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El CrossFit no tiene talla: la reivindicación de Itxaso con sus conjuntos para todos los cuerpos
Los diseños que crea esta vasca de 37 años bajo su firma de ropa deportiva, NaturalKiller, aúnan durabilidad, originalidad y comodidad. Sus mallas y tops se adaptan a cada tipo de mujer
La ropa deportiva vive su época dorada. La pandemia ha dado lugar a códigos novedosos e insólitos. Ahora que la recién descubierta comodidad se ha apoderado de nuestro criterio estilístico, los 'leggings' y sujetadores se han convertido en los básicos de nuestro armario sustituyendo a otras prendas más formales que antes protagonizaban nuestros looks diarios. Por eso, los conjuntos deportivos, que ya no solo quedan relegados al gimnasio, son más bonitos que nunca. Atrás quedó el tiempo en el que las marcas ofrecían diseños que se regían por el mismo patrón: repetitivos modelos en negro o rosa fosforito. «Cuando era adolescente íbamos todas con el mismo uniforme puesto y eso me daba mucha rabia», recuerda Itxaso Segues Guridi. La dificultad de esta ingeniera vasca de 37 años y amante del CrossFit para encontrar ropa deportiva de calidad que se adaptara a su cuerpo la llevó a fundar hace más de un lustro su propia firma, NaturalKiller. «Cuando me compraba un modelo nuevo, a la larga le sacaba fallos. Empezaba a transparentarse y los pantalones cortos se me subían», cuenta. Sus originales diseños aúnan durabilidad, originalidad y comodidad.
Su proyecto representa sus dos grandes pasiones: el deporte y la lectura. «Me gustan los libros que tienen a una mujer como protagonista y están ambientados en los años 20 o en el periodo de entreguerras», precisa. De hecho, 'El tiempo entre costuras', la exitosa novela histórica de María Dueñas, la empujó hace siete años a comprarse su primera máquina de coser. «Es un oficio que siempre tuve presente en mi infancia porque mi abuela paterna, Consuelo, que era muy creativa, cosía mucho», recuerda. Tras adquirir los conocimientos básicos viendo tutoriales de Youtube, Itxaso comenzó a dar forma a sus primeras prendas. Decidió especializarse en la ropa deportiva tras la propuesta de una compañera de gimnasio: «Me preguntó: '¿por qué no haces ropa de deporte?'. En un principio, ni me lo planteé porque me parecía muy difícil por las costuras, el material...». Pero su curiosidad y ganas de aprender le llevaron a investigar y confeccionar sus primeros pantalones cortos.
Una nueva tabla de tallas para una «mujer real»
El éxito de aquellas mallas fue inmediato. «Mis compañeras de CrossFit me empezaron a pedir unas para ellas», recuerda orgullosa. De esta manera, esta emprendedora curiosa e inquieta comenzó a confeccionar sus propias prendas deportivas a medida. Basándose en sus 40 primeros encargos, Itxaso pudo extraer una nueva tabla de tallas «para una mujer real y no para una modelo que mide 1,80 y pesa 50 kilos». «La forma y el tallaje de mis diseños es una manera de reivindicar que todos los cuerpos son bonitos, independientemente de sus medidas», añade.
Esta emprendedora reserva las primeras horas del día a idear, coser y preparar pedidos. «Soy de despertarme pronto y con la mente fresca. Trabajo en la marca de cinco a siete de la mañana. Después, voy al gimnasio antes de ir a la oficina», cuenta. Le inspiran desde un desfile de Balenciaga o un tejido concreto hasta «unos leggings de hace mil años» o «los maravillosos colores del otoño». Plasma con el ordenador y sentada en el comedor de su casa sus originales conjuntos para practicar deporte. Los estampados alegres ya se han convertido en una de las señas de identidad de la firma: «Aportan a los modelos un toque especial. Hay algunos cañeros y otros más discretos para que los clientes puedan elegir entre varias opciones, ya que a algunas personas les encantan los colores y otras siempre van de negro». Después, crea el patrón, una de las claves del éxito de su ropa deportiva.
Tras elaborar un primer modelo con su máquina de coser, probarlo (ella y también algún conocido suyo) y crear el patrón definitivo, los diseños se elaboran de forma artesanal en varios talleres locales. Un proceso en el que el tejido adquiere especial importancia: «Utilizo tela de gramaje alto para que mis piezas ofrezcan una buena sujeción y no se transparenten». Además, trabaja con tiradas limitadas, ya que solo fabrica cinco o diez unidades de cada modelo. «Traigo telas muy seleccionadas para no repetir el tejido demasiado, me da pavor que cien personas lleven las mismas mallas», asegura. Procura lanzar al mercado una o dos colecciones al año con independencia de la estación en la que estemos y va añadiendo nuevos modelos en función de la demanda.
Su proyecto ha ido evolucionando con los años. La primera colección solo constaba de mallas cortas para mujer, pero más adelante incluyó sujetadores: «Me costó que recogieran bien el pecho. Creo que hice 12 prototipos hasta dar con el definitivo». Con el tiempo, también lanzó al mercado una línea de ropa deportiva para niños y hombres. En este último caso, sus diseños se diferencian por su tejido elástico. «Antes de sacarlos, los probó mi pareja y estaba encantado», añade.
Esta ropa deportiva 'made in' Euskadi está a la venta en la tienda online de la firma y en su cuenta de Instagram, convertido en un escaparate abierto 24 horas. Los mercadillos repartidos por nuestra comunidad autónoma, en los que Itxaso instala su puesto con sus diseños, brindan la única oportunidad de tocar y probar sus conjuntos antes de comprarlos. «En una tienda de Ermua también tengo algún modelo», añade. Las mujeres de entre 20 y 50 años son las principales compradoras de la marca. «Valoran mucho la comodidad. Que me digan que ni han notado que llevaban las mallas puestas para mí es un subidón», asegura Itxaso. De hecho, una mujer holandesa que visitó Bilbao 'fichó' uno de sus conjuntos en un gimnasio y se quedó prendada de la firma. «Contactó conmigo, quedé con ella para que se probara el modelo que había elegido y se lo llevó. Desde entonces, es una compradora fiel», celebra. El precio de los diseños va de los 30 euros del pantalón corto a los 60 de los 'leggings'.
Esta creadora planea ampliar los puntos físicos en los que sus clientes puedan adquirir sus diseños para seguir dando visibilidad a su firma y llegar a más personas. También desea seguir creando más modelos para vivir algún día exclusivamente de su firma. «Tendría que vender muchas mallas», reconoce entre risas. Además, concienciada con el planeta, en un futuro le gustaría confeccionar sus prendas con tejido reciclado. «Este material ha evolucionado mucho. Antes no había ni variedad ni calidad», indica esta emprendedora que sueña con convertir su firma en un referente nacional del sector y así poder reivindicar todavía más alto que el CrossFit y otros deportes no tienen talla.
