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El perfumista Jordi Fernández. r. c.
Así es Jordi Fernández, uno de los mejores perfumistas del mundo

Así es Jordi Fernández, uno de los mejores perfumistas del mundo

El 'nariz' Jordi Fernández ocupa un sillón en la Academia del Perfume, a la par que crea fragancias con notas orientales

gloria salgado

Madrid

Sábado, 12 de diciembre 2020, 22:32

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Jordi Fernández ocupa el sillón pachuli de la Academia del Perfume. Como buen académico, su deber es «dar a conocer los aspectos culturales y educativos relacionados con la creación artística de las fragancias fomentando su reconocimiento en el ámbito social, cultural y artístico», explica a este periódico el talentoso perfumista. Decidió salirse del camino tradicional del aprendizaje de aromas y desarrolló sus propias habilidades, inspirándose en la belleza de los paisajes españoles para crear experiencias sensoriales únicas basadas en el bienestar y en la felicidad.

Amante confeso de las notas orientales y las materias primas más voluptuosas, siempre ha sido una persona muy curiosa. Le encanta descubrir nuevos lugares y materiales, algo que desarrolló cuando, al principio de su carrera, tuvo la oportunidad de hacer prácticas en un laboratorio de fragancias y pudo conocer a un perfumista que le explicó «el apasionante proceso de crear una fragancia». «Esa experiencia abrió en mi mente un mundo completamente nuevo lleno de exploraciones infinitas. Inmediatamente me volví adicto a ella». Aunque, aclara, el «olfato se entrena pero quien realmente formula es la mente. La nariz es la herramienta que utilizamos». La creatividad es una cualidad indispensable en su trabajo, al igual que «tener mucha resiliencia».

Una labor que para él es mucho más que un oficio. «Es un arte universal. Consiste en conectar con las emociones de las personas que utilizan tu perfume», y tiene claro que el mayor desafío en su profesión es crear un olor que todavía no existe y que sea completamente nuevo. Mientras ese momento llega, puede cobijarse en sus olores favoritos, como «la brisa del mar Mediterráneo, los bosques de pino y plantas aromáticas de la montaña o simplemente el aroma tan influyente del café. También me gustan mucho las notas de madera como el sándalo y florales como el jazmín o la flor de naranjo». ¿El que menos le motiva? «Todos los olores pueden ser interesantes si están bien proporcionados», asegura Fernández, un apasionado de los viajes. Cuenta que aprendió mucho de la perfumería de Oriente Medio, donde «los perfumes se consideran unisex y la gente usa lo que le gusta sin ningún estereotipo». Pero, ¿qué perfume puede ser el favorito de un 'nariz'? No tiene uno. Tiene muchos. «Antes de convertirme en perfumista usé Fahrenheit, de Dior, Declaration, de Cartier, Esencia de Loewe, Acqua di Gio, Boss Bottle, L'eau Dissey Pour Homme... También me encantan los perfumes clásicos como Clinique Aromatics Elixir o Narciso Rodriguez».

Mediterráneo

Todos ellos se han convertido en clásicos al tener «una firma olfativa con mucha personalidad y diferente al resto, además de tener mucha potencia y persistencia». Aunque, aclara, que suele usar sus propias fragancias. «Sobre mis perfumes destacaría BO-BO de Carner. Una fragancia muy fresca, llena de felicidad y muy mediterránea».

Los expertos del sector dicen de Fernández que ha sabido democratizar el mundo del perfume, algo que le une a la gran 'Coco' Chanel, de la que cuenta que, en 1921, experimentó el modelo de democratización más exitoso para los diseñadores de moda: vender perfumes bajo su propia marca, nombre y universo creativo. Por lo que poco a poco, los perfumistas del XIX, que eran los únicos que vendían perfumes, desaparecieron por esta difícil competencia.

«¡A principios del siglo XXI solo habían sobrevivido Guerlain y Roger & Gallet! Pero, entonces –explica–, surgió el deseo de los consumidores de volver a centrarse en el aroma en sí, y no en los códigos visuales como la botella, la sonrisa del embajador o la narración de la publicidad, y se crearon marcas nicho, o marcas antiguas del siglo XIX revivieron, para dar respuesta a esta nueva demanda».

Precisamente en las marcas nicho podemos englobar el trabajo de Fernández, que tiene carta blanca como 'nariz' en una firma como la francesa Ex Nihilo. Su última creación es Gold Inmortals –a la venta en España en Isolée–, con la que se rebela contra las esencias de lujo estereotipadas embotellando un elixir de tradición oriental con un atrevido toque de Alta Costura. Un deleite para los sentidos.

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