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Con razón se la conoce en Bilbao como la peluquera de l@s famosos. Por sus manos han pasado (las cabezas de) Isabel Preysler, Maribel ... Verdú y su cuñada, Amparo Larrañaga, Antonia Dell'Atte, Mar Flores, la escritora Julia Navarro, Alicia Borrachero, Toni Acosta, Alba Carrillo, Cayetana Guillén Cuervo, Paula Echevarría... También ha peinado a hombres como los actores Alejo Sauras, Hugo Silva, Luis Merlo y Juanjo Artero.
La semana pasada se reencontró con unas de sus clientas más fieles: la princesa de Panagyúrishte, aunque ella, perteneciente a la familia propietaria de la pastelería bilbaína Arrese y, por tanto, de las famosas trufas, prefiere que se la conozca como la 'princesa viajera'.
La estilista bilbaína Yolanda Aberasturi le realizó un cambio de imagen radical. Potente. Sin concesiones. No es la primera vez que se encarga de su transformación, pero en esta ocasión la intervención fue si cabe más espectacular, aunque igual de exitosa que en anteriores ocasiones.
Al día siguiente de su paso por el salón de belleza de Alameda de Mazarredo, Carla se convirtió en el centro de atención de un evento social, con preponderancia de mujeres entre el público y donde presentó su perfil como empresaria cosmética dedicada a la fabricación de cremas. «Impresionante el cambio», se escuchó a algunas asistentas. Comentarios de similar tono se repitieron a su vuelta a Madrid. «Estoy encantada», explicaba.
Aberasturi le tiene cogida la medida y eso ayuda. Son ya 25 años de estrecha vinculación. Esta vez le realizó un cambio «fuerte», corte y peinado incluido. La estilista eliminó «de forma temporal» los rizos de la aristócrata y devolvió a su pelo un tono más brillante y natural. Sin recurrir al uso de mechas. Entró una mujer y salió otra. Tachán, tachán, que diría el mago Juan Tamariz.
A cambio, le afiló los laterales y trasladó la sensación de provocar una forma más alargada del rostro, mediante técnicas con las que logró de paso un aspecto más juvenil. Aberasturi aprovechó también para maquillar las canas de la princesa.
Clienta y peluquera mostraron, igual que siempre, una complicidad. Modificaciones de este calibre se consensúan previamente, a pesar de que Aberasturi le adelantó que le iba a hacer «un cambio total». '¿Qué te parece?', le preguntó.
No hizo falta contestación. Carla Royo-Villanova salió del salón con un visagismo en toda regla, término acuñado durante los años 80 para hacer referencia al estudio en profundidad de las formas y proporciones del rostro al completo. Desde el pelo hasta las cejas, los ojos y la boca. «El alisado le concede un aire más juvenil y jovial con los laterales más pegados. Resaltando su cara y pómulos», evaluó Aberasturi. «Es un corte versátil porque también lo puede llevar ondulado pero siempre le quedará una forma más depurada».
Ambas quedaron satisfechas. Y, sobre todo, muy convencidas. Porque con este tipo de tratados lo que se trata es de que disfruten una y otra. La clienta y la peluquera, en este caso de los famosos.
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