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Oskar Belategui
Jueves, 13 de octubre 2016, 18:23
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Colossal plantea qué sucede cuando una chica borrachina que ha regresado a su pueblo descubre que sus movimientos en un parque son los mismos que los de un monstruo gigante que ataca Seúl. Suena bizarro y lo es, pero la última obra de Nacho Vigalondo consigue fundir dos géneros: la comedia romántica y el kaiju eiga o películas de monstruos japonesas, cuyo principal representante es Godzilla.
El cineasta cántabro siempre ha asumido riesgos en una filmografía que mira al exterior y se dirige a un público reducido. Colossal, protagonizada por una superestrella como Anne Hathaway, ha costado más de 4 millones de euros y todavía no tiene distribución en España. Su autor charló largo y tendido con LA BUTACA en el último Festival de San Sebastián.
Vaya trajín que se trae.
Terminamos la película dos días antes de ir a Toronto. Creemos que es muy español esto de acabar las cosas tarde y mal, pero también sucede fuera. No hay oxígeno entre terminar la película, la premiére en Toronto, con más compradores que público real, San Sebastián, Sitges No estoy disfrutando de la película, no la he visto con gente del planeta Tierra.
Anne Hathaway cuenta que cuando usted conoció que contaba con con cinco millones de dólares de presupuesto dijo que no sabía qué hacer con tanto dinero.
Fue muy gracioso. No lo dije en el rodaje, sino el día en el que ella llegó a Vancouver y tuvo encuentros con los directores de cada departamento: fotografía, vestuario, peluquería Todos le advertían que era una película pequeña, que no teníamos el margen de maniobra de una película de estudio. Al final del día tuvo se reunió conmigo para leer su papel y le dije que no sabía qué hacer con tanta pasta. Ella estaba enternecida por verme feliz con un presupuesto que los demás departamentos veían como una papeleta que resolver.
¿Cómo surge esa idea loca de que los movimientos de la protagonista sean los mismos que los de un monstruo en la otra punta del planeta?
Ese tipo de chorradas son las que voy acumulando en mi cajón, tengo unas cuentas. Pero no se sostienen hasta que no encuentro el motor de la película, que es el arco emocional. En este caso, no tanto el personaje de Hathaway sino su relación con el de Jason Sudeikis. Una vez que tuve en mente qué significa cada personaje y su relación de repente vi una película. Con lo cual, aunque la idea más llamativa a priori sea la magia del avatar que reproduce tus movimientos en la otra parte del planeta, el auténtico motor de Colossal es ella y él.
¿Si le dicen que es una comedia romántica se enfadaría?
En absoluto. Cuando mezclo varios géneros no es porque me parezcan insuficientes en sí mismos, un cincuenta por ciento de la película es el amor por los géneros. Estas películas me han alimentado desde la infancia como cinéfilo en estado puro. Me gusta pervertir los géneros, pero no desde la confrontación política, sino con una intención más lúdica que otra cosa. Me encanta que el casting que nos llegó, con Anne Hathaway y Jason Sudeikis, sea de comedia romántica canónica. Ha sido una suerte abrumadora contar con su talento y con lo que ellos aportan a la proyección de la película, el tipo de expectativas que generan. Me gusta que durante los primeros minutos se dibuje un posible triángulo amoroso que enseguida se va a la mierda. Esos navajazos que la peli se pega a sí misma es lo que más me divierte.
Las espectadoras del Festival de San Sebastián agradecieron a una mujer empoderada tras unas cuantas cintas donde las mujeres eran víctimas de violación. Una periodista tuiteó: «Colossal es un alegato feminista contra la tiranía del macho».
¡Madre mía! A mí me gustar contar esta historia y cómo un personaje femenino rompe con todas las expectativas que una mujer tiene a priori en una comedia romántica. Quería romper abiertamente esa tendencia natural a que el personaje femenino haga cosas que debe hacer. Entiendo que desde siempre hemos aceptado películas en las que el acoso está legitimado y hasta se hace apología de él. Todos hemos visto que alguien interrumpe una boda, y es para bien porque el amor lo mueve todo. Ese tipo de discurso es muy problemático cuando se aplica a la vida real. Es bonito ver a John Cusak con un estéreo a tope frente a la casa de una chica que le gusta, pero en realidad eso tiene connotaciones duras. Quería hacer una revisión de esas mecánicas. Creo que el discurso de Colossal es más valioso en vuestra respuesta que en lo que yo pueda decir. No creo que una película tenga que tener un discurso aprobado por su director, es más valiosa la discusión que pueda generar o los tuits que provoque que lo que yo diga para intentar certificar su contenido.
Colossal también va de traumas infantiles. ¿Usted tiene alguno?
No mayor que el de cualquier persona. Me siento en una edad en la que somos adultos pero no del todo, o quizás somos menos adultos de lo que quisiéramos ser. Todos tenemos una relación conflictiva con nuestro lugar de origen y con nuestros padres. Y cada vez que vuelvo al pueblo (Cabezón de la Sal) estos conflictos se notan y vibran. Pero no, ahora mismo no tengo un trauma espectacular que poder confesar.
La película, más allá del divertimento, habla del maltrato.
En toda peli intento contar algo que no tenga que ver con su corteza, sino con su corazón. Que se perciba o no ya es mérito mío y de la película. Que un filme tenga corazón es una herramienta de trabajo muy buena sobre todo a la hora de saber valorar qué debe contar y qué no. Es una forma de montarla en tu cabeza antes de hacerla, saber exactamente de qué estás hablando. No es que quiera ganarme a la crítica de antemano, sino un método de trabajo.
¿Se sintió intimidado al trabajar con una estrella como Anne Hathaway?
Es tal el grado de agradecimiento por cómo se presentó al proyecto que lo que tengo es una sensación de deuda constante, de voy a luchar por todo lo alto para que nunca se arrepienta de haber tomado esa decisión. Me intimidaba más mi responsabilidad que ella, que fue cómplice desde el minuto cero.
El presupuesto medio de una película española es de 1,6 millones de euros. Y usted ha tenido casi 5.
Todavía no he disfrutado de un rodaje holgado, en el sentido de repetir tomas alegremente, improvisar o tener digresiones. Otros directores tienen esa comodidad, como Iñárritu que para rodar El renacido solo tenían dos horas de luz al día. Nunca me he sentido rico en un rodaje. Colossal se rodó en seis semanas. Tiene peleas y momentos de mucha fisicidad. El miedo no me lo quité del todo hasta que no la terminé. Si un día de rodaje yo flaqueaba, el margen de maniobra era muy pequeño. No he sido un nuevo rico rodando esta peli. He puesto en practicas las habilidades propias de un director que tiene que rodar mucho en poco tiempo.
Colossal no tiene dinero español.
En realidad en el día a día tampoco te importa demasiado de dónde viene el dinero. Para mí ha marcado la diferencia que es la primera película que no hago en familia. No solo hablo de la gente que está delante de la cámara, sino la que está detrás: el director de arte, el sonidista, maquilladores Ha sido una película fuera de casa, con lo cual estoy dispuesto a aceptar que Open Windows es una película española rodada en inglés y esta mi primera película norteamericana.
La distribución está cerrada en stados Unidos.
Sí, vamos a trabajar desde ya en la campaña.
¿Y ese misterioso comprador chino que se ha hecho con sus derechos?
Eso fue una nota de prensa en la que el periodista se flipó. En vez de decir que la película se había vendido a un estudio cuya fuente de financiación china todavía no se había filtrado, soltó lo del misterioso comprador. Al final, los medios acabaron contando que Vigalondo había vendido la peli a un misterioso comprador chino. También antes de rodarla contaron que hubo una acusación de plagio de la productora de Godzilla.
En España todavía no ha encontrado una distribuidora.
No. Imagino que los festivales ayudarán. Pero todavía es muy pronto, mis pelis tardan en asentarse y en encontrar vías de distribución. Colossal está recién hecha, noto el calor del horno al pensar en ella. No tengo ansiedad porque se estrene. De hecho, ya se ha vendido a varios territorios pero no sé cuáles son.
Usted ha dicho que no quiere ser un director de Hollywood.
Lo que quería decir es que no tengo esa pulsión por llegar allí y convertirme en un director de estudio. No quiero ser esclavo de esa necesidad de encontrar mi sitio allí. Cuando haces una película como Extraterrestre estás dejando claro que tus objetivos son otros. Y los míos son tener la libertad de poder hacer películas grandes y pequeñas aquí y allí.
¿Y si le ofrecen una franquicia tipo Iron Man o Parque Jurásico?
Buf, me da miedo. Porque lo que me enamora es la historia, y cuando firmas el contrato de este tipo de franquicias muchas veces ni siquiera hay guion. Yo estaría cagado de miedo. No quiero alardear de autoría. Tengo que confesar que si me ofrecieran una cifra descomunal por una peli de este tipo no sé cuál sería mi respuesta inmediata. Pero me da miedo cometer los errores de otros. Como director mi sueño no es acertar siempre, quiero que las películas padezcan que yo las hago. No porque yo como persona sea muy importante, sino porque es lo que pido a cualquier película como espectador y es a lo que todo director debería aspirar, a que sus películas sea una verdad que parte de ellos mismos. Pero, insisto, no sé qué haría, no quiero presumir de superautor.
¿Le molesta ver películas planificadas en un despacho por unos ejecutivos?
Me molesta ese tipo de película deslumbrante que te llega y te deja temblando al salir del cine pero a la semana te has olvidado de ella. Eso me pasa mucho y me entristece. A mí me gusta ver una película como Green Room y que esté tatuada en tu recuerdo el resto de tu vida.
¿Ha visto Escuadrón suicida?
No, pero cuando llega a la prensa el tipo de conflictos que ha habido en el desarrollo me quito el sombrero ante el director por todo lo que ha sufrido. Cuando una película de ese calibre sale mal o no tiene la respuesta que el estudio sueña nunca conocemos al ejecutivo que tomó las decisiones equivocadas. Pero todos conocen la cara del director y los actores. Hay decisiones equivocadas que vienen de arriba, pero al final esos errores los representas tú.
Reconoce que no es un director de público masivo.
Ninguna de mis pelis ha tenido una vida comercial ortodoxa. Su rentabilidad no tiene que ver con el éxito del primer fin de semana. Mi gran miedo no es hacer taquilla, sino no hacer cine. Me entristece que directores que admiro vivan con esa obsesión por las cifras. Nunca sabes cómo vas a acabar, pero creo que no busco el aplauso inmediato. Y eso se nota.
Este año dio el pregón del Día de la Montaña en Cabezón de la sal.
Una odisea. Y además tuve la boda de mi hermano. Fue un verano muy colosal.
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