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La artista bilbaína Gabriela Sagarminaga posa con las criaturas marinas que ha creado para la tienda de Hermès en Barcelona. Iker Basterretxea

Gabriela Sagarminaga, la artista bilbaína que crea criaturas marinas gigantes para los escaparates de Hermès

Desde su taller en Sondika, esta artesana transforma fibras naturales en instalaciones únicas que han conquistado hoteles y escaparates internacionales

Silvia Andrés

Viernes, 17 de octubre 2025

En la casa de su infancia en Bilbao, Gabriela Sagarminaga creció rodeada de telas, pinceles y materiales que contaban historias. Su abuela, peletera y amante ... de los tejidos, y su madre, pintora, le transmitieron una sensibilidad temprana hacia la materia y el trabajo manual. Aquel contacto cotidiano con el color, la textura y la forma fue, sin saberlo, el germen de lo que más tarde daría lugar a Sagarminaga Atelier, su taller de artesanía contemporánea ubicado en Sondika, donde diseña y produce cada pieza a mano a partir de fibras vegetales y cordajes naturales. «No era una niña prodigio, pero sí me impregnaron una sensibilidad y una manera diferente de ver el mundo», recuerda. Lo que no imaginaba es que aquella niña inquieta acabaría creando piezas para marcas de lujo y hoteles de todo el mundo, sus principales clientes.

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A sus 38 años, Gabriela repasa su camino hasta aquí todavía con cierta sorpresa. Formada en diseño de moda en el IED de Madrid y en Central Saint Martins de Londres, comenzó trabajando con marcas como Custo Barcelona y Flaqué Internacional. Pero después de varios años a un ritmo frenético, decidió dar un giro: «Quería encontrar mi propio lenguaje, explorar mis referencias y crear mis propios modelos», explica. Esa búsqueda la llevó a América Latina, donde emprendió Da un Giro, un proyecto personal que la llevó a recorrer seis países para conocer comunidades y empresas comprometidas con el bien común. «Fue un viaje de aprendizaje humano y cultural. Entrevisté a personas que me aportaron muchísimo», recuerda. De aquel periplo nació su interés por la innovación social y los procesos de creación colectiva, que profundizó después en Medellín en el laboratorio Inspiralab.

De vuelta en Bilbao, Gabriela inició una nueva investigación: el vínculo entre las técnicas artesanales y el territorio. Pero pronto se mudó de nuevo, al ser seleccionada para una residencia en Medialab Prado en Madrid, que marcaría un antes y un después en su trayectoria. Allí, casi por casualidad, descubrió el esparto: «Me enteré de que las instalaciones del centro estaban sobre un antiguo espartizal. Fue como una señal», cuenta entre risas. Con la ayuda de un artesano jubilado, aprendió las técnicas tradicionales y comprendió el valor cultural y simbólico de esta fibra vegetal en la historia española. Aquella investigación se convirtió en la semilla de su trabajo posterior: crear piezas «que contaran su propia historia y no solo fueran objetos decorativos», recuerda.

Así, en 2017, Gabriela puso en marcha su propio proyecto: Sagarminaga Atelier, un taller donde tradición y diseño se entrelazan. Junto a su equipo -actualmente de cuatro personas- diseña y produce piezas únicas con fibras naturales como esparto, lino o mimbre. «Cada proyecto tiene sus propias necesidades, así que también hemos trabajado con porcelana, seda o cuero, que descomponemos hasta convertir en fibra. Nuestro propósito es preservar las técnicas manuales ancestrales y reinterpretarlas desde una mirada contemporánea», detalla. El resultado son objetos escultóricos, instalaciones y proyectos que combinan artesanía y arte, sostenibilidad y emoción.

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Las criaturas marinas que ha instalado en la tienda de Hermès en Barcelona. Iker Basterretxea

Hoteles, restaurantes, tiendas...

Su propuesta original no ha pasado desapercibida para marcas de lujo y establecimientos hosteleros. De hecho, su primer gran proyecto llegó en plena pandemia, cuando la llamó el Hotel Hilton de Madrid. A partir de ahí, no han parado: «Hemos trabajado para hoteles en Biarritz, Mallorca o Cádiz, y también para restaurantes y bodegas. Entre nuestras colaboraciones más destacadas está Hermès, donde fui invitada a intervenir la tienda insignia de la firma en Barcelona con una instalación titulada 'Tracing the Sea'. Queríamos que el visitante se sintiera inmerso en un universo submarino, donde las fibras vegetales se comportaran como organismos vivos», explica Gabriela. En los escaparates, especies marinas tejidas en esparto y metal se entrelazaban con el cuero y la seda icónicos de la maison francesa.

Entrada de la tienda Hermès de Barcelona, con los escaparates transformados por Sagarminaga Atelier. Javier Dardo

Otro de sus trabajos recientes es una pieza creada para Memo Paris en la boutique de Rue Cambon, donde explora la forma del Árbol del Viajero a través de fibras naturales trenzadas, reforzando la conexión entre naturaleza, viaje y belleza artesanal. «Trabajar con grandes marcas nos ha dado más libertad creativa. Participamos continuamente en ferias internacionales en Milán, Copenhague o Nueva York, y que se fijen en nuestro trabajo y luego te llamen es muy satisfactorio. A veces, en el día a día, ni te das cuenta de todo lo que has logrado; es como si no fueras consciente. Yo solo he tratado de hacer lo que me gusta y apostar al cien por cien por ello», confiesa.

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