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Cómo y cuándo decidir operarse de un juanete… o no operarlo

EL CORREO

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No es sólo por la deformidad y efectos estéticos indeseados del ‘juanete’ por lo que se quejan quienes lo padecen, sino de dolor por el roce de la protuberancia que crece en la parte interna del pie, la incapacidad para conseguir calzado adecuado o cómodo, las molestias de ‘la pisada’ que suelen tener en la planta del pie sobre la barriguilla de los dedos y los problemas de la consecuente deformidad de los dedos al lado del dedo gordo, que forman parte de los síntomas por los que se suele consultar.

«En realidad, la estética no debería ser un hecho relevante a la hora de tomar decisiones sobre si tratar un juanete o no», comenta el doctor Delgado. En definitiva, al afinar el pie, ‘quitar’ el juanete y corregir la deformidad, «el pie es mucho más presumible, pero es el resultado de corregir los problemas que generan los síntomas, es decir dolor, y no debería ser el principal motivo para buscar tratamiento mediante cirugía».

«A pacientes jóvenes, que tienen poco tiempo de evolución con su deformidad y no han intentado ‘hacerse a ella’, les suelo recomendar evitar una cirugía», afirma. «Suelo recomendar hacer un intento de conseguir estar cómodo o cómoda con el juanete mediante uso de calzado amplio, uso de plantillas, en algunos casos separadores de dedos, etc., porque generalmente la deformidad suele tolerarse bien durante mucho tiempo».

Luego está el hecho de la cirugía en si. «En la cirugía del juanete o hallux valgus hay que buscar corregir la deformidad y hoy en día, prácticamente todas las técnicas que buscan corregir la deformidad del juanete, se llevan a cabo mediante cortes en el hueso, que te permiten recolocar el mismo en su sitio ideal, fijándole luego con implantes tipo tornillos». Esta cirugía demanda un postoperatorio que requiere de un tiempo que permita soldar o consolidar el hueso que se recoloca, «por lo que hablamos normalmente de entre 2 y 3 meses para poder caminar cómodamente y hacer esfuerzos o deporte respectivamente».

A pesar que hoy en día se puede apoyar desde el primer momento el pie operado, con un calzado postquirúrgico (zapatito de juanete), que los dolores del postoperatorio son muy tolerables, que no necesita reposo absoluto o encamamiento y que los tiempos son mucho mas rápidos que antaño, «es un tratamiento que normalmente intentamos que esté justificado por síntomas importantes, que merezcan la pena el quirófano, sus riesgos y el tiempo de recuperación».

Por el otro lado, también están los pacientes que muy atemorizados retrasan mucho la cirugía y después de hacerla comentan: «si hubiera sabido que era así, me hubiera operado hace años». «Si en realidad hay síntomas, si las plantillas y zapatos cómodos, buenos, bien seleccionados no son suficientes y se ha convivido con el juanete unos años considerables, pero ya no se puede apañar el pie y desmejora la calidad de vida porque condiciona la misma, es momento de buscar alguien que te genere confianza, que esté preparado y que cuente con un equipo y la experiencia necesaria para realizar una cirugía en condiciones».

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Dirección: Rodríguez Arias, 60 (Bilbao)

Teléfono: 946 345 218

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