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Coloquio con la Clínica Universidad de Navarra

«Hablamos del sueño de curar la fibrilación auricular y de olvidar los anticoagulantes»

El cierre de la orejuela gana terreno como alternativa terapéutica para aquellos pacientes que deseen dejar atrás el tratamiento farmacológico

Jazmín Romero

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La fibrilación auricular es la arritmia cardíaca más común. En España, afecta a cerca de un millón de personas y guarda una estrecha relación con el riesgo de sufrir un ictus. «La fibrilación auricular hace que el corazón pierda su ritmo, y esa falta de compás provoca que también pierda su función contráctil, lo que puede desembocar en una insuficiencia cardíaca», explicó el doctor Rafael Salmerón, cardiólogo de la Clínica Universidad de Navarra, durante un coloquio centrado en el cierre de la orejuela, una alternativa terapéutica pensada para pacientes con esta arritmia que buscan dejar atrás el tratamiento con anticoagulantes.

En todo el mundo, más de 60 millones de personas conviven hoy con fibrilación auricular, una cifra que se ha duplicado en la última década. «Esta arritmia está creciendo casi de forma epidémica porque está muy vinculada al envejecimiento de la población», explicó el doctor Salmerón. «Además, quienes la padecen o la han padecido alguna vez tienen cinco veces más probabilidades de sufrir un ictus que quienes nunca la han tenido».

La fibrilación auricular aumenta el riesgo de ictus porque favorece que la sangre se estanque en las cavidades del corazón, especialmente en una pequeña estructura llamada orejuela. «Es ahí donde puede formarse un trombo que, si sale del corazón y viaja al cerebro, provoca el ictus», indicó el cardiólogo.

El anticoagulante obliga a controles estrictos y genera efectos adversos que afectan a la calidad de vida

Entre los factores que elevan ese riesgo en pacientes con esta arritmia se encuentran la insuficiencia cardíaca, la hipertensión, tener más de 75 años, haber sufrido previamente un ictus o ser mujer. Por eso, cuando concurren varios de estos factores, el tratamiento más habitual es el uso de anticoagulantes. Aunque son fármacos eficaces para prevenir la formación de trombos y reducir el riesgo de ictus, su administración prolongada supone un impacto considerable en la calidad de vida de los pacientes. Requieren una dosificación precisa, controles médicos periódicos y una vigilancia constante de posibles efectos adversos. Muchas personas anticoaguladas relatan una rutina condicionada por las precauciones: evitar caídas o golpes, controlar posibles hematomas, y estar atentos ante cualquier signo de hemorragia interna o externa, como sangrados nasales prolongados, encías que no dejan de sangrar o menstruaciones más intensas de lo habitual. Además, deben llevar siempre consigo el carné de control y evitar inyecciones intramusculares salvo expresa indicación médica.

Y aunque su capacidad para prevenir el ictus está más que demostrada, los anticoagulantes no están exentos de riesgos. Incluso con los tratamientos más avanzados, la tasa de complicaciones hemorrágicas ronda entre el 2 y el 3%. Esta vulnerabilidad al sangrado —especialmente preocupante en caso de una caída o traumatismo craneal— hace que algunos pacientes busquen otras opciones.

Ante la evidencia de que el ictus está directamente relacionado con la fibrilación auricular, el doctor Salmerón lanzó una reflexión al público: «Si el problema está localizado en la orejuela, ¿no tendría más sentido actuar directamente sobre esa zona en lugar de administrar un tratamiento anticoagulante que afecta a todo el organismo?».

El doctor Rafael Salmerón durante el coloquio 'Cierre de orejuela: una alternativa a los anticoagulantes'.

El vídeo completo del coloquio lo puedes ver aquí

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El procedimiento

Esa es precisamente la lógica detrás del cierre de la orejuela, una intervención respaldada por un programa clínico basado en seis ensayos internacionales. «Los primeros resultados, realizados con más de 3.000 pacientes, muestran que el cierre de la orejuela es tan eficaz como la anticoagulación para prevenir el ictus», explicó. «La diferencia es que quienes se someten al cierre están más protegidos frente al riesgo de sangrado que los que siguen con anticoagulantes». Además, quienes optan por esta intervención pueden prescindir del tratamiento anticoagulante.

Los candidatos ideales para esta técnica son los pacientes que no pueden tomar anticoagulantes, aquellos que ya han sufrido un ictus o quienes, por distintos motivos, no desean seguir este tratamiento de forma crónica, ya sea porque presentan un alto riesgo hemorrágico o porque llevan un estilo de vida incompatible con este tratamiento. «Además, la cirugía es una técnica segura y con un alto índice de éxito», aseguró el doctor Salmerón. La operación se realiza accediendo por la vena femoral derecha. Desde ahí, se atraviesa el tabique que separa ambas aurículas del corazón y se llega a la orejuela izquierda, donde se coloca un dispositivo que sella su entrada. Al día siguiente, el paciente puede estar en casa.

«La cirugía es una técnica segura y con un alto índice de éxito»

Rafael Salmerón, cardiólogo de la Clínica Universidad de Navarra

La Clínica Universidad de Navarra, con sedes en Madrid y Pamplona, se sitúa a la vanguardia en el tratamiento de la fibrilación auricular. «La propuesta que hacemos va un paso más allá: por un lado, la ablación de las venas pulmonares para recuperar el ritmo cardíaco normal; y, por otro, el cierre de la orejuela», explicó el especialista. «Por eso hablamos de soñar con la curación de la fibrilación auricular y de poder olvidarse de la medicación anticoagulante». En este sentido, su mensaje fue claro: «El cierre de la orejuela izquierda es una alternativa muy eficaz a la anticoagulación, mucho más segura frente al riesgo de hemorragias y, sobre todo, clave para prevenir el ictus isquémico».

Amplia trayectoria

Rafael Salmerón es cardiólogo especializado en Cardiología Intervencionista. Actualmente trabaja en la Clínica Universidad de Navarra, en las sedes de Pamplona y Madrid. Cuenta con una trayectoria profesional destacada, con formación en Granada y doctorado en Madrid. Ha ejercido en diversos hospitales de referencia en Vigo, Barcelona y Sevilla, donde fue Jefe de Servicio Endovascular.

Su actividad investigadora se centra en el tratamiento endovascular de enfermedades cardíacas y la prevención del ictus isquémico, con especial interés en técnicas mínimamente invasivas. Ha sido investigador principal en ensayos clínicos sobre el uso de células madre en pie diabético y es autor de numerosas publicaciones científicas, además de editor de un manual sobre cateterismo transradial.

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