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Vestidos de novia en Bizkaia (De Paz Quintana)
El nuevo atelier en Amorebieta de Maite, la diseñadora vizcaína del vestido de boda más viralInició su firma, De Paz Quintana, el año de la pandemia y su crecimiento le ha impulsado a abrir un espacio en Amorebieta. «Antes lo tenía todo en mi piso, pero ya no cabemos»
La luz entra a raudales en el nuevo 'atelier' de Maite Quintana de Paz. La diseñadora de vestidos de novia acaba de abrir las puertas de este nuevo espacio justo al final de la temporada de bodas, pero dispuesta a atender en él a todas esas clientas que buscan que convierta sus sugerencias en un traje ideal para el gran día. Una ceremonia que ya no consiste en la mayoría de los casos en pasar por el altar: solo una de cada diez parejas vascas celebra su enlace por la Iglesia.
«Necesitaba un lugar donde atenderlas como es debido», explica la joven. Sobre todo, porque cada vez son más. Se lanzó a la aventura con su marca, De Paz Quintana, hace tres años, justo con la explosión de la pandemia. Montó su cuartel general en su casa, una vivienda de tres habitaciones de las que dos pasaron a ser su espacio de trabajo. Pero ahora, con el nacimiento de la pequeña Malen en julio, era inviable mantenerlo así. «Buscaba un piso que decorar poco a poco y lo encontré», señala feliz.
Está también en Amorebieta, muy céntrico y muy fácil de encontrar. A lo largo de estos últimos meses, mientras ultimaba los vestidos de la temporada y avanzaba su embarazo, ha estado acondicionándolo con una amiga arquitecta y con mucho cariño. Las partes más públicas son el recibidor y el salón donde tienen lugar los encuentros con las novias. Su decoración es cálida, protagonizada por colores suaves, rafia y un estilo ligeramente 'art nouveau', pero con la sencillez como línea maestra.
Lugar de encuentros
«Lo primero que hago es hablar con ella y escucharlas«. Es un primer contacto muy importante que hay que hacer sin prisas -«Puede durar más de una hora»- y en el que las clientas, «que suelen estar acompañadas» necesitan, además de tiempo, sentirse cómodas, «como si estuvieran en su casa». En esa primera conversación, ellas desgranan lo que quieren. «Algunas dicen que no lo tienen claro, pero solo con saber qué no quieres es un buen punto de partida», destaca.
- Hemos cuidado cada detalle al máximo.
- ¿Y por qué es tan importante?
- Te voy a poner solo un ejemplo. He tenido una novia que vivía en Berlín y venía de allí a aquí, donde se juntaba con su madre, que residía en Galicia.
Por supuesto, en el 'atelier' no faltan los grandes espejos, tan necesarios en las pruebas. «Tampoco se necesitan muchas. Con cuatro, cinco...», advierte. Porque ella sabe que la novia siempre tiene muchas cosas que atender y no le hace falta más estrés. Y porque su trabajo es precisamente que todo encaje para el día final sin añadir preocupaciones. «Además, tengo un equipo de modistas excelente», se enorgullece.
Escuela Barroeta
En el espacio, también expone las imágenes de algunos de los bocetos que ha hecho estos años. Da gusto verla dibujar y cómo transforma las ideas en algo visual y tangible. «Me gusta mucho, la verdad. Estuve ocho años trabajando con Javier Barroeta y eso me ha dado mucha experiencia», se sincera. El vizcaíno es uno de los modistos más prestigiosos del país. Su fuerte es precisamente que los modelos sienten bien, que sean una segunda piel en la que sentirse tan cómoda como en la primera.
Frente a los bocetos, también cuelgan una serie de fotos de sus novias en el día D. Y entre ellas, destaca Silvia, cuyo traje se viralizó el otoño pasado para sorpresa de la diseñadora.
- ¿Eso se nota luego en los encargos?
- Sí, claro.
- ¿Le piden cosas a las que tiene que decir que no?
- ¿Sabes qué pasa? Que quien viene a mí también sabe lo que se va a encontrar, sabe cuál es mi estilo.
¿Y cuál es? Líneas sencillas, detalles especiales y los mejores tejidos. También el patronaje, que realiza en otra de las habitaciones del piso, el taller propiamente dicho y la parte menos pública. En él tiene un modelo listo para que la novia venga a recogerlo. «Está hecho con unas telas famliares con mucha historia», revela.
«No es lo mismo una boda de 100 invitados que de 300»
Entre las telas que están en el taller de De Paz Quitana hay mucho blanco, pero también color. Además de los vestidos de novia, también hace trajes a madrinas, a las que trata con la misma dedicación que a la contrayente. «Siempre hago muchas preguntas porque no es lo mismo un tipo de ceremonia que otra, ni 100 invitados que 300», asegura.
También radiografía a la persona para saber si puede o no defender la prenda. Y, por supuesto, asesora en el tema complementos. En su salón principal estos días destacan unos tocados de la artesana bilbaína Almudena Aguirre. «Hace unos trabajos increíbles», señala.