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Eva Molano
Martes, 23 de noviembre 2021
En enero de 2007, un descubrimiento sorprendió a los operarios que trabajaban en la construcción del campo de fútbol de Astrabudua, en Erandio. Las excavaciones dieron unos frutos peculiares. De la tierra emergieron tres grandes rocas volcanoclásticas con forma de esfera que ahora adornan una rotonda de las cercanías del equipamiento. Hace unos cuantos meses, durante las obras de ampliación aparecieron otras dos; una de ellas está colocada en las inmediaciones y la quinta fue donada al Campus de Leioa, donde forma parte de la colección de rocas más representativas de la cuenca vasco-cantábrica de Bizkaia. Puede verse en el paseo geológico situado en el Arboretum.
Los expertos datan las rocas de Astrabudua en aproximadamente hace 100 millones de años. Entonces, ni siquiera los continentes eran tal y como los conocemos ahora. La península ibérica tenía un aspecto muy distinto. No existía. Era una isla cuya parte emergida correspondía aproximadamente a la mitad occidental de la actual península. Este barrio de Erandio, al igual que el resto de Euskadi, estaba sumergido en un mar tropical a entre 800 y 1.400 metros de profundidad.
¿Por qué hubo actividad volcánica aquí? La apertura del Atlántico Norte provocó la rotación antihoraria de la placa ibérica, que se separó de euroasiática, generándose entre ambas una cuenca marina donde se fueron acumulando sedimentos. Este proceso generó, además, el adelgazamiento de la corteza continental y el ascenso de las rocas del manto que hay por debajo. La pérdida de presión de estos materiales provocó su fusión parcial y la generación de magmas basálticos que ascendieron por fracturas en el fondo marino, explica Ainhoa Alonso, geóloga de la Universidad del País Vasco.
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Una de las bocas eruptivas estaba situada en las cercanías del actual campo de fútbol de Astrabudua -se calcula que a una distancia no superior a un kilómetro-. Allí hubo erupciones de tipo explosivo, más violentas y que expulsaron fragmentos de magma como hace ahora el volcán de Cumbre Vieja pero debajo del agua, así como erupciones efusivas, más suaves, las que generan coladas de lava. En realidad, pudieron ser más parecidas a las que «se registraron al sur de la isla de El Hierro en 2011», asegura. «La diversidad de rocas volcánicas de nuestra cuenca es muy amplia, debido a la variabilidad de los estilos eruptivos», relata.
Las 'bolas' que adornan la rotonda de Astrabudua son rocas volcanoclásticas que «fueron modificadas adquiriendo formas redondeadas por procesos de disgregación y descomposición». Un fragmento está siendo estudiado en la Facultad de Ciencia y Tecnología. Están formadas por capas o estratos constituidos por fragmentos de rocas volcánicas y sedimentarias. Contienen diferentes tipos y también minerales carbonatados que hacen de «cemento» entre ellos. Algunas de las capas presentan características más afines a las rocas generadas en erupciones explosivas y otras, a las formadas por procesos de resedimentación en el fondo marino. «Cada roca cuenta una historia, las rocas son como un libro abierto y hay que saber leerlas», asegura Alonso.
ainhoa alonso
Geóloga de la Universidad del País Vasco
Uno de los enigmas es la localización geográfica exacta de la boca eruptiva original. Por donde emergió el magma. Según los vecinos y la página de turismo del Ayuntamiento de Erandio, estaría bajo la cima popularmente conocida como las Tres Cruces, aunque la experta explica que es muy difícil de determinar. Habría que estudiar todas las rocas en su posición original, el entorno está extremadamente urbanizado, los afloramientos son escasos y la deformación debida a la colisión de las placas Ibérica y Europea ( la orogenia Alpina) por el empuje del continente africano plegó y fracturó los diferentes materiales, dificultando su localización. Además, los volcanes submarinos pueden no presentar forma cónica como la de algunos subaéreos. Muchas erupciones se generan en fisuras y evolucionan morfológicamente hacia diferentes tipos de montículos.
Pero debajo de la cima de las Tres Cruces, mirando a la ría, pueden apreciarse otras rocas volcanoclásticas, aunque parcialmente cubiertas por la vegetación. Están muy cerca de uno de los principales afloramientos de traquitas o rocas traquíticas, unas rocas volcánicas «muy especiales», que pueden observarse en el talud del polígono empresarial que ocupa los terrenos de las antiguas canteras de Axpe, donde fueron explotadas como áridos. Se han formado a partir de la evolución de la composición química de los magmas basálticos en las 'bolsas' o cámaras someras en la corteza continental y durante su ascenso a la superficie terrestre. «Estas rocas están escasamente representadas en el registro de las rocas volcánicas de la cuenca vasco-cantábrica», asegura la profesora. De ahí la importancia de su conservación en Astrabudua.
En la actualidad, una de las alumnas del Grado de Geología de la UPV/EHU está realizando un trabajo de fin de grado para poner en valor todo este patrimonio geológico y divulgarlo entre los vecinos mediante paseos guiados para estudiantes y vecinos.
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Las huellas de este vulcanismo son abundantes también muy cerca de Astrabudua. Por ejemplo, hay otros afloramientos de rocas que se corresponden con erupciones efusivas, más pausadas y menos violentas. debajo del mar. La forma del magma se asemejaría a la de la pasta de un dentífrico cuando se quita el tapón y se aprieta el tubo. A éstas se las denomina lavas almohadilladas o 'pillow' lavas y son visibles en una de las subidas a Ondiz, en Leioa. También hay un ejemplo de transición de coladas masivas a coladas de almohadilladas en Meñakoz. Cada registro volcánico presenta sus propias peculiaridades. Son importantes los de volcanes submarinos en muchas localidades de Bizkaia y Gipuzkoa: Getxo, Sopelana, Fruiz, Errigoiti, Gernika, Elgoibar, Eibar, Soraluze, Azkoitia y Zumarraga. Muchos de ellos están incluidos en el inventario de los lugares de interés geológico (LIG) de Euskadi que se puede consultar en la pagina web del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco. En general, en la peninsula ibérica hay una historia geológica muy rica. «Tenemos de todo tipo de rocas».
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