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Joyas de Bilbao (Vidda)
Descubre las joyas favoritas de famosas como Anne Igartiburu, Mar Flores, Marta Sánchez y Bibiana FernándezLas bilbaínas Esther y Marian Martínez crearon hace nueve años Vidda Jewelery tras un viaje a México: «Hacemos un tándem perfecto, una es más creativa y la otra más práctica», confiesan. El 90% de su producción va a países como Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos y hasta Kazajistán
Anne Igartiburu, Mar Flores, Marta Sánchez y Bibiana Fernández tienen algo que las une y no es la fama. Son las joyas. Las cuatro son fanáticas del trabajo de Esther y Marian Martínez, las dos bilbaínas que están detrás de Vidda Jewelery, una de las firmas más importantes de este sector. Sus piezas, elegantes, exclusivas y sofisticadas, diseñadas con mucho cariño, y hechas a mano una por una, son las favoritas de muchas 'celebrities'. Se venden en todo el mundo, pero se hacen aquí, en Bilbao.
Todo empezó por un viaje. «Estaba en México, que es un país que valora mucho la artesanía, y vi la dedicación que tenían por este oficio. Me llamó la atención y me quedé con ello en la cabeza», cuenta Esther. De vuelta lo comentó con su hermana, Marian, y empezaron a gestar la idea de hacer ellas sus propias joyas. Después de varias visitas y de conocer otras tantas experiencias, se pusieron a ello. Fue hace quince años y entonces su objetivo era fabricar para otros.
«Somos bastante lanzadas», reconocen ambas. Una actitud que heredaron de su padre, Loren, una persona «muy emprendedora» que transmitió a sus hijas esa inquietud y esa pasión por hacer cosas, salgan bien o mal. Fueron sacando adelante el trabajo y aprendiendo el oficio hasta que hace nueve años apostaron ya por su propia marca. A la que bautizaron como Vidda: «Queríamos un nombre fácil de pronunciar en todo el mundo y también que reuniera esa pasión que teníamos». A sus padres, Julia y Loren, les homenajearon con el nombre de la empresa. «Siempre nos han apoyado, en los buenos y en los malos momentos», señalan.
Vidda es una firma en la que las hermanas sacan lo mejor que tienen y como son muy diferentes, se complementan a la perfección. «Somos un buen tándem, Marian es la parte artística y yo soy más práctica», explica Esther. Eso es una parte importante de su éxito porque compensan la creatividad con la buena gestión empresarial. «A veces hay profesionales con mucho talento pero les falta esa visión de negocio y al revés», explican.
El taller en el que trabajan está lleno de materiales. «Tenemos lo que necesitamos en stock para hacer los encargos al momento», destacan. En las estanterías se acumulan todos los elementos que usan, incluidas telas, cordones y papelería. Tiene también cristales Svarovski, todo un lujo: «Somos de los pocos a los que nos distribuye la marca después de su reorganización durante el Covid».
Cuando reciben un pedido, todos en la empresa se ponen manos a la obra. Las piezas se montan una a una de forma totalmente artesanal. «Lo que no hacemos aquí es la fundición de metales, pero el resto, todo», remarca Esther. Su manera de trabajar también les permite ajustar mucho los precios de las piezas, chapadas en oro y plata. Se pueden encontrar a partir de 50 euros.
Marian trabaja en otro rincón de la lonja donde diseña ella misma todas las colecciones. Es un trabajo minucioso que muchas veces empieza fuera. «Me gusta mucho andar y es en esos paseos, con los cascos puestos, cuando me vienen muchas ideas a la cabeza», explica. Esa parte creativa la tienes desde pequeña: «Siempre he modificado la ropa y los complementos que me he puesto», admite.
Una vez tiene la idea, la plasma en papel, le da forma, consulta al equipo... hasta que obtiene el diseño final. Luego, monta unos modelos y sigue estudiándolo hasta dar con el resultado definitivo. Estos días ya está con la colección de primavera-verano del próximo año. «Trabajamos con bastante adelanto». Y ello implica estar muy al día de las tendencias.
El verdadero negocio de Vidda no es la venta a través de su web, aunque por supuesto que reciben pedidos personales. Las hermanas apuestan por vender en tiendas -aquí en Bilbao están en Eme-B, en la calle Achúcarro- de todo el país. «Aunque el 90% de nuestros productos se va para exportación», precisa Esther. Estos días están completando un gran encargo de Grecia, pero sus joyas triunfan también Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos... hasta Kazajistán.
- ¿Cambian muchos los gustos de unos sitios a otros?
- Sí. Evidentemente hay una serie de modelos que son best-sellers, pero luego cada país tiene un estilo: a los franceses les gustan las cosas más delicadas y a los italianos, más ostentosas, por poner un ejemplo.
También ellas son diferentes en cuanto a gustos estéticos. Las dos usan joyas, pero muy diferentes. Esther no puede salir de casa sin pendientes. Y le gustan grandes. «Del resto, collares, pulsera, etc. no soy muy fan porque también soy muy práctica en mi día a día», explica. Marian suele llevar joyas pequeñas: «al final, hago deporte y son las más cómodas». Aunque para eventos y quedadas aprovecha esas piezas más vistosas. Una vez la pararon por la calle para preguntarle por el collar Utopia, una pieza magnífica digna de una reina moderna.
«¿Cuántas pulseras has vendido hoy, ama?»
Vidda es una marca familiar. «Mucha gente nos pregunta qué tal es trabajar con un hermano. Y la verdad es que a nosotras nos funciona», dicen. Pero no es solo por ello, es una marca familiar porque toda la familia a apoyado a Esther y Marian con sus sueño. Empezaron sus padres, pero también sus otros tres hermanos lo hacen. «Por el taller han pasado muchos niños», ríen. Los primeros, cómo no, los de Esther. Tienen 10, 13 y 15 años. «Antes me preguntaban cuántas pulseras había vendido ese día», ríe. Ahora, disfrutan cuando ven a sus ídolos con las joyas en fotos y en las películas.
