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En el marco de Movember, mes dedicado a la salud masculina, es fundamental destacar la importancia de la prevención y los avances en el tratamiento del cáncer de próstata. El doctor Jorge García-Olaverri, urólogo y especialista en cirugía robótica Da Vinci del centro médico Quirónsalud Plaza Euskadi, nos explica cómo la combinación de prevención y tecnología está mejorando los resultados y la calidad de vida de los pacientes con cáncer de próstata.
Es recomendable que todos los hombres se sometan a un chequeo urológico a partir de los 50 años, incluso si no tienen síntomas, para detectar posibles problemas prostáticos, como el cáncer. Este chequeo incluye una analítica de sangre, una ecografía y una flujometría, y permite descartar las patologías más comunes. En el caso de hombres con antecedentes familiares de cáncer de próstata, especialmente si tienen familiares directos (padre o hermano) afectados por la enfermedad, se recomienda realizar el chequeo a partir de los 40 o 45 años. En estos casos, el riesgo de desarrollar cáncer de próstata aumenta considerablemente, y un diagnóstico precoz puede marcar la diferencia en el éxito del tratamiento.
Que podría arrastrar a otros países periféricos, acentuando el proceso
La prostatectomía radical es una intervención quirúrgica en la que se extirpa por completo la glándula prostática. Este procedimiento se realiza principalmente cuando se ha diagnosticado cáncer de próstata, generalmente tras detectar un aumento en los niveles de PSA (antígeno prostático específico) en sangre. Para confirmar si se trata de un cáncer, se realiza una biopsia, que permite identificar si hay células cancerígenas en la próstata. Cuando se confirma el diagnóstico, la prostatectomía radical suele ser el tratamiento elegido en la mayoría de los casos, ya que permite eliminar el cáncer de manera efectiva.
La cirugía robótica con el sistema Da Vinci ha revolucionado el tratamiento del cáncer de próstata, proporcionando múltiples beneficios tanto para el paciente como para el cirujano. Una de las principales ventajas es la mejora en la precisión de la operación. Gracias a esta tecnología, los cirujanos tenemos un control más exacto y preciso, lo que reduce considerablemente el riesgo de efectos secundarios en comparación con la cirugía abierta o laparoscópica tradicional. Además, la cirugía robótica acorta el tiempo de hospitalización, permitiendo que el paciente regrese a su casa en un plazo de 24 a 48 horas. Este aumento en la precisión no sólo es beneficioso para el paciente desde el punto de vista quirúrgico, sino también en el tratamiento del cáncer, ya que facilita la extirpación del tumor y la próstata sin dañar órganos cercanos.
El postoperatorio de una cirugía robótica de cáncer de próstata se divide en varias fases. En los primeros días, el paciente permanecerá en el hospital entre 24 y 48 horas, para un control adecuado de su recuperación. Durante su estancia en el hospital le colocamos una sonda que deberá llevar durante un periodo de entre 7 y 10 días, que no suele generar grandes molestias, ya que en estos primeros días el paciente necesita descanso. Tras retirar la sonda, algunos pacientes pueden experimentar pequeñas pérdidas de orina durante un corto tiempo, debido a la inflamación de los tejidos. No obstante, tras 1 o 2 semanas, la inflamación disminuye y la continencia urinaria se restablece por completo. En general, los pacientes logran recuperar hasta el 90% de su actividad habitual en el primer mes, y el 100% entre los 2 y 3 meses siguientes, cuando los tejidos cicatrizan completamente. A lo largo de este tiempo, es importante evitar esfuerzos físicos intensos, como levantar peso o realizar ejercicios intensos, para favorecer una recuperación óptima.
La próstata forma parte del sistema del suelo pélvico, por lo que su extirpación siempre afecta, en mayor o menor medida, a esta zona. Sin embargo, con la cirugía robótica, el daño en el suelo pélvico es mínimo. A pesar de ello, la inflamación postoperatoria puede alterar temporalmente su funcionamiento. Por eso, recomendamos iniciar un programa de rehabilitación del suelo pélvico, que incluya ejercicios específicos y, en algunos casos, electroestimulación. Esto ayuda a recuperar rápidamente la función y continencia urinaria, favoreciendo una recuperación más eficaz en los primeros meses tras la intervención.
Aunque la prostatectomía radical es un tratamiento altamente eficaz, algunos pacientes, especialmente aquellos con cáncer de próstata en un estadio avanzado, pueden necesitar tratamientos complementarios. Se calcula que entre un 15% y un 20% de los pacientes en esta situación podrían requerir tratamientos adicionales, como radioterapia. En casos más complejos, si la radioterapia no es suficiente, se puede recurrir a quimioterapia, hormonoterapia o incluso inmunoterapia, con el fin de prevenir la recurrencia del cáncer. Por lo tanto, aunque la cirugía robótica es una excelente opción, el seguimiento y la intervención adicional en casos avanzados son fundamentales para asegurar la salud a largo plazo del paciente.
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