadi como el líder de innovación industrial, eficiencia y transición energética» y permiten la generación de «nuevas oportunidades de empleo y desarrollo económico».
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