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Tania, la novia vizcaína que consiguió dos looks en su boda solo cambiando los accesorios
Unos manguitos de flecos, un recogido en una coleta con un gran lazo y un cambio de pendientes hicieron posible que Tania Giraldo, de 31 años, luciera un segundo estilismo sin variar el vestido
Tania Giraldo siempre imaginó cómo sería su boda. «Me gustaba la idea de vestirme de blanco y preparar una gran celebración tradicional», asegura. Un sueño ... que se hizo realidad el pasado 11 de junio, cuando esta duranguesa de 31 años dio el 'sí quiero' a Beñat, su pareja desde hace más de ochos años. Un emotivo enlace que se convirtió en una celebración de la vida, ya que Tania se ha recuperado de una enfermedad que sufrió unos meses después de traer al mundo a su hijo Izei, de cuatro años. «Cuando mejoré, me entraron todavía más ganas de casarme», asegura sonriente. En la esperada boda, que se celebró en el exclusivo caserío Abeletxe, situado en Zizurkil, un pequeño municipio de Gipuzkoa, Tania sorprendió con un segundo 'look bridal', en el que tan solo cambió pequeños detalles.
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Tania y Beñat se conocieron en las fiestas de San Fausto, Santo Patrón de Durango. Tras chatear por las redes sociales durante una semana, la pareja tuvo una primera cita en la que la química estuvo muy presente. «Él era un poco peculiar porque llevaba varios años soltero y se le notaba», recuerda entre risas. Pese a ello, el sentido del humor y optimismo de Beñat, entre otras cualidades, enamoraron a Tania. Beñat le pidió matrimonio durante la comida de Reyes después de cinco años de noviazgo. «Puso un vídeo que había preparado con nuestros mejores momentos juntos y me lo pidió. Después de todo lo que habíamos pasado juntos, te puedes imaginar la llorera de toda la familia que estaba presente», añade.
Para su gran día, Tania optó por un vestido de novia con corte de sirena y escote delantero pronunciado. «Ir a un atelier era mi última opción porque me hacía mucha ilusión probarme muchos diseños e ir eligiendo», reconoce. Tras irse de la tienda de Rosa Clará con las manos vacías, la vizcaína decidió enfundarse en un vestido de Pronovias que fichó el año pasado. «Era el último que me iba a probar antes de ponerme en manos de un modisto, pero afortunadamente lo encontré, era ese», asegura. Tania agregó al diseño, elaborado en crepé y en el que no había espacio para grandes estridencias, un lazo en el hombro izquierdo con el fin de aportarle mayor originalidad. Completó el look con un sofisticado tocado de Anita Ribbon y unos pendientes blancos y dorados de la firma vizcaína 'Halo', fundada por Zaloa Ferreiro y Nerea Aperribay.
A diferencia de muchas novias, que buscan conseguir el deseado efecto sorpresa con un segundo y hasta tercer vestido el día de su boda - así lo hizo la 'influencer' Marta Lozano-, Tania eligió no complicarse. Sorprendió a los invitados y al novio minutos antes de que comenzara la fiesta con un 'look bridal' diferente, en el que mantuvo el mismo vestido, pero le dio un aire distinto agregándole nuevos complementos. Lució para la ocasión unos manguitos de plumas dignos de los mismísimos años 20 ideados con dedicación por Maialen Illescas, el rostro visible detrás de Dossis Designs, la firma de moda que tiñe Durango de color y espíritu ochentero. «Aportaron al look el toque glamouroso perfecto para seguir la celebración por todo lo alto», asegura la diseñadora. Tania también cambió sus pendientes por otro largos, negros y dorados creados por la firma 'Halo'; se desprendió del lazo del hombro y se quitó el tocado para recoger su melena en una coleta alta. «Tengo la suerte de estar rodeada de gente currela que hace maravillas, así que no me lo pensé dos veces», indica.
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Tania se despertó el día de su boda en la casa de sus padres en Durango junto a su hijo Izei. «Beñat durmió en Tolosa, donde se alojaban parte de los invitados. Decidió estar con ellos desde el viernes para asegurarse de que todo estuviera a su gusto», explica. Después de que la novia, que es estilista en la peluquería Barebare de Durango, moldeara su propia melena con ondas al agua y peinara a su madre, se dirigió al espacio Abeletxe junto a su familia más cercana. Ahí, se puso en manos de Janire Zamarbide, la 'make up artist' que maquilló su rostro de forma natural.
La ceremonia civil, que se celebró en los jardines de aquel exclusivo espacio, tuvo lugar a las 13.30. Media hora después de lo previsto: «Cuando me estaba preparando me dijeron que 30 invitados alojados en Tolosa habían perdido el autobús. Tuvimos que esperarles... ¡Para matarles!», explica sonriente. Beñat entró a la ceremonia en una moto antigua que ha customizado a su gusto a lo largo de su vida. Tania, por su parte, cruzó el pasillo de la mano de su aita, Manuel, al ritmo de la canción 'Stand by Me', interpretada por Mel, el cantante que amenizó la especial jornada. Dos amigos de la pareja fueron los encargados de oficiar la emotiva ceremonia. «Mi enfermedad hizo que todos vivieran el enlace a flor de piel», cuenta.
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Con el 'sí quiero' de los novios, comenzó el cóctel, que tuvo lugar en los jardines del espacio Abeletxe. Instantes en los que Tania y Beñat quisieron sorprender a los invitados más especiales. «Al primo de Beñat le regalamos una txapela bordada. Además, yo le di mi ramo de flores preservadas a mi abuela. Hice que a todos los invitados se les saltaran las lágrimas. Que ella estuviera en mi boda significaba mucho», añade.
Tras un banquete, que tuvo lugar en un comedor decorado con gusto y dedicación por la pareja, y en el que se pudieron degustar platos tradicionales vascos, como una crema de carabineros con un ravioli de txangurro o chuleta con pimientos, comenzó la fiesta. La velada comenzó en el mismo restaurante del espacio Abeletxe, para trasladarse después al hotel Bire Bire hasta las tres de la mañana. De esta manera, Tania puso punto y final a un día mágico con el que siempre soñó y que superó sus expectativas con creces. «No lo voy a olvidar nunca», zanja.
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