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La vida como ejemplo

La vida como ejemplo

Eduardo Madina

Viernes, 2 de noviembre 2018

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Se ha ido una persona excepcional, Álvaro de Luna. Un hombre guiado por valores y principios de enorme solidez que mantuvo siempre, en los días fáciles y en los más difíciles, una misma actitud ante la vida. Llenó de una luz y una generosidad propia cada uno de los momentos que vivió. Y supo ofrecerlas a quienes, en un momento o en otro, tuvimos la suerte de compartir algunos años de nuestra vida cerca de él y de Carmen, su compañera de tantos años.

No hubo nunca en Álvaro un solo atisbo de presunción. Nunca pensó de sí mismo que la enorme aportación que hizo a nuestra cultura y a nuestro cine mereciera mucha atención. Y cuando los demás lo destacábamos en su presencia, una mirada de escepticismo nos invitaba a buscar otros temas de conversación inmediatamente. Había en él una serenidad hacia sí mismo y su trabajo que sabía mantener bien a prueba de halago.

Fue toda su vida un hombre comprometido con su profesión y con la cultura de nuestro país. Trabajó a fondo durante décadas para que el papel del arte y la cultura en España fuera cada vez mayor, para que su aportación a nuestro país contribuyera a generar una sociedad mejor. Nunca dio la espalda a las reivindicaciones y los derechos de todas esas actividades profesionales que, en el mundo de la cultura, o en el mundo del cine que tanto amó, no gozan de grandes aplausos, ni tienen la atención de los focos ni pisan las alfombras rojas. Supo siempre estar al lado, sin esconderse y dando la cara, de todas las reivindicaciones, culturales o políticas, que consideró justas. Ahí radica la manera en la que Álvaro entendió la vida; entre dar la cara por los demás o pensar solo en sí mismo, optó siempre por lo primero sin pensar ni un un instante en la posible factura personal o profesional que podría traerle.

Nuestro país, ha perdido a uno de sus grandes actores. Y algunos de nosotros, a un amigo admirado y querido. Un hombre que supo hacer de cada uno de nuestros momentos compartidos, instantes mejores para el recuerdo.

Nos deja una vida como ejemplo y un patrón a imitar. Una mirada lúcida y comprometida, inteligente y generosa. Descansa en paz, querido amigo. Te vamos a echar mucho de menos.

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