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Maider cierra su tienda de alfombras únicas del Casco Viejo con descuentos de hasta el 70%: «Necesito conciliar»
Esta emprendedora bajará definitivamente en agosto la persiana de su comercio de Tendería, 'Something Special', para pasar más tiempo con sus hijos después de que uno de ellos haya sido diagnosticado de cáncer. «El proyecto continúa, pero de otra forma. Mi prioridad son ellos», asegura
Maider Real cumplirá un año en agosto llenando de color y alegría el Casco Viejo. Esta emprendedora se trasladó el pasado verano al número 28 ... de la calle Tendería tras una década al frente de su comercio singular de alfombras bereberes en Bilbao La Vieja. En todo ese tiempo, consiguió que sus piezas únicas, confeccionadas a mano y en lana natural, acumulasen una legión de fans. «La gente venía a buscarnos, porque no había una tienda igual en Bilbao, pero la zona se ha ido deteriorando y sentía la necesidad de trasladarme a un local más céntrico y transitado». Se movió al Casco Viejo y abrió una tienda-museo cubierta de arriba a abajo de alfombras vistosas y originales, auténticas 'joyas' para quienes aprecian la artesanía. «Aquí se compra con el corazón», asegura esta comerciante, acostumbrada a viajar a Marruecos, donde vive su hermana, en busca de los modelos más bonitos.
Para esta nueva etapa, Maider diseñó un nuevo logo, anclado con luces de neón en la pared del fondo. Es un corazón imperfecto -como sus alfombras artesanales- que «no está cerrado ni acabado», pero que bombea cada día al ritmo de su pasión por su trabajo. «Estamos en un buen momento, diría que en el mejor. La nueva tienda va fenomenal y ya me estaba haciendo a ella, a la calle, al Casco Viejo. Pero a veces la vida te da un golpe y te cambia de dirección». En noviembre, tres meses después de abrir, sintió que su corazón se paraba de repente. «Uno de mis dos hijos enfermó de cáncer. La enfermedad tocó a lo que más quiero, al motor de mi vida. Afortunadamente, todo ha tenido un buen final, pero a veces la vida te dice que pares y que mires alrededor. Y yo la voy a hacer caso», reflexiona.
Maider lleva ya once años con su proyecto, 'Something Special', trabajando en horario comercial: mañana y tarde. «Vivo en Amorebieta y hago cuatro viajes diarios, me tiro dos horas en el tren. Salgo de casa a las nueve de la mañana y no regreso hasta las nueve de la noche», cuenta. En todo este tiempo, ha tenido que hacer malabares para conciliar su trabajo con la crianza de sus hijos. «Me quedé embarazada al de tres meses de abrir la primera tienda y tuve dos niños en once meses. Me di prisa y es lo mejor que he hecho en mi vida, pero siempre me ha resultado muy difícil conciliar», reconoce.
Después de meditarlo mucho, ha decidido cerrar su tienda, que bajará definitivamente la persiana el próximo mes de agosto. «Me da una pena terrible, he llorado lo habido y por haber, pero ahora estoy feliz, relajada e ilusionada por todo lo nuevo que está por venir», asegura. Maider compartió su decisión la semana pasada con los más de 9.000 seguidores que tiene en Instagram, muchos de ellos amigos además de clientes. «Han sido años maravillosos en los que he disfrutado, he llorado, me he equivocado y también he acertado. He conocido a gente buenísima, a la que estoy inmensamente agradecida. Estoy orgullosísima de mis clientes y, sobre todo, de quienes me habéis sido fieles hasta el último metro cuadrado de vuestra casa», les dedicó esta emprendedora, que solía llevar sus alfombras a cuestas hasta los domicilios de sus clientes para que pudiesen probarlas antes de comprarlas.
El proyecto continúa
Para agradecerles su cariño desde que empezó y hacer espacio para todo lo nuevo que está por venir, Maider liquida su stock y ofrece descuentos de hasta el 70%. «La alfombras están volando, está viniendo muchísima gente, pero lo mejor son todos los mensajes tan bonitos que estoy recibiendo». Se marcha feliz y orgullosa, porque va a seguir vendiendo alfombras, pero en menores cantidades, con un horario más flexible y en un espacio que le permita estar más cerca de sus hijos.
Después de haberse dejado la piel por su negocio, siente que ha llegado el momento de cuidar otros aspectos de su vida y volver a arrancar de otra manera. «Estoy convencida de que este nuevo camino va a ser tan bueno y bonito como el recorrido hasta ahora. Estoy muerta de miedo, pero segura, porque voy a poner todas mis ganas y porque tengo el corazón a rebosar», dice emocionada. Y descalza, porque Maider siempre trabaja descalza. «Me gusta pisar las alfombras y sentirlas, la mayoría son antiguas. Las tejen las mujeres bereberes en la cordillera montañosa del Atlas. Tradicionalmente, las hacían para su propia casa, para su familia, por eso desprenden tanto amor. En muchos casos, son el único elemento decorativo de su casa. Duermen y comen sobre ellas, sirven de refugio, de punto de encuentro...», cuenta.
El neón de su tienda con el corazón incompleto, que descansa sobre una fotografía de ella caminando por el desierto del Sáhara, se apagará el próximo 31 de agosto. Pero seguirá latiendo, en otra dirección, sostenido por cuatro manos pequeñitas. «Mis hijos son ahora y quiero estar con ellos. Me siento feliz y tranquila, porque el negocio funciona. Solo lo voy a transformar para poder atender lo más importante de mi vida».
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