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Perro desaparecido en Lekeitio
La odisea de una pareja de Lekeitio que lleva 3 meses buscando a su perro desaparecido: «Alguien se lo ha llevado»Senda se perdió el pasado 30 de julio en el monte Otoio al asustarse con una tormenta de verano. Desde entonces, sus dueños le buscan con drones, barcos y pegando centenares de carteles: «No pararemos hasta encontrarlo»
Sara Pascua y Joseba Espinosa llevan 83 días con sus 83 noches buscando a Senda, su labrador negro, que se perdió el pasado 30 de julio en el monte Otoio de Lekeitio. «No hay palabras para explicar la angustia que estamos viviendo desde entonces», se lamenta Sara. Ella y su madre salieron a dar un paseo con Senda, que salió corriendo detrás de algún animal, algo que solía hacer habitualmente, pero esta vez no volvió. «Se conoce la zona de memoria, es su segunda casa y, además, vivimos al lado. Por allí iba suelto, a lo suyo, pero siempre me esperaba en el mismo punto si yo iba más lenta. Y cuando yo subía corriendo, él sabía que me tocaba esperarle a mí». Pero aquel día no llegaron a reencontrarse. A Senda, que le asustan mucho los truenos, le sorprendió una tormenta de verano. «Siempre que los escucha se acerca a alguien para sentirse protegido. De hecho, cuando nosotros no estábamos en casa, solía refugiarse en el jardín de los vecinos».
Sara pensó que quizá se encontraría allí esperándola, pero tampoco estaba. «Creemos que buscó gente y que bajó al parking de la playa de Ogeia, en Ispaster. Y que allí alguien lo encontró y se lo llevó porque pensó que estaba abandonado, pero tiene una familia que está sufriendo muchísimo». Tanto que desde entonces lo buscan por tierra, mar y aire. «Aquel día subimos al monte con amigos y nos los recorrimos entero. Pero también lo hemos buscado con drones y en barcos que nos han prestado por si se hubiese caído al agua», cuenta Sara, que siempre le enseñó a no cruzar carreteras. Además, han pegado más de 600 carteles, que incluso han traducido al francés por si pudiese estar en Iparralde. «Ayer subimos a Urkiola para pegar carteles por allí y la semana pasada estuvimos por Elorrio».
La búsqueda se extiende a las redes sociales, donde han creado un perfil en Facebook y otro en Instagram para difundir su historia y traerlo de vuelta a casa. Una misión en la que no están solos, porque les empujan más de 7.600 personas que están sufriendo con ellos. «Estamos profundamente agradecidos, porque es una pasada cómo se está volcando la gente. Ayer nos avisaron de que habían visto un cartel con la foto de Senda en Santiago de Compostela, otra chica ha pegado por el sur, otra ha traducido el cartel al alemán, nos dan muchos consejos...». Todos quieren echar una mano y apoyarles en estos duros momentos. «Seguimos con vosotros familia», «Senda, te estamos buscando desde Canarias», «Nunca me cansaré de compartir tu foto» o «No os dejaremos», son algunos de los cientos de mensajes de ánimo que reciben cada día.
«No sé ir al monte sin él»
Senda es un macho de labrador negro y tiene nueve años, aunque «está atlético y en plena forma». Se le puede distinguir por las manchas blancas del cuello y las canas de la barbilla. Tiene chip, está esterilizado y pesa 34 kilos. El día de su desaparición llevaba un arnés rojo. «La única pista que tenemos es que ese día vieron un labrador negro en el parking de la playa de Ogeia, en una furgoneta con una pareja, que no paraba de acariciarle. Es un perro muy sociable y cariñoso con la gente. Creemos que alguien se ha encariñado con él, porque es un encanto, pero nosotros estamos destrozados». Sara, educadora social en excedencia voluntaria por otros motivos, emplea todo su tiempo en buscarle. «He contactado con los colegios de Veterinarios de cada provincia. Y aunque soy analógica, he aprendido a hacer 'reels', 'stories'... lo que haga falta por encontrarle». Echa en falta sus «recibimientos haciendo la croqueta», las caminatas diarias y su amor incondicional: «Yo no sé ir al monte sin él, no puedo».
A Senda la vida le dio otra oportunidad al poco tiempo de nacer. «Se lo encontró la hermana de una amiga en una caja al lado de un contenedor en la Sierra de Madrid. Pero ella era muy jovencita, tenía que trabajar y no podía hacerse cargo, así que me lo dio con un año». Sara se pensó mucho volver a tener un perro, pero fue «amor a primera vista». «Me costó mucho superar la muerte de Pelos, mi primer perro, que nos dejó dos años antes de que Senda llegase a nuestras vidas, pero en cuanto me miró...». Se llamaba Goncho, pero Sara le puso Senda porque estaba convencida de que sus caminos ya no iban a separarse: «Se han llevado una parte de mí y aunque el ánimo va decayendo, no pararemos hasta encontrarle».