El cabreo de una vizcaína que adora Zara: «No sé cómo venden esto y no les da vergüenza»

«La mayor parte de mi ropa es de Zara, para mí un mal día de compras es cuando voy y no encuentro nada», confesó Beatriz Urigoitia a Bizkaia Dmoda en 2019. Esta duranguesa de 39 años, conocida como Bei Uri (@bei_uri) en Instagram, se ha ganado el cariño y la simpatía de sus 105.000 seguidores por mostrarse auténtica, un valor que escasea en la red social de los filtros. Habla sin tapujos sobre la ansiedad que sufre desde hace años y rompe tabúes sobre la salud mental. Esta ingeniera industrial, afincada en Madrid desde hace más de una década, donde trabaja en una importante compañía eléctrica, también comparte sus rutina deportiva para animar a sus fieles a seguir un estilo de vida saludable sin obsesionarse con el recuento de calorías o el peso que indica la báscula. De hecho, en 2019 publicó el libro 'Soy más que una talla', en el que reconoce que se ha pasado toda su vida a dieta en busca del «cuerpo soñado» y da consejos para adquirir hábitos saludables. Hoy se ha convertido, sin buscarlo, en abanderada del movimiento 'body positive'.

Apasionada de la moda, Bea también parodia las poses imposibles de las famosas y publica los looks diarios que lleva a la oficina. Casi todos han salido de las perchas de Zara. Eso sí, estos días ha pasado de clienta fiel de la marca insignia de Inditex a temer que Amancio le nombre «persona non grata» en sus tiendas. «Siempre he sido fan de la marca, pero no es normal que en un mes se me rompan tres prendas», lamenta. Todo comenzó con una falda de Zara que le regalaron sus cuñadas por su cumpleaños. Compartió una publicación en la que lucía la prenda en cuestión, satinada y de tiro alto, en color verde claro y con nudo delantero. Pero a los tres días grabó un vídeo para denunciar que no le había durado ni un lavado. «No sé cómo venden esto y nos les da vergüenza. Os lo digo de verdad», lamentaba en una 'storie' mientras mostraba el estado de esta prenda, que después de un solo uso ya tenía borlas y el tejido estaba visiblemente desgastado. «Mirad cómo está con una puesta. Mirad los acabados por dentro, la costuras... Mirad qué calidad. Treinta euros o cuarenta de falda para esto», añade en el vídeo mientras enseña partes deshilachadas y mal cosidas.

La prenda sigue a la venta por 25,95 euros y algunas tallas están agotadas. Eso sí, la 'influencer' ya ha ido a una tienda a devolverla. «La cambié por otra falda diferente, pero no es normal que ahora que han subido los precios la calidad sea tan mala. Nunca me había pasado, pero últimamente estoy recibiendo muchísimos mensajes de gente con el mismo problema», desvela.

No es la primera vez que compra una prenda de Zara que se deteriora con solo mirarla. Su primera experiencia similar fue con un pantalón palazzo verde de raso de esta temporada. «En tres horas que me lo puse ya estaba deshilachado y con el bajo descosido, lo llevaba colgando. Me dio mucha pena, porque me gustaba. Fui a cambiarlo por otro igual, pero todos presentaban el mismo estado, el tejido era horroroso», cuenta. Y, por si fuera poco, le ha ocurrido algo parecido con unos pantalones con pinzas de color beige que mostró en otra publicación. «A mí no me digáis que la ropa no es cada vez de peor calidad, solo tiene una puesta y la entrepierna ya está rozada. Otra joya de Zara», sentenció en una historia de Instagram.

Urigoitia también denuncia desde hace tiempo que Zara talla cada vez más pequeño, fomentando la presión que sufren las mujeres por el peso. «Antes compraba 'online' y acertaba, pero ahora ya no doy una. Antes usaba una talla M, ahora uso una L y hasta XL midiendo 1,70 y con 70 kilos de peso. Me parece muy bien que tallen hasta la XXL, pero las prendas son cada vez más pequeñas», asegura. Por eso pide que las cadenas 'low cost' abracen un mayor tallaje que encaje por fin en todos los armarios y se adapte a todas las siluetas.

Beatriz confiesa que su idilio con Zara continúa y que volverá a dar una oportunidad a la marca insignia de Inditex. «Quiero pensar que ha sido algo temporal, que han cambiado los tejidos y volverán a la calidad de antes», confía. Eso sí, en su armario ya ha hecho un hueco a «firmas más pequeñas que ofrecen prendas únicas y de calidad». No es extraño verla con algunos de los diseños especiales que venden Rubén Sánchez y Jorge Brochero en sus tiendas de moda 'Uoma', en Durango y Amorebieta. «Quizá sea el momento de apostar por los comerciantes que tenemos cerca, que dan vida a nuestras calles y les cuesta un montón sacar adelante sus proyectos».

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