Llega una nueva tienda a Bilbao tras su éxito en Getxo

Natalia Caruso (Buenos Aires, 1984) cambió Mallorca por Bilbao tras conocer a Diego Undabarrena, su actual pareja, hace más de una década en la isla balear. Ella había decidido tomarse un año sabático tras completar con éxito sus estudios de diseño de moda; y él, bilbaíno de 48 años, trabajaba como patrón de barcos de recreo en esta mágica isla del Mediterráneo. Se enamoraron, y la distancia (estuvieron varias temporadas separados) no impidió que su romance continuara. Hoy viven en Las Arenas con sus dos hijos, Telmo y Águeda, de 6 y 2 años respectivamente. En este municipio vizcaíno también nació la tienda multimarca que fundó Natalia: 'La Vereda'. Cuenta con dos establecimientos en Getxo y acaba de abrir su primera tienda en Bilbao, en el número 24 de la calle Rodríguez Arias.

Natalia heredó la sensibilidad por la moda de su abuela, que era modista. «De niña me prestaba telas para que yo les hiciera vestidos a las muñecas», recuerda entre risas. Comenzó a labrar su trayectoria en el sector cuando todavía estudiaba diseño de moda: «fundé una marca con una amiga». Después, ya en Mallorca, empezó a organizar mercadillos de marcas independientes. Con las prendas que le sobraron de estos 'markets', abrió un pequeño comercio en Las Arenas. «Eso era como quien empieza su negocio en el garaje de su casa», bromea. Fue en abril del 2012 cuando su proyecto tomó forma y consiguió con esfuerzo levantar la persiana de su primera tienda, 'La vereda', en la calle Club número 2 de este municipio vizcaíno. También en Las Arenas, pero en plena pandemia abrió su segundo establecimiento. «La gente me decía que estaba loca, pero a mi me dio igual. Llevaba mucho tiempo queriendo dar el paso. No lo hice antes porque pensaba que mis hijos eran demasiado pequeños. Para mí, formaba parte del crecimiento natural del negocio», explica con tono sereno. Y como no hay dos sin tres, el pasado viernes 19 de noviembre dio otro paso más dentro del mundo de la moda al abrir su primera tienda en Bilbao: «Llevábamos desde el principio del proyecto con ganas de abrir una tienda en la capital vizcaína».

La amplia cristalera de la nueva tienda de la villa permite a los transeúntes apreciar desde el exterior las prendas y accesorios que selecciona Natalia. Se decanta por artículos originales de 20 firmas europeas, como la rusa Monolama y la italiana Lumina. «Tienen que cumplir dos factores: tener un diseño especial y buena relación calidad-precio», concreta. Una amplia variedad de diseños actuales visten de color este acogedor espacio de 47 metros cuadrados: «Desde ropa estampada muy divertida, como una camisa con perritos, hasta modelos lisos, que siempre son un buen fondo de armario», cuenta. Entre sus artículos, destacan los collares elaborados en porcelana y pintados a mano de la marca británica And Mary o la colección de bisutería minimal en plata que cautiva a sus clientas. «El otro día entró una chica que vive aquí al lado. Se alegró de la apertura porque solía ir a la tienda de Las Arenas para comprarme los anillos», cuenta emocionada.

Para este otoño, Natalia propone patrones que fluyen hacia prendas en las que prima, ante todo, la comodidad. «Se lleva mucho la ropa sin forma y 'oversize'», asegura. Los estampados clásicos, como los cuadros y las rayas, tampoco faltan entre sus opciones. «Siempre solemos tenerlos porque nos encantan», añade. Eso sí, con el temporal que azota Bizkaia loa jerséis de punto son los primeros en volar de las estanterías: «Los tenemos de muchos colores, estampados y texturas».

Esta emprendedora argentina se ha metido en el bolsillo a clientas de todas las edades, asiduas a sus dos tiendas de Las Arenas. «Son muy fieles. Muchas veces vienen con vestidos que compraron aquí y me dicen que se lo vendí yo. Me hace mucha ilusión porque forman parte de nuestra historia», reconoce. También valoran el trato cercano que encuentran al cruzar la puerta. «A Inés, mi mano derecha, y a mi nos gusta escucharlas, aconsejarlas y que se vayan a casa satisfechas. Hay una clienta vizcaína que vive en Burgos. Cada vez que viene para estar con la familia se pasa por las tiendas para llevarse algo», asegura.

Desde que levantó la persiana de su nuevo local de la villa, Natalia reconoce vivir en una nube: «Estamos encantadas ¡Nos lo pedía el cuerpo!». Y parece que también a sus clientas, porque la aceptación ha sido «increíble». Confía en que su negocio siga creciendo, pero de momento una cuarta tienda no entra en sus planes. «Las cosas no hay que hacerlas a lo loco, sino en su debido momento», indica esta mujer entusiasta e inquieta, consciente de que «con esfuerzo y dedicación los sueños se cumplen».

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