Vuelven los globos rojos de La Palma: el restaurante recupera un símbolo de la infancia en Bilbao
El establecimiento del Casco Viejo empezará a repartir desde este viernes los globos que la mítica zapatería regalaba a los niños. «Nos lo pedía todo el mundo», aseguran
«¡Qué recuerdos!», «¡Ala, como cuando era niña!», o «¡Quién nos iba a decir que volveríamos a tener uno!», fueron algunas de las reacciones que ... se escucharon el pasado miércoles en La Palma, cuando repartieron por sorpresa los primeros globos rojos. Aquello fue solo un anticipo: desde este viernes, la tradición que marcó a varias generaciones volverá a teñir de rojo la calle Correo del Casco Viejo. Durante décadas, los niños salían contentísimos de la mítica zapatería con su globo en la mano, y lo volverán a hacer ahora, en su nueva vida como restaurante, abierto en febrero de 2023. «Muchísimos clientes lo echaban de menos y sabíamos desde el principio que teníamos que recuperar este símbolo de Bilbao. No sabíamos cómo hacerlo, pero hemos decidido repartirlos en el pintxo-pote y los fines de semana, sobre todo para tener un gesto con los niños, que no han conocido esta tradición», cuenta José Bernardo Flórez, encargado del restaurante. Eso sí, aclara, «si alguien mayor lo quiere, por supuesto que se lo damos también».
La legendaria zapatería bajó la persiana en enero de 2016, después de calzar a media Bizkaia durante casi 90 años. Fundada en 1927 por Sabino Menéndez, La Palma se convirtió en sinónimo de calidad: tenía las mejores marcas, con aquellos dependientes de bata blanca y calzador en mano. Sus clientas fueron las primeras en pisar las aceras con stilettos de Robert Clergerie, Lottusse o Timberland, cuando estas firmas, hoy tan populares, eran prácticamente desconocidas. «Muchos clientes me enseñan aún sus zapatos comprados en La Palma. Yo tuve algunos pares para ocasiones muy especiales, porque La Palma eran palabras mayores. Pero sobre todo recuerdo el globo rojo de los jueves y aquella pelota de goma de la marca Gorila, que botaba muchísimo y se te perdía a los tres segundos de salir de la tienda», sonríe José Bernardo.
Por ahora han preparado 1.000 globos para repartir, aunque saben que volarán enseguida. «También vamos a dejar varios en la entrada para que la gente pueda cogerlos. Antes del verano dijimos que ya teníamos que empezar a repartirlos, pero hemos preferido esperar a que pasase el boom turístico, porque es la gente local la que realmente nos los pide», explica Jon Ander Martín, responsable de redes sociales. En los globos rojos se lee 'La Palma restaurante-jatetxea' y, debajo, su lema: «Lo de siempre, como nunca». «No recordaba el color exacto, pero de que daban globos me acuerdo perfectamente. Me parece una iniciativa estupenda, porque todo el mundo que viene aquí se fija en el cartel que tenía la zapatería en la entrada», asegura Marisa, de 76 años, clienta de Calzados La Palma y ahora también del restaurante, que conserva en su interior el rótulo original, uno de los más queridos de la villa.
Dos menús para Navidad
El establecimiento, de más de 300 metros cuadrados, dispone de dos ambientes separados: un restaurante y un bar-cafetería. Abre a las siete y media de la mañana para servir desayunos -bollería artesanal, sándwiches, tostadas…- y, al mediodía, continúa con una amplia barra de pintxos. Gildas, bilbaínitos, pulpo a la gallega, pan bao de carrilleras o miniburgers conviven con una de las estrellas de la casa: las lascas de bacalao al pilpil sobre escalivada de verduras, focaccia de aceitunas y crujiente de algas. Fue el bocado campeón del VIII Concurso de Pintxos de Bacalao del Casco Viejo el año pasado. «Lo mantenemos siempre en barra porque es uno de los que más sale», explica Aitor Fernández, jefe de cocina de La Palma.
La propuesta se completa con un menú del día -de lunes a viernes, por 24,90 euros- que actualiza la cocina vasca clásica con un toque contemporáneo. «Lo cambiamos cada semana, pero siempre incluye un aperitivo, cuatro primeros -ensalada, hidratos, un potaje y una crema- y cuatro segundos: pescado del día, carne en salsa, una opción a la plancha y nuestros huevos con puntillas», explica Aitor, que obtuvo una estrella Michelin en el cántabro Annua antes de recalar en los fogones de La Palma. En los postres, con fruta y propuestas dulces, nunca falta su famosa torrija de brioche caramelizada, ya todo un clásico entre la clientela.
También trabajan con carta, disponible en comidas y cenas, donde destacan platos como la ensaladilla cantábrica de centollo, el chuletón de ganado mayor o el muslo de pollo de corral relleno de setas y foie en su jugo trufado, acompañado de un sándwich de su propio paté. A ello se suman dos menús degustación -Punta y Tacón- por 50 y 59 euros, respectivamente.
De cara a Navidad, han diseñado dos menús especiales, por 57 y 67 euros, que arrancan con un aperitivo que levanta pasiones: '¡Ostras! Cuajada'. Se trata de una versión innovadora de la cuajada, preparada al momento sobre la concha de una ostra, con un toque ahumado, una esferificación de yogur de ostra y coronada con una teja de miel que aporta el punto dulce. Con este bocado se proclamaron este año ganadores del X Concurso de Pintxos de Queso Idiazabal del Casco Viejo.
«Las cenas de Nochebuena y Nochevieja las pasaremos en familia, pero sí abriremos el 1 de enero y en Reyes. Lo estamos intentando hacer con mucho cariño, como la zapatería, para durar también otros 90 años», asegura Aitor desde la cocina abierta de este emblemático rincón bilbaíno que, como reza su eslogan, «antes cuidaba nuestros andares y ahora mima nuestros paladares». Y sí: ahora también con su inolvidable globo rojo sobrevolando las calles de Bilbao.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión