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Leire y Haritz, la pareja de Leioa que crea los cuadros para las casas más elegantes de Bizkaia
Bajo su firma, DOK Atelier, dan forma a obras abstractas que se han convertido en las favoritas de muchos interioristas vizcaínos
La casa de Leire Zabala y Haritz Oyaga, en Leioa, no es solo el hogar donde conviven con sus tres hijos. Es también el espacio ... donde desarrollan su trabajo como artistas, en paralelo a sus respectivas profesiones: ella en un estudio de arquitectura y él en el ámbito del diseño web. «Al tener niños, muchas veces estás con la pintura y el Cola Cao, o cocinando algo a la vez. Aunque tenemos muchos frentes abiertos, puesto que una familia requiere mucha organización, hemos aprendido a optimizar y a organizarnos bien, y la verdad es que hemos conseguido que todo tenga cierta armonía», cuenta Leire con una sonrisa.
Tras licenciarse en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco en 2003, ambos emprendieron caminos relacionados con el mundo del diseño, hasta que en 2019 decidieron dar forma a su proyecto común: DOK Atelier. Su vínculo con el arte siempre había estado presente, y crear algo propio fue una respuesta natural a una inquietud que nunca les abandonó, aunque el ritmo de la vida diaria no se lo había permitido antes. Su trabajo, de marcado carácter abstracto, comenzó con el 'collage', técnica que les permitió experimentar con la composición y el equilibrio visual. Con el tiempo, su obra se ha expandido a papel, lienzo y pintura. Mantiene siempre una construcción cuidada, donde destacan las modulaciones espaciales, los contornos definidos y una paleta cromática cuidadosamente estudiada.
«Al principio hacíamos cuadros para nosotros, y luego nos empezaron a pedir los amigos», recuerda Leire. La motivación artística fue la chispa inicial de DOK Atelier, pero también influyó la necesidad de llenar un vacío que ella percibía mientras trabajaba en proyectos de interiorismo en el estudio de arquitectura donde ejerce. El punto de inflexión llegó al finalizar una vivienda unifamiliar en Barrika, que necesitaba dos cuadros de gran formato para vestir sus paredes. Leire y Haritz asumieron el encargo y, a partir de esa experiencia, comprendieron que existía una oportunidad. «Nos dimos cuenta de que faltaban opciones para cubrir ese tipo de necesidades. Muchos propietarios acudían a galerías de arte para encontrar cuadros, láminas o pósteres con los que decorar sus casas, y nosotros pensamos que podíamos ofrecer algo más accesible y, además, totalmente alineado con la decoración y las paletas de colores de cada espacio», explica Leire.
Trabajo en equipo
Esa combinación entre arte, diseño y personalización se ha convertido en el sello distintivo de DOK Atelier. Además de crear colecciones propias, el estudio realiza encargos a medida, adaptándose a las particularidades de cada proyecto. «Hacemos un estudio profundo, considerando el formato del cuadro, la paleta de colores y todo lo que nos inspira el propio espacio en el que va a ubicarse», detalla Haritz. La colaboración con arquitectos, interioristas y clientes es constante y fluida. «Siempre se genera muy buen rollo entre todos. Es un trabajo en equipo que funciona muy bien y nos ayuda a encontrar el cuadro perfecto para cada ambiente. Al final, planteamos dos o tres opciones al cliente, que es quien tiene la última palabra», añade Leire.
Desde aquella primera experiencia en Barrika, el flujo de proyectos ha sido constante. Han realizado colaboraciones para un caserío con Hilatura Estudio, una vivienda en Bilbao con Babel Studio, y sendas casas con Polo Estudio y N Studio. Entre proyecto y proyecto, Leire y Haritz se inspiran en lo que ven en ferias, en sus lecturas y, de fondo, siempre está la influencia de las vanguardias vascas. «Chillida, Oteiza, Néstor Basterretxea… Aunque no lo hagamos queriendo, conectamos con ese arte, porque también lo hemos mamado desde pequeños. En nuestra familia siempre ha habido mucha sensibilidad hacia distintas disciplinas artísticas», reconoce Leire.
Además, sienten que su trabajo en DOK Atelier, al no ser su actividad principal, no está tan condicionado por lo comercial y se guían más por la inspiración y la intuición. «Lo mejor es nuestra complicidad: trabajar juntos nos da mucha agilidad, todo es más colaborativo y nos reforzamos mutuamente para desarrollar unas ideas u otras. Además, nuestros peques también opinan, así que formamos el equipo perfecto», concluye Leire entre risas.
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