Pepe por Dios, colas de vértigo en uno de los garitos de moda en Bilbao
El bar de Barrenkale revienta todas las noches con éxitazos e himnos de los 80
Pepe, por Dios, grita la concurrencia casi todas las noches antes de pasar a uno de los garitos de moda. Solo le falta añadir a ... la impaciente clientela 'ábreme, por Dios'. «Parece que el Casco Viejo bilbaíno sigue siendo centro neurálgico de la villa, tanto desde el punto de vista comercial como hostelero», apostilla Oscar del Hoyo, uno de los grandes capos de la noche. Con este local ha pegado un gran pelotazo, igual que con el Imperial de Lersundi. Este hostelero parece tocado por una varita mágica, pero hay que reconocerle que últimamente no falla una. Recuerda a Mbappé, que las mete todas.
Desde que Bilbao levantó su zona gay en Barrenkale, esta calle se ha convertido en corazón de la tarde y noche. Se ha consolidado como «una vía de obligado cumplimiento», juzgan los amantes del ocio nocturno. La presencia de jóvenes, y no tan jóvenes -abundan los cincuentones y cincuentonas-, se ha convertido en uno de los fenómenos bilbaínos.
Estribillos de Raffaella Carrà
Abunda la música hortera, con la que es imposible quedarse quieto. Funcionan los éxitos de siempre: Raffaella Carrà (suena a reventar con su 'A far l'amore comincia tu'), Merche (¿recuerdan su hit 'Abre tu mente') y el 'Ríos de Babilonia' de Boney M, y todo lo que se puedan imaginar.
Desde hace años, Pepe por Dios es la referencia del baile y canalleo de la música de los ochenta. Cada tarde del fin de semana, con los tardeos tan de moda para la gente ya crecidita que no quiere sufrir con las resacas, se transforma en el epicentro de un público con ganas de oír y bailar sus canciones y verse rodeado de su gente, dice Del Hoyo.
Un buen Dj que conoce su parroquia hace bailar hasta el agotamiento a todo el que se atreve atravesar la puerta. Cerca de ahí, en el número 11, su prima, Paquita la de Barrenka, hace subir la temperatura con sus 'waiters' encima de la barra animando al personal a no aburrirse ni un segundo. Confettis, bengalas, chupitos y «mucha complicidad» aseguran el ambiente en estos referentes de la hostelería LGBT-friendly.
Pero no se engañen. Si algo tiene Del Hoyo es su buena mano para mezclar a todo tipo de públicos que se desgañitan al ritmo de Lady Gaga, Ariana Grande y, por supuesto, Alaska. Ya lo dice el empresario, seas como seas, el Pepe es como la casa del pueblo para disfrutar de una noche de copas y baile con amigos. Lo mismo para completar una salida nocturna «o relajarse después de un día de trabajo».
Pero avisados quedan: los jueves (invitan a pintxos), viernes y sábado, que es cuando abren, tomen su tiempo para evitar las colas. Es el precio a pagar por tanto jolgorio.
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