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Melania Trump y su look en la investidura
El glamour con sombrero de Melania Trump en la investiduraDel azul celeste al azul oscuro. Melania Trump ha elegido un estilismo marcado por una gran sobriedad y con sombrero incluido para inaugurar la segunda legislatura de su esposo, Donald Trump. Impecable, como acostumbra la eslovena, ha escogido un abrigo azul oscuro con doble botonadura firmado por Adam Lippes que ha combinado con una falda a juego y una blusa blanca que se dejaba entrever por el cuello. La primera dama ha completado su estilismo con unos guantes negros de cuero y un sombrero de ala ancha, con un ribete blanco y del mismo tono que el conjunto, de Eric Javitz.
Melania ha llegado a la iglesia de St. Johns con el rictus muy serio, caminando por detrás del presidente y subida a unos salones de tacón de aguja en ante azul, que llevaba sin medias pese a la ola de frío polar que azota Washington. El sombrero le cubría prácticamente medio rostro imposibilitando poder ver cualquier expresión en su mirada. Además, en su último encuentro con los Biden, ha tenido que colocárselo y agarrarlo varias veces para evitar que se moviera o saliese volando por el fuerte viento.
El color elegido, que combina con el traje oscuro que luce Donald Trump, contrasta con el que escogió para la primera investidura de su marido. Melania llegó en 2016 a la Casa Blanca con un vestido azul bebé de cachemira firmado por Ralph Lauren, uno de los pocos diseñadores estadounidenses de su armario. Un estilismo inspirado en Jackie Kennedy que lució con abrigo torero, bolso, guantes y zapatos a conjunto, como se hacía en aquella época. Cuatro años después, para abandonar la residencia presidencial, también optó por un estilismo impecable en riguroso negro emulando de nuevo a la primera dama mejor vestida de la historia. Llevó un vestido de Dolce & Gabbana y una chaqueta corta de Chanel -firma favorita de Jackie Kennedy-, que combinó con unos tacones de Louboutin y un bolso Birkin de Hermès, valorado en más de 60.000 euros.
Aunque durante el primer mandato de su marido vistió sobre todo marcas europeas -Dolce & Gabbana y Alexander McQueen eran dos de sus favoritas-, este cambio de rumbo estilístico podría implicar su compromiso con la moda estadounidense. En esta nueva etapa, Melania se ha decantado por un diseñador independiente y mucho menos conocido que Ralph Lauren. Adam Lippes, neoyorquino de 52 años, creó su firma homónima hace poco más de una década y ya vistió a la exmodelo durante el anterior mandato de su esposo. En un comunicado, la casa de costura ha declarado su orgullo por poder «mostrar al mundo el trabajo de algunos de los más exquisitos artesanos de América».
Melania ha vuelto a ceñirse en la jornada de investidura a esa norma no escrita, prácticamente una tradición, que sus antecesoras en el cargo también cumplieron con riguroso empeño: elegir a un diseñador americano. Jill Biden, por ejemplo, escogió a la joven creadora Alexandra O'Neill en 2021. Michelle Obama eligió a la cubana Isabel Toledo en 2009. Barbara Bush confió en el canadiense Arnold Scaasi en 1989. Y Nancy Reagan apostó por el estadounidense James Galanos en 1981.
En su anterior etapa como primera dama, Trump no recibió una cálida acogida por parte de la industria de la moda del país. Varios diseñadores se negaron a vestirla como protesta por el ideario político del magnate. La modista Sophie Thallet, que colaboró estrechamente con Michelle Obama, aseguró que su ropa es «incompatible con los mensajes racistas y sexistas». Y también Tom Ford se subió al carro del boicot. «Ella no es mi tipo. Además, mis prendas son demasiado caras para alguien en el mundo de la política, que debe sentirse cercano a la gente», defendió.
A diferencia de sus antecesoras y de otras primeras damas, Melania Trump ha ocupado más titulares por sus polémicas que por sus acciones. Sus sonrisas forzadas, su cara de pocos amigos o sus cuestionados gestos, como cuando retiraba su mano de la de su marido en público, son algunos de los motivos de las críticas de la prensa, aunque sin duda son los desacertados looks elegidos para algunos actos los que más han llamado la atención. Desde lucir un abrigo de 46.000 euros en un viaje a Italia a subirse a unos tacones para acudir a la zona afectada por el huracán Harvey, pasando por el desafortunado mensaje impreso en su chaqueta de Zara -«La verdad es que no me importa, ¿a ti?»- el día que visitó un albergue de niños inmigrantes, algunos de ellos separados de sus padres por la política de tolerancia cero de Donald Trump.
Justo un año después del asalto al Capitolio, en enero de 2022, Melania Trump vendió su fondo de armario de primera dama en una subasta NFT. Bajo el nombre 'Colección Jefe de Estado' y con un precio de salida de 250.000 euros, ofreció el sombrero que lució en un encuentro con los Macron en 2018 y un retrato acuarelado. La iniciativa fue sorprendente, porque nunca antes una primera dama había intentado sacar beneficios económicos de sus estilismos. Sus antecesoras cedieron sus looks más icónicos al Smithsonian, el museo nacional de historia americana que custodia más de tres millones de objetos. Allí están expuestos al público los vestidos inaugurales de Jackie Kennedy, Pat Nixon, Betty Ford, Rosalyn Carter, Nancy Reagan y Michelle Obama.
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