'El ojo de la ballena', la muestra que une ciencia, arte y accesibilidad

El punto de partida de el 'Ojo de la ballena' es, precisamente, un ojo. Uno sacado del ejemplar de rorcual que apareció varado en la playa de Sopela en 2019. Como ha explicado Vecino, el hecho de que el animal estuviera recién muerto y la rapidez con la que ella y su equipo pudieron acercarse a inspeccionarlo desde la Universidad, favoreció que pudieran obtener la muestra, de un kilo de peso. «El animal había dejado de vivir poco antes, lo que significa que sus células seguían vivas». Podían, por lo tanto, usarse en cultivos para su estudio. Algo ideal para Vecino, especialista en la oftalmología de estos animales.

El estudio de este ojo, cotejado con los de otros ejemplares – «porque en ciencia un único caso o ejemplo no vale–, permitió confirmar, entre otras cosas, que las ballenas ven en blanco y negro, «y bastante mal», con un campo de visión reducido y poca definición. Sus ojos están adaptados a soportar grandes cambios de presión, pues pueden sumergirse a más de un kilómetro de profundidad.

En el estudio de este órgano, Elena Vecino y su equipo se sirvieron de la microscopía electrónica, tecnología que permite observar muestras con un aumento de hasta x10.000. Según la investigadora, «a pesar de que en lo macroscópico seamos diferentes, en lo microscópico somos muy similares». Las fotografías «que se obtienen así, suelen ser en blanco y negro». Vecino decidió colorearlas para potenciar su intrigante belleza.

Así, la exposición reúne la información biológica pura y dura, con una veintena de imágenes tratadas. Una de estas fotos, 'Arcoiris de retina de ballena', fue premiada por la revista 'Scientific American' y obtuvo también el primer galardón de Neuro Arte de la Sociedad Española de Neurociencias (SENC), en 2020. Otra imagen de la córnea recibió el primer premio de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO) en 2019. Este año, una tercera ha sido seleccionada por la La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) en el concurso Fotciencia.

La muestra se completa con piezas del esqueleto real de una ballena, un cráneo, algunas vértebras y las mandíbulas, «que están en depósito aquí, en Itsasmuseum».Entre las mandíbulas, se muestran restos de plásticos recogidos en la playa donde apareció para concienciar sobre una de las principales causas de muerte no natural de estos animales: los plásticos acumulados en el mar. También se incluye la representación a escala natural de un rorcual, «el galgo del mar», sobre una gran lona que cubre buena parte de una de las paredes de la sala Patrick de la Sota del museo. El ejemplar de Sopela medía 18 metros y pesaba 20 toneladas.

'El ojo de la ballena' destaca además porque está diseñada para que pueda ser 'vista' por quienes no pueden ver. Y va bastante más allá de incluir textos en braille, señalética en relieve y guías podotáctiles en el suelo. Las fotografías también tienen sus versiones en relieve mediante paneles texturizados, hay maquetas que se pueden tocar –incluida una reproducción del ojo y otra de su corte–. Cuenta también con tecnología puntera que permite descargar la audioguía en el teléfono. Todo ello ha sido realizado por la empresa Puntodis, especializada en aportar soluciones de accesibilidad en el ámbito de la comunicación.